Experimentados músicos del grupo Puño Americano han dado vida a una nueva banda, que aprende de los grandes grupos del rock duro de los 70, con influencias que van de The Stooges a MC5, de New York Dolls a Kiss.
Hay una nueva banda de prófugos músicos en la ciudad costasoleña de Málaga, desde hace un tiempo van dejando un rastro, a pesar de tratar de evitarlo por todos los medios en su afán de huir del gobierno, de alcohol, desenfreno y mucho rock and roll. Si entre los 60 y 70 hubo bandas como The Stooges, MC5, New York Dolls o Kiss que sentaron las bases del shock rock, vienen estos alter egos de los Violentos de Kelly (Kelly’s Heroes) con el sargento Oddball y su tanque Sherman como una apisonadora sónica en primera línea de fuego a descargar todo su potencial y su “tank-rock” en nuestros tiernos oídos, otrora equivocadamente curtidos en mil lides del rock. Pero ese entrenamiento previo, no fue suficiente para poder soportar e inclusive asimilar el bombardeo tanto en el tocata, como en sus bolos en directo, como el que tuvo lugar no hace mucho en la rockera y singular Pizarra (Málaga) y su emblemática sala Alex’s. Y es que estos chicos, que provienen a su vez de una banda potente de rock and roll & rockabilly, como fue Puño Americano, desde que decidieron cambiar su rumbo a forajidos sin alma y sin contemplaciones, han ganado muchos más adeptos por aquello de que el malo de la película siempre cae mejor, como cantaron en su día Barón Rojo. Tiene ese punch que le otorga el eclecticismo de los sonidos más duros del underground e incluso oscuros del rock and roll de cualquier época, no sólo del proto punk, garage o rock clásico de los 50. De hecho, tras varias escuchas del disco y poder disfrutar de sus directos locos, es inevitable no percibir influencias de bandas tan cercanas en desmadres, puestas en escena brutales y rompedoras tanto en lo visual, transgresoramente hablando, como en lo estrictamente musical, Misfits, Meteors y como no Cramps, son sin duda fuentes de las que hemos bebido todos, y creo que sin equivocarme, este quinteto imposible, no sólo ha bebido, sino que como en su estupenda etílica canción “No Sé Bailar” se ha emborrachado hasta rozar el coma, para dar tumbos, giros imposibles y saltos en el trapecio del frat-rock y R&B. Curiosamente, el disco reseñado “We Are… The Oddballs”, abre con un tema irónicamente titulado “The Last Song”. En donde el temple del bajo y batería envuelto en las atmósferas del saxo, y la voz rota anticipan y resumen el espíritu del álbum a base de punk and roll rápido, sucio y contundente, sin que te dé tiempo ni a asimilar que ya te han captado para su causa. A continuación, lo que vendría a ser una fuga, pero en este caso con olor a cuerno quemado… Más bien muerto, viene otro gran tema “Dead deers”. Cuando la cosa va de bongos y sube la temperatura, se nos viene encima el rollo surf con “Bongos & Fireball”, eso sí con unos coros entre disolutos y terroríficos, que nadie querría toparse con sus autores en un solitario callejón oscuro. Con unos tipos tan violentamente aventureros no puede faltar el whiskey y las broncas que muchas veces conlleva las consecuencias de una noche húmeda y heridas de guerra como recuerdo para esta canción “Broken Teeth”. Volviendo al campo de batalla, se destapan con un combate entre tanques con “Sherman vs. Tiger” para dejarte listo y a corazón abierto. Y hablando de corazones, no pueden faltar corazones o lobos solitarios, para el caso que nos ocupa y bajando un poco las revoluciones del disco pero sin perder el Norte, hablamos de una estrella solitaria, “Lonely Star”, elegante y sugerente versión de Los Saicos. Con el tema que da título genérico al disco vuelve la depravación y es que en ninguno de los surcos del vinilo, clusters del disco duro o sectores del CD, han dejado por un momento el traje de faena o más bien, el uniforme de soldados casi de fortuna, de aquellos que van a dar lo mejor de sí mismos en donde les pagan, ya sea en especies o vil metal, sí aquí están The Oddballs y para quedarse mucho tiempo, “We Are The Oddballs”.
Hubo momento y lugar también para los covers, en directo, pudimos disfrutar de viejos temas de Cramps o Misfits y para el disco reservaron ese honor, eso sí, para llevarlo a su campo y particular estilo desenfadado, además del tema anteriormente reseñado, la canción de Los Chicos de título “We Sound Amazing But We Look Like Shit”. Con el tema “Slowly Killin’ Me” de introducción candenciosa a base de buen bajo con presencia como mandan los cánones del punk rock y escalonadamente yéndose añadiendo batería, voces y resto de instrumentos, hasta conjuntar y confluir en una ansiada muerte dulce. Y como lo bizarro estaba llamando a la puerta a cañonazos, no podía faltar un tema absurdo y cachondo al más puro estilo Ramones como “Nazi Zombies Ate My Baby”. El disco de nuevo envuelto en una turbia nube húmeda de alcohol y oprobio se cierra con el tema “Whiskey A Go Go” de manera fenomenal. Si os topáis con estos individuos camuflados de rockeros, sólo tenéis dos opciones: tratar de salir corriendo a tiempo, contando con la improbable suerte a vuestro favor, cual lotería del euromillón hubiera recaído sobre vosotros, porque lo más seguro que seáis cazados ipso facto, eso o uniros al fatídico comando y ser partícipes de sus hazañas belicosamente rockeras sobre los fatídicos escenarios y no olvidéis de comprarles el disco, si realmente queréis conseguir un salvoconducto para salvar el pellejo, queda dicho.
The Oddballs son: Mario, guitarra; José, bajo; Javi, batería; Juanillo, maracas y golliat; Dani, saxo, voz y tabla de lavar. El cover art tanto del CD como del vinilo corrió a cargo del magnífico ilustrador Cejota.
Videomontaje del primer single extraído del disco: “Last Song”.:
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