Es un lujo disfrutar de éste pedazo de artista en una noche fresquita de verano, junto al mar.
Se acompañó del guitarrista de Los Enemigos, que, un poco o bastante de guitarra rockera no viene mal para enriquecer.Muy buenos músicos (“los Amador”) a la bateria, bajo, guitarra acústica y percusión, aunque la caja no se oía con tanta distorsión de guitarra y tanta bateria potente, son las dificultades de fusionar flamenco con rock; unos teclados que intentaron sustituir otros instrumentos, rellenaron los éxitos de siempre que fue desgranando el artista -desde “el que gustito pa´ mis orejas al patapalo”-.
Un punto negro fueron los coros de: -“mis niñas, Carmen y Saray”. Cuando no se tiene voz, no se tiene y punto. Y claro, se acaba gritando para contrarrestar las carencias. Además, si el baile no es natural queda forzado y chabacano. Mover mucho el culo no es bailar.
En definitiva, un concierto con mediocridades (¿por ese precio?) salvado por el impresionante toque de guitarra de Raimundo Amador, su gracia y conexión con el público. Lo dicho, buena juerga para una noche de verano.
Entrevista: Estebu
(Fecha de publicación: 11/09/2003)
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