Teatro Versus: El Viatge

Se han musicado poemas, y poetizado temas musicales, pero el reto de originalidad estriba cuando desde la fusión que puede y ha practicado el jazz, y desde la que se practica desde la poesía, se consigue un espectáculo mixto que rompe escepticismos. Un directo impagable.

De eso va “El viaje”. Espectáculo poético y musical, y viceversa, que se representó, a modo de concierto en directo, ayer domingo, 4 de junio, a partir de las 20:15h, en el VERSUS TEATRE, sala independiente de teatro barcelonesa.

Los protagonistas por la parte artística fueron Quim Lecina y Brownie Jazz Quintet. Se presentó “El Viaje”, poemario escrito en compañía de jazz por el crítico musical, periodista musical y poeta norteamericano David H. Rosenthal, que a su vez fue traductor de algunas piezas clásicas de la literatura universal.

Se sucedieron poemas, y temas musicales, acompañamientos y solos instrumentales, o temas de sonido enfebrecido. De todo un poco, más arreglos y una producción excelente para un directo en concierto y lectura de poemas sabrosa que se fue consolidando a medida que iban pasando versos y notas musicales.

Una reflexión que camina de alguien que va ir recordando, escribiendo, escuchando su música preferida y sobre la que habla, a medida que se muere, después al que le diagnosticaron un cáncer en julio de 1991. Lo cual le cambió la vida y las palabras en una carrera de sensaciones, ideas, vitalidad y dolor que retrataría con cinismo, ansiedad, memoria y cariño.

Cinco músicos y un bardo. Piano (Ramón Escale), trompeta (Nestor Munt), contrabajo (Marcel Casellas), batería (Michael Weiss), saxo y clarinete (Oriol Camprodón), y la lectura de poemas a cargo de Quim Lecina.

Los cinco instrumentos abren el espectáculo con sensualidad. Jazz. Notas veloces. Solo de trompeta con acompañamiento. Voracidad, alegría instrumental que encadena una fusión de sentimientos y los registros de cada instrumento domando el ritmo. Unidos saxo y trompeta en un desgarro en comunidad con las palabras. La música es terapia para el poeta que escribe en una primavera vital de la muerte reflejada en emociones. Piano y lectura convocan la enfermedad, recuerdos, piense el lector de este texto que estoy combinando las sensaciones de música y poesía según he contado al principio que se fueron desarrollando.

En la hª leída la ironía es álbum de recuerdo y desguace de idas y venidas. Sangre y cierta algarabía. Aquí la música es suave, dulce en tonalidad. El dolor hace subir el registro del clarinete que nos aparece por 1ª vez como estancia musical de sonido lento. El poeta cuenta sombras. Mujer, latido, cierto autorescate, el dolor, las intervenciones quirúrgicas, un hospital en España, crudeza y sepulcro.

El siguiente tema aporta una fusión de jazz con arreglos perfectos desde la batería y palmas. Correcto flamenco para el jazz. Texto y música son los mismo. Sonidos de órgano, pedales, poción setentera y una fusión más cercana. Las palabras son recogidas por las secciones de viento que ahora reman en territorios clásicos y entre una reflexión aguda que conduce al poeta a hablar de Clifford Brow. Lo cual se convierte en un homenaje de versos y armonías.

“Marga” es una mujer del gótico de Barcelona. Gitanos y calles se dan cita. El tema se torna dicharachero, sigue las explicaciones y elabora sensualidades en los intermedios instrumentales con un final intenso de la trompeta y un combinado de saltitos del lector enfrente del micro.

Vamos a saber del mar, puerto y “salsa”, ¿latinjazz?. Ahora la poesía, en un viraje del tiempo, está en Santo Domingo, humana alegría y estampas diversas, ciudades e ideas, mercadillos, olores, juerga, alcohol, desde la ironía y ser consumido por el dolor. Más que optimismo es resistencia, batalla y un saxo que nos traslada a su apartamento en Nueva York con nombre de mujer (Bet). Una joven del Sur, revolucionaria, hipy. Van a ir a escuchar a un dueto de pianistas de Detroit que son rememorados por el nuestro en directo en un poema que es reseña musical y descripción. Las teclas van alargando el tema, el sonido es profundo, volante al volante de un coche con el hermano de David, que también es pianista.

Los versos florecen entre discos y audiciones narradas, raíz negra. Miles Davis en la radio del “carro”. Nos engulle un intenso instrumental que es producción desnuda y esas elucubraciones del bueno de Miles bien niqueladas por Nestor Munt. El poeta llora, lágrimas de dolor, pareja y familia. Alburquerque fue otro viaje en claroscuro que la música adentra trepidante con distorsión. El dolor es hambre de angustias. La ansiedad es puntal, pero también la ironía no se descarta en las metáforas y en estos versos libres rimados en su prosa poética.

La distorsión sustantiva en palabras y música un rasgar instrumental que convierte los sonidos en pesadillas. Luego música y rapsoda masajean una calle, barrio de punks, chorizos, olores, emigración y bohemia. Allí no volverá, nos dice David. La batería lo asimila y se nos presenta a los músicos y a este concierto que celebra 10 años de una sala de teatro alternativo.

¡VA POR OTROS DIEZ MÁS!