El Hip Hop tocado con instrumentos de esta banda americana se presentó en Barcelona a finales del pasado año. Un equipo de nuestra revista pudo disfrutar de su buen espectáculo.
La sala se presenta prácticamente vacía 90 minutos antes de comenzar el concierto. No hay grandes colas en la puerta y aún se pueden conseguir entradas en taquilla…Me extrañaría un poco, pero ya lo he vivido muchas veces. No importa lo bueno que sea lo que va a ocurrir, a veces la gente sencillamente no se da cuenta.
Tímidamente la sala se va llenando de humanos. Por Barcelona pululan cantidad de guiris y eso se nota bastante en este concierto: las excursiones de americanos y los estudiantes de intercambio constituyen una parte no despreciable del público, que a pocos minutos del comienzo ya casi llena la sala. La hora de recibir a los de Philadelphia se aproxima y el personal de seguridad ejerce sobre los fumadores una presión lindante con la represión …Dentro de poco no habrá mucho que puedan hacer.
Unos minutos pasan de las 22 horas y aquí no hay teloneros para calentarnos: dentro de poco saldrá a escena una de esas bandas que saben difuminar las fronteras entre géneros y que a través de la síntesis de diversas influencias previas favorecen el avance lento de la música popular hacía una posibilidad de expresión algo más libre.
Batería pequeña con gran baterista: ?estlove es la primera sensación que notamos en medio de la oscuridad, a los pocos segundos, el otro fundador, Blackthought comienza a rapear sobre las bases para irnos introduciendo en las dos horas largas de espectáculo… Explota entonces con la banda al completo la potencia de Here I Come, de su último álbum Game Theory , con la guitarra del Capitan Kirk exuberante y desaprensiva, dando fe de la riqueza estilística de la banda y anticipando la importancia de Kirk en el espectáculo, que pese a ser una de las últimas incorporaciones aporta una gran fuerza al colectivo. Los homenajes a las raices de su/nuestra música van a ser constantes a lo largo de todo el concierto y el primero va para Black Sabbath y su riff universal: Iron Man. Primera sorpresa.
Siguen desgranando temas del último álbum, destacando Long Time e In The Music, intensa y lírica la primera, claustrofóbica la otra. La banda se muestra cómplice consigo misma y con el público. No paran de reir. Don´t Feel Right es la siguiente en sonar y a mí ya me estan entrando ganas de botar con algún tema de su Things Falling Apart, aunque tendré que esperar un tiempo.
Comienza ahora lo que para unos pudo ser una de las bazas del concierto mientras que para otros fue un lastre: Se trata de las prolongadas improvisaciones: en ocasiones por parte de toda el grupo y en otras individualmente. Leo Hubbard y su fender son los primeros en exhibirse, en una sucesión de efectos cuyo sonido llegó a recordarme por momentos a Type 0 Negative. Los solos vienen aliñados con fragmentos de clásicos y así escuchamos unos segundos el Rapper´s Delight, antes de que ¿estlove y Knuckles se enzarcen en un dialogo de percusiones que a mí juicio resulto muy ameno y consiguió sumergir al público en un estado de cuasi-trance.
Y entonces, entre palmas dobladas, comienza una versión algo mutante del U got me que hace que la gente cante y las parejas se metan mano. Captain Kirk emula a Erikah Badu y no se le da nada, nada mal. El final drum n´ bass de la canción es sustituido por unos fantásticos solos por parte del guitarrista, que sirven para empalmar con Next movement: el tema de Things Fall Apart constituye uno de los puntos álgidos de la noche y supongo que muchos fans echaron de menos un repaso más exhaustivo de este álbum. Que cada uno juzgue.
Tras esto le toca lucirse a Kamal: el teclista exprime el piano rhodes hasta donde es posible y nos hace flotar un poco más. Las alusiones a clasicos siguen presentes y por ahí aparece Curtis Mayfield, así hasta Seed 2.0, otro momento de júbilo, con todos rendidos nada más comenzar a sonar sus primeros acordes. En este tema nuevamente Captain Kirk hace gala de su versatilidad vocal y emula a Codey Chesnut. Este es prácticamente el último tema completo que The Roots nos otorga en este concierto; a partir de ahora y en el tiempo que dura la recta final del concierto se suceden de forma fluida fragmentos de los heroes de nuestros heroes: Desde Led Zeppelin y su Inmigrant Song hasta Kayne West y Snoop Dogg. En ningún momento el ritmo decae y se percibe que la multitud disfruta hasta el momento en que los seis abandonan la sala tras firmar un montón de autógrafos, estrechar manos y regalar parches, baquetas, puas y demás.
En definitiva, un concierto de casí dos horas y medía, con la banda relajada, disfrutando y haciendo disfrutar. Quizás se echaron en falta muchos temas, pero no puede hablarse en ningún instante de otra cosa que no sea una gran celebración musical sin restricción alguna.
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