Mayoría de edad. Han regresado, con formación renovada, para demostrar la vigencia de su propuesta. En esta actuación demostraron que los años les han hecho madurar y público volvió a disfrutar de su música.
18 años tiene Sober… mayoría de edad. Y como adultos afrontan ya la gira de presentación de su último disco “Superbia”. Después de actuar en Murcia y Granada le tocó el turno a Madrid, en la sala Joy Eslava, y cómo no, fuimos para comprobar cómo les sienta la edad y el paso del tiempo al grupo madrileño.
De hecho, al comprobar su edad, me puse un poco nostálgico y antes de ir me puse a repasar los discos, e incluso la maqueta “Mirror´s way”, y observar así la evolución que han tenido. También le dediqué tiempo a la entrevista que mi compañero Félix Vera les hizo allá por el año 98 cuando, por fin, pudo ver la luz lo que fue su primer disco “Torcidos”, por aquel entonces se denominaban Sober Stoned.
La edad a todos nos cambia, pero la personalidad es una cosa que siempre está ahí, se modifica levemente, pequeñas pinceladas, arrugas que salen tras las circunstancias de cada uno, pero al final, “uno es como es”, y eso no varía. Y esa personalidad es la fuerza que han tenido y tienen sobre el escenario; han cambiado la producción en los discos y sobre las tablas, hablan y tienen más relación con el público, desgraciadamente la formación tuvo que modificarse, los guitarristas han adelgazado… Pero el sonido, la garra y la contundencia, no ha virado desde su nacimiento.
El concierto dió comienzo, al igual que el disco, con el coro de voces cantando superbia, arrancando las guitarras y el público al unísono en una simbiosis de sentimientos. Desde ahí hasta el final, el rock fluyó por todos los rincones de la sala, acostumbrada, en otros horarios, a otro tipo de música. Carlos introduce la canciones con frases ingeniosas y sus admiradores le dan las gracias con silbidos y coreándoles los estribillos. Entrelazan los temas nuevos con los antiguos, cual araña tejiendo su red, para conseguir que no disminuya ni un ápice el clímax conseguido. Incluso en el momento de mayor relax, cuando solo, Carlos Escobedo, con una guitarra acústica, rasga las notas de “Náufrago”, logran mantener al público en ese halo de pasión.
La sala se quedó pequeña para la cantidad de gente que había pues, por las condiciones del local, muchos sitios en el perímetro, o no se escucha bien o no se ve bien, o ambas cosas, lo que hace o que no disfrutes o que tengas que luchar por conseguir una mejor posición, lo cual, al intentarlo provoca disputas y malos rollos. Quizás en próximas ocasiones debieran reducir un poco el aforo.
Pero nada pudo deslucir la presentación del disco en Madrid, un éxito, como las ventas del CD, como la gira en general, y como está siendo el regreso de esta banda que se ha ubicado en lo más alto del panorama musical, adaptándose y asumiéndolo como gente madura, como adultos que ya son.
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Este artículo fue publicado originalmente en La Factoría del Ritmo Número 25 (sección: Reportajes).
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