DC Sound a más no poder: miembros de Kerosene 454, The Most Secret Method y Death Merchant, Jay Robbins en la producción, grabado en los Inner Ear Studios… Vamos, que esto huele a Washington que tira para atrás.
La mano de Mr. J se deja notar bastante en esa producción suya tan reconocible que les da un toque similar a Jawbox, aunque Oswego están en una línea más próxima a los Karate del primer disco, logrando su expresividad pero sin perder la energía que a veces se les hecha en falta a estos. Todo esto es perfectamente aplicable a la primera mitad del CD, porque a partir de “Rubber Bands Sting Like A Son Of A Bitch” (tócate los huevos…) la cosa cambia.
En esta, el navío de Oswego se orienta hacia otros territorios en un intento de buscar nuevas formas que, pese a su valentía, no termina de llegar a buen puerto, más que nada por un estribillo un tanto endeble y por no estar a la altura de las precedentes, aunque merecen un aplauso por salirse de lo que casi todo el mundo esperaría de ellos a estas alturas del disco. Quizás en el futuro les salga mejor la jugada.
Para terminar se sacan de la manga “Ladies And Gentleman The Ceiling Is…”, diez minutos de jugueteo rítmico y melódico que, por extraño que parezca, no devienen en un tostón. Cierto es que se habría agradecido un poco más de concisión, pero resulta bastante interesante verles planear, abandonar el esquema clásico de estrofa más estribillo y hacer un poco lo que les da la gana, que para algo es su grupo y son ellos los que tocan. Y si no te mola pues no te lo compres. Y si te parece un coñazo, pues tampoco. Total, si a mí lo que me interesa es que Oswego me gustan, y lo que opine el resto de la humanidad me importa una mierda.
Comentario: Jorge X
(Fecha del artículo: 22/3/2001)
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