El concierto empezó con 10 minutos de retraso y sólo duró durante los 50 siguientes.
Tocaron todas las canciones de su único álbum Dressed to Kiss, y completaron su repertorio con versiones de diferentes grupos entre las que creí oír alguna de los ¿Sex Pistols?.
Su contundente manera de tocar causó el efecto esperado entre la gente que semi-llenaba la sala (cerca de 150 personas): Nada más empezar el concierto una parte del público ya estaba bailando a lo pogo y pegando botes, y la otra parte por lo menos parecía pasarlo muy bien.
A esto contribuyeron la divertida puesta en escena (pistola de juguete, motosierra,…) y las formas de la cantante, que incluso llegó a bajarse del escenario en una canción para ponerse a bailar con el público a lo pogo.
Ellos quieren vivir en Tromaville, su ídolo es Elvis y salen a tocar vestidos de horteras, con camisas de las que se pone tu abuelo cuando veranea en Benidorm.
Divertidos ellos y divertido el concierto.
Comentario realizado por Pototo.
Este artículo fue publicado originalmente en La Factoría del Ritmo Número 3 (sección: Conciertos).
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