Ver a la banda de Mark Ford es un verdadero lujo. Después de prácticamente tres horas de puro delirio y dos bises, se puso fin a este duelo de pistoleros que cumplió con creces las expectativas creadas.
El formado por The Steepwater Band y Marc Ford era uno de los tours más esperados del año y una fecha marcada en el calendario con mayúsculas por la mayoría de nosotros. Lo mismo debieron pensar los cientos de personas que abarrotaron La Fabrica de Chocolate, en un domingo asquerosamente gris y lluvioso, dando lugar a uno de los mayores llenos que un servidor recuerda en dicho club (hasta el punto de que se tuvieron que instalar unos micros al principio de la barra para recoger el sonido de los P.A., y llevarlo a unos monitores situados al final de la sala, para que la gente situada al fondo escuchase con nitidez).
Cuando llegamos a la sala, Jeff Massey ya estaba sacando filo a su Gibson Les Paul custom a golpe de Slide, perfectamente acompañado de Tod Bowers al bajo y Joe Winters en los parches, así que como pudimos, fuimos haciéndonos hueco hasta llegar prácticamente a la primera fila. Por lo visto tanto en este, como en anteriores tours, The Steepwater Band han tenido una evolución claramente palpable, desde que en 1998 empezaran como una cover band tocando en clubs de Chicago, claramente influenciados por el omnipresente blues de la ciudad de Alphonse Capone, fueron dejando paso a patrones más libres con la mirada en otro tipo de sonoridades (sin dejar de lado nunca su lado bluesy), también provenientes del sur de Estados Unidos como el Folk, el Country o las Jam Bands. Por lo que hoy en día hablar de Steepwater Band, es prácticamente imposible sin que nombres como Alman Brothers, Humble Pie o Dylan no nos vengan a la cabeza.
En esa tesitura fue en la que nos encontramos a estos tres jabatos, jugando con las canciones tal como un niño haría con un trozo de plastilina, el clásico esquema de estrofa-estribillo-estrofa….no tiene prácticamente sentido en ellos y como grandísimos músicos que son, llevaron sus composiciones a un nivel superior, llegando a verdaderos momentos de catarsis con sus inagotables jams.
Lo que también nos quedó bastante claro es que no se trata de un Power trío de corte más democrático como puede ser Mother Superior (en el que a pesar del digamos “liderazgo” de Jim Wilson, la aportación solista de cada uno es mayor), sino que la figura de Jeff Massey se agranda en directo, pero claramente con el beneplácito de Joe y Tod, ya que estos asumen perfectamente su rol de perfecto ensamblaje, sobre el cual uno de los mejores intérpretes de Slide Guitar de los últimos años junto a Dereck Trucks y Warren Heynes, pisa sobre seguro, y eso es importantísimo, porque las casas se empiezan por los cimientos, sino que se lo digan a Hendrix con Mitch Mitchel y Noel Reading. Después de casi hora y media de apabullarnos con temas extraídos sobre todo de su flamante “Grace and Melody” aunque también cayó algún tema de “Brother to the Snake” y “Dhamarkaya”, se retiraron a descansar unos minutos antes de volver a las tablas como banda de acompañamiento de nuestro otro protagonista de la noche.
Mentiría si no dijese lo emocionado y nervioso que me sentí al ver salir al escenario, a uno de mis ídolos a tan pocos metros de distancia y en mi memoria, no dejaba de aparecer su cara entrecortada en primer plano de la carpeta de “The Shouthern Harmony and musical Companion”. Marc Ford ha sido para mí, siempre uno de mis Cuervos favoritos de toda la historia de la banda de Atlanta, y su aportación en álbumes ya clásicos como el antes citado como en “Amorica” o “Three Snakes and one Charm”, es más que patente, y mientras las drogas y otras inquietudes personales no le arrancaron del seno de los hermanos Robinson, logró alcanzar con la banda las cotas más altas de su carrera.
A nivel estético me encantó verle de nuevo con el pelo largo y aspecto descuidado (fue muy entrañable verle salir a escena con el brazo en alto esgrimiendo el símbolo de la paz, y fumadon de tres pares de narices….). A nivel musical nos encontramos al guitarrista soberbio, elegante y humilde como pocos que él es. En esta ocasión Marc nos ofreció la cara más musculosa de su blues-rock optando más por los cortes pertenecientes a sus últimos trabajos “Weary and Wired” y “Neptune Blues Club”, dejando un poco su faceta mas folkie de “I’ts About Time”, aunque temazos como “Hell o Highwater” no cayeron en el olvido, como tampoco lo hizo con joyas como “Running man blues” o “Medicine Time”.
La posibilidad de ver a la Steepwater como banda de este hombre, es un verdadero lujo hoy en día, y encima del escenario se pudo ver con claridad, que su relación va mucho más allá de lo meramente profesional, y que de las sesiones de grabación de “Grace and Melody” surgió una buena amistad y un respeto mutuo, que se puso de manifiesto en muchos momentos en los que Ford dejó que Jeff Massey llevase el peso de la actuación pasando el a la guitarra rítmica. Así que después de prácticamente tres horas de puro delirio y dos bises, se puso fin a este duelo de pistoleros que cumplió con creces las expectativas creadas. Por suerte al finalizar el show todos los músicos se acercaron al puesto de merchandising para firmar, sacarse fotos y charlar unos minutos con la gente, por lo que todavía nos fuimos de allí con una sonrisa más grande en la boca. Ojalá les vaya así de bien en todas sus fechas europeas, para que se sigan animando a volver siempre que quieran, porque los esperamos con los brazos abiertos.
Fotos por: Jesús Figueirido
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