En este cuarto año en que se celebra el festival Tanned Tin la línea estilística ha estado plenamente consolidada. Apostando por el pop independiente y olvidando, parece que de forma definitiva, la iniciativa más abierta y plural de su primera edición, en la cual también hubo jornadas específicas para el techno y el Hip Hop.
La selección de los artistas, en la que ha tenido un papel fundamental el sello Acuarela, se ha movido en todo momento en el eje del pop, bordeándolo por la parte del folk o del rock, con la única excepción de Programme (un grupo francés de techno). Además, dentro de ese ámbito pop, los sentimientos que han predominado con total hegemonía han sido la melancolía, el recogimiento, la tristeza
En definitiva, ha habido una selección de propuestas muy lineal. Una mayor variedad, aunque sea dentro de los límites de ese género, le daría mucho más colorido al festival y haría que la audiencia disfrutara más
el lugar donde se celebra el evento, un cómodo teatro, es ideal para escuchar la música con claridad y nitidez
pero también para dar cabezados a las 2 de la mañana con el tercer grupo que canta canciones tristes.
De lo que sí puede estar muy satisfecha toda la organización es en lo relativo a la cantidad de público asistente de los tres días que duró el festival, dos de ellos se agotaron las entradas. Además no todo era cantidad la gente que asistía se veía realmente interesada por la música y procedían de varios puntos de España que se habían desplazado ex profeso para el evento, participaba fluidamente en las mesas redondas previas a los conciertos y demostraba en todo momento un talante educado y respetuoso.
El primer día del festival fue el 7 de noviembre, jueves, abriéndose el evento con la actuación de Greg Weeks. Este artista es un cantautor folk estadounidense que se presentó en formato cuarteto, con una puesta en escena cercana al pop-rock Fue una de las actuaciones menos brillantes del festival, aunque tal vez le hizo bastante daño la sonorización, con un bajo sobresaturado en primer plano que mataba al conjunto.
El relevo fue para Damon & Naomi. Un dúo, directo heredero de Galaxie 500, que dejó claro que tienen unas voces preciosas, que saben hacer canciones tan sencillas como sensibles y agradables, y que además se bastan para llenar un escenario ellos solos sentados, pausados, cantando con el corazón. Sin más. Fantásticos.
El artista más esperado de esta primera noche era Nacho Vegas. El asturiano triunfó en los circuitos del pop independiente, con la crítica en cabeza, con su disco “Actos Inexplicables”. Gracias a esto tiene una fama que generó mucha expectación entre los asistentes y no defraudó en absoluto. Con un grupo más que solvente (batería, bajista, teclista, guitarra y violinista, además de él con otra guitarra y voz) interpretó temas de su primer disco y además otros de su reciente EP “Miedo al zumbido de los mosquitos”. Los puntos álgidos del concierto fueron las interpretaciones del tema “Que te vaya bien, Miss Carrusel” (pues la volvió a cantar en el bis, en una clave más relajada), pero todo la actuación estuvo llena de tensión y emoción. La única pega fueron los problemas del violinista con el amplificador (que no terminaba de funcionar bien). De todas formas esto no logró afear una buena actuación.
El viernes 8 se celebró la mesa redonda “¿Quiénes son los verdaderos piratas? Reflexiones sobre la SGAE, el intercambio de archivos y la industria independiente”, de la que lamentablemente no podemos informar pues por imprevistos de última hora no pudimos asistir.
Dos horas y media después daba comienzo el concierto de Mark Eitzel, que con su voz y guitarra deleitó al público asistente que no paraba de aplaudir, pese a que Mark rogaba que no lo hiciera. Sentado a pie de escenario y sin necesidad de amplificadores tocó temas de su último álbum “Music for Courage and Confidence”. No importan los errores, si Mark se equivoca, lo arregla diciendo “sorry, this is the hard part”, además, hay que saber equivocarse como lo hace él. Sin duda uno de los mejores espectáculos de este festival.
La segunda actuación fue la de Aroah, una cantante norteamericana asentada en España que tiene editados un EP, “Cuando termines con todo, habrá terminado contigo” y un LP, “No podemos ser amigos”, que han sido muy bien acogidos por la crítica.
Sobre el escenario se presentó con una banda de acompañamiento en la que había gran parte del personal de Nacho Vegas, incluido él mismo. Todo sonó bastante bien y Aroah mostró una bonita voz y canciones sensibles
aunque eso sí, le costó entonarse, pues se le notó nerviosa y no terminó de desenvolverse bien hasta la cuarta canción. Aún así, el balance de la actuación fue positivo.
Los siguientes en ofrecer su música fueron Camera Obscura, una numerosa banda de Glasgow que dio uno de los conciertos más variados del festival. Este grupo, que ha publicado su primer disco en el presente año (“The biggest and bluest Hi-Fi”) tiene una estética muy curiosa
con una elegancia que resulta kitchs. Sus canciones tocaron varios registros
una más animadas, otras más calmadas, protagonismo instrumental repartido entre los músicos, varias voces principales
y además resultaron ciertamente simpáticos. Muy bien.
Para finalizar la jornada la organización nos tenía reservada la actuación de Programme. Se trata de unos dignos herederos de Suicide, que suman muchos elementos en su música
techno, música industrial, Hip Hop, detalles click’n’cuts, rock
y que en aquella noche nos ofrecieron un espectáculo sorprendente, descaradamente ruidista (hubo gente que abandonó la sala y otros se fueron a la parte más alejada), donde el componente visual (juego de luces y movimientos sobre el escenario) tenía un papel fundamental. Casi todo estaba programado
tan solo la voz del cantante y los sonidos de la guitarra del otro componente (que en ocasiones tocaba y en otra solo soltaba ruidos o sonidos) eran en directo. Aún así, resultó una actuación interesante, ciertamente entretenida y que rompía con la línea del resto de grupos.
El sábado 8, el día grande del festival, se abrió con otra mesa redonda: “Festivales: ¿masivos o para minorías?”. A pesar de lo que se podía esperar por el título, que encierra una respuesta de perogrullo, la charla derivó en caminos interesantes especialmente destacable fue el ataque de varias personas del público asistente al festival de Benicassim, Ernesto González uno de sus organizadores se encontraba presente, en referencia al supuesto veto (negado por Ernesto y otra persona de la organización del FIB que estaba entre el público) hacía las publicaciones La Luna y Mondo Sonoro. Así como retazos varios que obligaron a defender su línea de trabajo a Julio Ruíz, presentador de “Disco Grande” en Radio 3.
Destacables también la postura equilibrada de los representantes de Rock De Lux, Xavier Cervante y Santi Carrillo, y las intervenciones de Abél Hernandez, del grupo Migala, que dieron picante al debate.
En cuanto al terreno musical, las actuaciones comenzaron con la de Bertrand Betsch, un cantautor parisino, con una música mezcla de la chanson francesa y pop en la que desnuda sus sentimientos y emociones más intensas. Un concierto con claro-oscuros (al parecer tenía problemas con la voz) en el que alternó canciones de corte más intimista, con canciones más movidas.
Y por fin lo más esperado de toda la noche, le tocaba el turno a Viva las Vegas y Chris Brokaw (exguitarrista de Come, uno de los mejores grupos de indie-rock americano), que primero salió en solitario armado con su guitarra mostrándonos su pericia a las seis cuerdas, alternando temas instrumentales y cantados. Después a él se unió Viva las Vegas, el grupo de Jose Luis Aguado y Frank Rudow (cantante y percusionista de Manta Ray respectivamente). Estuvo bien el concierto pero, sin duda alguna, me quedo con el concierto que su excompañera en Come, Thalía Zedek dio el año pasado en este mismo festival con miembros de Manta Ray y Nacho Vegas.
La siguiente actuación fue la de The Zephyrs. Este grupo escocés ha comenzado su gira por España en la sala del Modesto Tapia presentando las canciones de su álbum “When the sky comes down it comes down on your head”, uno de los discos internacionales del 2001 para RDL, así como los temas que formarán parte de su tercer trabajo, que el próximo año podremos escuchar. Un grupo muy numeroso con delicadas voces y música elaborada pero en este caso nos quedó la sensación de un concierto que pudo ser más.
A continuación L’Altra nos deparó una auténtica sorpresa, este grupo de Chicago con su mezcla de indie-pop-rock y post rock, con un cóctel formado por canciones reflexivas y atmosféricas, y otras más animadas a la vez que melancólicas, destacando sobre todo las armonías vocales de la vocalista-teclista, Lindsay Anderson, que llegó con su voz hasta el cielo, brilló realmente con luz propia.
Para finalizar la noche, Migala, como si estuviera el mismísimo Julio Cortázar recitando poesía, nos envolvió con su música proyectando repetidas secuencias de video perfectamente sincronizadas en un apasionante concierto. Este colectivo de no-músicos de número fluctuante y procedencia indeterminada fue sin duda uno de los mejores grupos del Tanned Tin.
El próximo año esperamos más y mejor podían traer algún grupo con más nombre (Tindersticks, Mercury Rev, Wilco, Lambchop, Beta Band, Yo la tengo…soñar es gratis) y diversificar un poco más los estilos. Pero en balance en conjunto es positivo.
También decir a Caja Cantabria que a ver si apoya más iniciativas relacionadas con estas músicas, y otras de carácter juvenil, que no tienen apenas oportunidades en Cantabria este festival no deja de ser una pequeña isla en un inmenso océano.
[ También puedes leer el previo que publicamos sobre el festival. Fue publicado el 17/10/2002 ]
Reportaje: F-MHop, Jimmycat y Mnch.
Fotos: Mnch.
Este artículo fue publicado originalmente en La Factoría del Ritmo Número 14 (sección: Reportajes).
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