No puede decirse que Rachid Taha posea una gran voz. Tampoco es el mejor cantante de raï (ni siquiera es su estilo); sin embargo el argelino tiene carisma, una enigmática presencia, gran sentido crítico, e influencias de lo más variadas. Hard rock, funky norteamericano, dance, punk… todo estructurado según los parámetros rítmicos del Chaabi, que aporta a su música ese toque místico (él mismo define su música como un Corán alternativo)
La elección de los músicos que le acompañan es otro de sus aciertos. La batería, el bajo y los sintes, forman una sólida base siguiendo una línea sencilla pero efectiva y contundente. La percusión y el hipnótico Aud árabe conectan como un puente, con el continente africano cuyos problemas tanto preocupan a Rachid, mientras la guitarra chilla distorsionada, o acompaña con acordes las melodías del teclado. Los temas fueron más largos que en las grabaciones de estudio, alcanzando momentos de puro trance en las casi dos horas que duró la actuación.
La excelente versión del Rock the Casbah de los Clash fue uno de los primeros platos fuertes de la noche fue, y donde la banda comenzó a calentar motores. Las guitarras más ruidosas combinadas con las ambientaciones electrónicas más oscuras y pesadas llegaron como un rayo con Barra Barra, Garab o Bent Sahra, ya habituales en sus conciertos. Ya Rayah, el clásico de Abderraman Amrani, y Menfi, con sus densas atmósferas orientales hicieron las delicias de tres bailarinas del publico, que subidas a la barra mostraron sus conocimientos de la danza del vientre.
Ida repleta de buenas vibraciones y Medina, pusieron la guinda raï a la noche. Nos devolvían al Rachid más fresco de su primera etapa en solitario, Barbes, después del grupo Carte de Sejour al que hicieron un pequeño homenaje.
Su personal y moderna visión electro de la música gnawa, se refleja fielmente en Kelma y en Safi, la democracia se convierte en un desgarrador grito de afilado ritmo punk.
El Aud (tuvo que enfrentarse a varias cuerdas rotas, sin disponer de otro instrumento) se arrancó con una rumba argelina y Rachid aprovechó para recordar a nuestro querido Camarón y a Paco de Lucia. Por otro lado nos dejó ver su faceta más conquistadora al dedicar una canción y varios piropos a una chica francesa que bailaba en primera fila. Sobre las tablas Rachid Taha, se encuentra como en casa.
Encontró también el momento para tratar las cuestiones que más le preocupan. El problema de los inmigrantes subsaharianos, el conformismo, el maltrato a las mujeres, el racismo, la intolerancia… como ejemplo de convivencia puso a sus músicos, musulmanes, católicos, ateos…
Y como no, no podía faltar su éxito más conocido, Voila, Voila, una canción antifascista convertida al español para su nuevo disco en Ahora, Ahora. Intentó leer la letra traducida en nuestro idioma, pero no había quien entendiera nada. Al final con la ayuda del publico, logró hacer llegar el mensaje.
Ahora Ahora, también en el sur de España, ahora, ahora… extranjeros, sois la causa de todos nuestros problemas, ahora, ahora…
Y repitiendo estas palabras abandonó el escenario, dejándonos sumidos en un profundo y lejano silencio.
Artículo: Charly Parka.
Fotos: Xurxo Lago Goce (corresponden al concierto del día siguiente en Barcelona).
(Fecha de publicación: 10/02/2005)
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