Conquistar al público, un reto de cada concierto, que en esta actuación se consiguió con sencillez y una actuación que dejó con ganas de más...
Como siempre digo, el poder trabajar en esto te da la oportunidad de descubrir nuevas y prometedoras bandas y esto es lo que me ha pasado con Poncho K. Este grupo que se está dando a conocer poco a poco en nuestro país, y que empieza a ser una verdadera promesa. Con sus tres discos han demostrado la calidad oculta que tenían, la que sale a relucir en su máxima expresión en cada canción de su último trabajo “Cuantovaqueré”.
La misma tarde lluviosa del concierto, justo cuando me estaba encaminando al sitio donde iba a tener lugar dicha actuación, iba pensando en la descarga que Poncho K habían realizado semana atrás en la Sala Caracol de Madrid, la que me había dejado con unas ganas terribles de volver a verlos encima de un escenario. Una puesta en escena en la que se me descubrió un grupo que transmitía sentimiento y mucha vivacidad en cada una de sus canciones, y el que me dejó con el gusanillo de poder asistir a otro de sus espectáculos.
La gente iba llenando poco a poco cada uno de los rincones, dispuesta a que empezara lo antes posible el arsenal de canciones. No se hicieron mucho tiempo de rogar y, tras comprobar que el local estaba a tope de gente, salieron dispuestos a darlo todo.
Sin más presentaciones que el sonar de las guitarras, y con los focos revoloteando entre el público, empezó a sonar “Borracho de madrugar”, al que acompañábamos todos los que estábamos allí con el movimiento constante de nuestras cabezas. Algo que debo destacar y que me parece muy importante, es la calidad de sonido. Digo que es muy importante por que, sinceramente, más de la mitad de las veces que he asistido a un concierto en esta sala, el sonido siempre ha sido un desastre. Bien por problemas técnicos o bien por la sobrecarga de decibelios que nos querían meter, el caso es que difícilmente se obtenía un sonido que se amoldara a tu audición. Pero este no fue el caso, dejando a un lado mi notorio estupor pude comprobar que desde principio a fin el sonido fue de lo mejorcito, y eso se agradece, ya que pudimos escuchar gustosamente cada una de las piezas sin dañar nuestros oídos.
A continuación tocaron temas como ” Duermes”, ” Estoy, me voy” o “Cuando deje de vivir a la intemperie”. Pero el máximo apogeo, tuvo lugar cuando empezó a sonar lo que podríamos llamar uno de los temas “emblema” del grupo. No es para menos, y es que “Kolegas” es una canción en toda regla que nos levantó a todos el ánimo. Entrando en la recta final a ritmo de canciones como “Sin Polainas” o “Destrucción”, quiero destacar dos temas en especial que aportaron una gran intensidad a todo el personal. El primero de ellos es “Me das pena”, una canción que habla por sí sola; y en segundo lugar “Un mar de pan duro”, la que nos erizó todos los pelos de nuestro cuerpo al poder gritar una y otra vez el estribillo y con la que iban dando punto y final a una noche bastante redonda. No se fueron sin antes hacer el bis de rigor, con “Aunque con sangre lloremos” y “¿Quién soy?”, un continuo alarde de potencia para decirnos, ahora sí, que el espectáculo había acabado.
A pesar de que el ambiente estaba al rojo vivo, con el público pidiendo que tocasen algún tema más, lo cierto es que el tiempo no daba más de sí, y con la música de ambiente típica del lugar, nos mandaban la directa de que esto había llegado por completo a su fin. Una hora de duración que para mí, como supongo para muchos que estuvieron allí, se hizo de lo más corta por el hecho de poder disfrutar con cada uno de los temas descargados.
Sin duda, Poncho K volvieron a conquistar al público bilbaíno, con un concierto sencillo de poco más de una hora que supo a gloria. Se retiraron del escenario, no sin antes recibir una sonora ovación por parte de los allí presentes, anonadados en su mayoría gracias al buen sonido en general, al buenísimo y equilibrado repertorio y a las ganas y actitud mostradas por estos chicos que sin duda demuestran que se encuentran en uno de los mejores momentos de su carrera. En definitiva esto sí que fue una gran actuación y un contundente directo que no defraudó a nadie, que se preparen sus seguidores del resto del país porque el grupo ya no tiene nada que demostrar y sí muchísimo que ofrecer. Cuando terminó el concierto, de nuevo demostraron su amabilidad, simpatía y disponibilidad frente al público, saliendo a la sala y dedicando unos momentos a sus seguidores.
Desde aquí les deseo la mejor de las suertes, aunque creo que no es cuestión de suerte sino el merecido fruto de un duro trabajo guiado por la ilusión y honestidad. ¡¡Enhorabuena Poncho K!!.
Y así, bajo la lluvia, cada vez más intensa, nos fuimos alejando sin apenas notarla, con la emoción vibrando en la noche, prendida todavía en el aire.
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