Letras en inglés, música que funde con precisión elementos del rock y la electrónica y el arte como bandera existencialista. Se acaba de publicar su primer, y excitante, mini-lp.
César Martín es un músico, compositor y DJ que impulsa un proyecto multiforme llamado Sleep Lane, que tiene mucho de grupo, pero también de apuesta personal.
En su música se dan cita el rock y la electrónica, con unas amplias referencias musicales abiertas a la new wave y el after punk entre otras tendencias.
Sleep Lane nació como continuación natural de otro proyecto anterior, llamado The Worderchoes, y en el que César Martín trabajaba codo con codo con Moira Muñoz.
Ahora se acaba de publicar un primer mini-lp de Sleep Lane, llamado “Rising and falling”, y que muestra una propuesta realmente interesante, registrada con la supervisión en la producción musical de Daniel Alcover.
¿Sleep Lane debe entenderse como un grupo o como un proyecto personal de César Martín?
¿Son cosas que se excluyen la una a la otra? Asumiendo que yo soy el principal impulsor, coordinador y quien firma más material de entre todo lo que hay escrito y difundido hasta ahora, podría inferirse que es mi proyecto. Pero el camino recorrido y por recorrer no me implica solo a mí. La participación de Moira Muñoz, Alberto Pontes y demás músicos (con los que he seguido teniendo relación, tanto en directo como en ensayos) han supuesto mejoras sin las cuales no hubiera sido posible llegar al presente estadio.
En la práctica, las cosas no son tan sencillas: Sleep Lane no está concebido como algo unipersonal. Es algo que se ha ido desarrollando con el concurso de muchas personas: cada una dentro de su implicación y disponibilidad. Esto atañe tanto a la composición como a la producción, así como a los conciertos.
El directo es, a mi entender, aquello en lo que un proyecto musical cobra vida de verdad. No hay manera de salir airosos si ahí no somos un grupo: la interpretación de las canciones sobre el escenario y la interacción entre nosotros y de cara a la audiencia es esencial, y permite percibir si existe o no un entendimiento a nivel artístico, y – por ende – humano.
Tuviste un proyecto llamado The Wordechoes con Moira Muñoz, que fue precedente directo de Sleep Lane. ¿Cómo era aquel proyecto? ¿Cuáles son los parecidos y diferencias con Sleep Lane?
El binomio formado por Moira y por mi fue – en efecto – la antesala de Sleep Lane. Ambos creamos el proyecto de la nada. Fue un tiempo de búsqueda, experimentación y suma de aportaciones, cada uno en el campo que mejor dominaba. Fruto de las aptitudes de ambos, surgieron tres canciones, la última de las cuales (“Questions”) es ya un pequeño y recurrente “clásico” en nuestro repertorio de directo.
En lo tocante al planteamiento global y concepto artístico, la única diferencia existente entre The Wordechoes y Sleep Lane es el nombre. Tanto Moira, como Alberto Pontes y yo mismo, albergamos perspectivas muy cercanas a la hora de dar inicio a algo dentro de un marco artístico y creativo. La visión del sonido que tiene Moira y su concepción de los planos que cada instrumento tiene dentro de una canción, así como las coincidencias entre los tres con arreglo a las influencias y el enfoque, hicieron que la transición de uno a otro epígrafe fuera muy natural, y no forzada en absoluto. Ello quedó asentado con la inclusión en el “set list” de “Shy & Dry”, tema cuyo boceto inicial fue alumbrado por Alberto.
Lo que yo hice en solitario – ya bajo el nombre de Sleep Lane (y poco más tarde junto con el propio Alberto) – fue imprimir al proyecto, de un modo progresivo, un ritmo mayor en cuanto a dotación de medios, visibilidad online y offline, promoción, asunción y concreción de compromisos en distintas vías, etc.
En la web de Sleep Lane viene información sobre dos baterías y un bajista. Los dos primeros aparecen en una foto del álbum, pero el bajista no. Y en los créditos del disco he visto a César Martín y a Alberto Pontes, pero no al resto… ¿Quiénes dan vida a Sleep Lane sobre el escenario? ¿Quiénes grabaron “Rising and falling”?
O dicho de otra forma: ¿quién es quién, en Sleep Lane?
Como está explicado en la web oficial, todo depende de la acción que se lleve a cabo. Alberto Pontes y yo trabajamos juntos en composiciones (aún a día de hoy tenemos alguna entre manos). Como su instrumento es la batería, siempre realiza contribuciones interesantes a tal efecto. Lo que has oído en el disco son composiciones tanto mías como compartidas por los dos. El epílogo instrumental lo firman únicamente él y su mujer, que también tiene buen oído y cierta formación musical y docente.
En el escenario el concepto es más flexible, y se subordina a las circunstancias concretas para un determinado tipo de evento. Como bien sabes, hay conciertos en formato reducido, que acaso únicamente precisan de uno o dos músicos, y éstos pueden también variar. Luego está la figura del showcase, el streaming, etc.
Intentamos que Sleep Lane sea adaptable según el caso, para ganar en flexibilidad operativa. Ello implica colaboraciones de gente en distintos regímenes y condiciones. En cuanto a las fotos, no me parece mal decantarse por las más expresivas y singulares, más que por aquellas que ofrecen una idea ponderada del grupo en sentido tradicional.
El disco ha sido producido por Daniel Alcover… ¿Porqué lo elegisteis para desempeñar esa labor?
Es solvente, serio y metódico en su trabajo. Cuenta con sobrada experiencia y, además – pareciéndome algo muy decisivo –, hablamos el mismo lenguaje y nos entendemos bien cuando se trata de perseguir un objetivo que es común. Ambos somos bastante exigentes por lo que se refiere a la dimensión sonora de las canciones, su efecto, su impacto, su espacio…
En Sleep Lane la música electrónica juego un papel importante, pero también las guitarras y César es guitarrista… ¿Qué te seduce de la electrónica?
La electrónica supone un campo a explorar que es enormemente vasto, y también para investigar y personalizar el sonido. A ciencia cierta, como compositor no desdeño – a priori – ningún instrumento en favor de otro. Como intérprete esto es distinto (en ese caso la predisposición cambia de unos instrumentos a otros, al menos para mí).
¿Con qué sintetizadores e instrumentos electrónicos trabajas?
Uso un teclado de gama baja para componer y hacer arreglos. Luego utilizo efectos de ordenador a través de los distintos programas que te brindan las plataformas integrales para gestionar el sonido, con las que son compatibles.
¿Te satisface más usar los instrumentos electrónicos o la guitarra?
La relación que tengo con la guitarra es muy, muy estrecha, al igual que con la voz (el canto). Si el instrumento electrónico que pueda ponerme a tocar en cierto momento – o emplear para componer, mediado el caso – es hardware (como un teclado o sintetizador real y físico), también me gusta. Lo que no soporto tanto es tener que encender el ordenador. Prefiero interpretar un instrumento analógico y centrarme en sacarle sonido. Creo que esa sí es una de las mayores y más gratificantes experiencias para un músico.
Buscando información sobre Sleep Lane uno encuentra citas a la música electrónica de principios de los 80 y a la New Wave… Me gustaría que nos hablaseis de los grupos de referencia para Sleep Lane…
Un glosario de grupos sería demasiado extenso. Uno de géneros y subgéneros podría ser menos árido, aunque también inducir a error. Lo mejor es que cada uno escuche y entresaque sus conclusiones. Creo que haremos algún día una especie de encuesta entre los oyentes de la banda… puede que entonces demos con el término exacto que nos defina, ¿quién sabe?
Realmente, lo has dicho tú: las referencias fundamentales están en la música de los 80 (Post Punk, Synth Pop, Dark Wave, Rock electrónico, New Romantic, Industrial…) si bien también apreciamos cosas dentro del rock progresivo y sinfónico radicado en los 70, al igual que la música electrónica incipiente en dicha década, de la mano de Kraftwerk – por ejemplo -.
A partir de ahí, y hasta la actualidad, muchas cosas determinan el universo Sleep Lane, que se nutre de todo lo que nos parezca interesante.
Por el sonido del grupo y por el hecho de cantar en inglés, se intuye que Sleep Lane tiene una vocación internacional… ¿Es así? ¿Cuáles son las metas de Sleep Lane?
El idioma es consecuencia directa de las influencias que recibimos, y dimana de una elección formal, análoga a la que se realiza cuando se decide incorporar un instrumento y no otro. En cualquier caso, dicha elección se circunscribe al presente, y no excluye en absoluto el hecho de incorporar – en un futuro – letras cantadas, por ejemplo, en español.
Y en cuanto a las metas, realmente no me preocupo por aquellas expectativas que carezcan de un carácter aprehensivo, sin que ello comporte una falta de ambición. Lo más inmediato y esencial es continuar expresándonos a través de la música y el ejercicio del arte.
El disco acaba de publicarse y debéis estar preparando su presentación en directo… ¿Tenéis ya citas previstas? ¿Dónde se os podrá ver sobre el escenario?
El próximo 6 de Noviembre (Viernes) es la presentación del disco, en Delia Store. C/ Delicias, 19, Madrid, a las 20:00. Luego haremos fiesta post-concierto en alguna sala a partir de 21:30 en adelante, con varios DJs (entre ellos yo mismo), música en la onda (con toda su extensión), sorteo de algunos ejemplares del disco, etc.
Habéis grabado un videoclip del tema “Shy & Dry”, ¿qué nos podéis contar sobre esa grabación y sobre el equipo de rodaje?
Resultó una experiencia muy satisfactoria. Fue algo que surgió entre Alberto Pontes, Iván Perrino (el director), y yo. Juntos gestamos la idea primigenia, concebimos el guión, y fuimos dándole forma. La verdad es que guardo muy buenos recuerdos de todo el proceso, porque trabajamos a conciencia, de modo organizado y metódico en general, aspectos que creo son apreciables en el resultado.
¿Os gustaría añadir algo más para nuestros lectores?
El arte auténtico (o arte con mayúsculas), – y no necesariamente el más masivo u omnipresente en la actualidad -, permite al espectador el hecho de crecer interior e intelectualmente; si alguien tan solo atiende a lo fácil y a lo más digerible, su cerebro no necesitará realizar tanto esfuerzo mental y, por ello, aquél tenderá a “apoltronarse”: – ello termina redundando en una merma de la capacidad cognitiva y de la receptividad. Vivimos tiempos muy ridículos: – una lacra que gesta más borregos y filisteos iletrados de lo que cabría esperarse -. Es esta una sociedad muy idiota.
Una sociedad en la cual el arte y la cultura son ninguneados, o relegados a un segundo plano, es una sociedad sin alma, constituida por una cantidad creciente de desalmados, de individuos grises, anodinos y, en última instancia, más susceptibles de envilecerse.
Enlaces de interés:
Este artículo fue publicado originalmente en La Factoría del Ritmo Número 25 (sección: Entrevistas).
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