Muy buena noche de ruidos rítmicos y amelódicos que disfrutamos el pasado miércoles veintiséis de mayo en la sala Mondo, por obra y arte de ese Espíritu Santón de estos lares llamado colectivo Sinsal.
Pim pam pum fuego…de esta manera escapé mi destino seguro….
Ritmo ritmo ritmo ritmooooriiitmorrriiiiiitmooooo…muy buena noche de ruidos rítmicos y amelódicos que disfrutamos el pasado miércoles veintiséis de mayo en la sala Mondo por obra y arte de ese Espíritu Santón de estos lares llamado colectivo Sinsal.
Empezaron Mission of Burma entre biombos de metacrilato y zapatilla sonora de la buena. Epicentro de la América rebelde que extendió los límites sonoros del punk más allá del rock, y piedra angular de la escena de Boston. MOB dejaron semisordo a uno de sus miembros originales por el volumen de sus actuaciones. ‘123, Party’ el primer tema de su set, sonó atronador, Sunn O))) style. Dos miembros originales y el sustituto del pobre hombre aquejado de zumbidos perpetuos componen hoy el grupo. Después ‘Donna Sumeria’ del disco ‘The Obliterati’ (2006) del que también tocaron más adelante el ‘Let yourself go’ y ‘2wice’.
La música de MOB está presente en muchísimos grupos de los 80 y 90. Una parte muy grande del catálogo de los sellos Dischord, Alternative Tentacles o Amphetamine Reptile deben sus sonidos, arritmias y visceralidad a MOB. Incluso los Big Black de Mr.Albini usan en su gran ‘Kerosene’ uno de los riffs que aparecen en ‘Laugh the world away’ que se echó en falta en el concierto. Sentando patrones en los que la intensidad supera al estribillo, la repetición drónica a las melodías y los cambios de ritmos a los punteos MOB se suben hoy a un escenario con las mismas ganas y energía que hace treinta años. Las tablas son evidentes. ‘Trem II’ y ‘That’s how I escaped my certain fate’ con la que concluyeron, fueron los temas elegidos de ‘Vs’ (1982) su único disco de estudio hasta 2002, cuando vuelven a tocar y grabar juntos.
La propuesta musical de Shellac está más cerca de la anarquía que de la música. Anarquía contra patrones pre-establecidos y convenciones melódicas. Eso es Shellac, conjuntos de sonidos amalgamados bajo el experimentado ojo de tres apasionados del sonido y sus infinitas posibilidades. No hay bises, pero sí hay rueda de preguntas para Bob Weston, bajista impertérrito y pie de apoyo igual que el batería Todd Trainer de este genio de la ingeniería musical que es Steve Albini. La música de Shellac está marcada no sólo por el gusto a lo extraño, sino por el uso de guitarras y bajos Travis Bean, que con mástiles y cuerpos de aluminio consiguen ese estruendo chirriante. Albini además no la lleva tirada al hombro sino enroscada alrededor de su cintura, como una riñonera de chatarra metálica.
El concierto que dieron en Vigo fue una sucesión de ritmos atados de manera magistral a la batería. Sin apenas canciones cantadas, para este humilde mortal la cumbre fue cuando aparecieron por la sala Mondo esa sinceridad llamada ‘Prayer to God’ en la que Albini se desgañita pidiendo a Dios que mate y haga sufrir a su mujer infiel y a su amante, pero ojo, a éste haciéndole sufrir. Antes cayeron con igual sino más intensidad ‘Copper’ (cobre, nunca serás oro) y el único tema para el que Shellac crearon un vídeo musical ‘Steady as she goes’. Y tras unos cuatro bidones de sudores y lágrimas, con un muy buen sabor de boca por parte del grupo y del público, Shellac y MOB partieron hacia el culmen de la modernez que es el Primavera Sound, dejando en Vigo ritmos, ritmos y más ritmos. Y anarquía.
Fotos por: J. Figueirido
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