Concierto celebrado en Madrid, el 15 de febrero de 2018, en la sala La Riviera, presentando su álbum “The Punishment of Luxury” y repasando sus éxitos más populares.
OMD (Orchestral Manoeuvres in the Dark) volvían a España después de casi 7 años de no pisar nuestras salas y volvían a lo grande, presentando su nuevo y aclamado trabajo “The Punishment of Luxury” que ha logrado la hazaña de alcanzar el Top 4 en UK, algo que, después de 40 años de carrera, todavía tiene aún más mérito si cabe, y además haciendo un amplio repaso a toda su extensa trayectoria.
El infatigable Mr Deck y yo tuvimos la inmensa suerte de poder verlos en los ensayos de la Sala Riviera a la hora de la siesta. En esos tres cuartos de hora tuvieron tiempo de charlar con los fans (un grupo de únicamente 15 personas afortunadas), firmar discos y camisetas y oír todas las anécdotas que les íbamos relatando con una sonrisa puesta en la cara y una cercanía que parecía que acababan de salir en su primera gira y aún no habían digerido el alcance de su música en la gente. En esa prueba de sonido nos regalaron 6 temas, que luego desarrollarían por la noche como “Souvenir” o “Forever Live + Die” con un Paul Humpreys algo resentido de la garganta pero que no le impidió que vibráramos con sus temas de solista tanto como con los de su socio Andy McCluskey. Y es que esta gira de OMD por Europa es un “Two-Man-Show” donde prescinden de sus compañeros Martin Cooper y Malcolm Holmes, este último aún convaleciente de una dura enfermedad. Este hecho, que obliga a llevar parte del show instrumental pregrabado, no resta un ápice de magia a directo y únicamente se hace patente cuando Paul es el solista y Andy “hace como que maneja” los teclados.
Ya por la noche, con la mítica sala Riviera colgando el cartel de “Sold Out” hace meses, pudimos disfrutar del setlist completo, donde nos presentaron sus nuevos singles “Isotype”, “The Punishment of Luxury” y “What have you done” así como otros afortunados cortes de su nuevo disco como “Ghost Star” y “One more time”. Podemos afirmar que para nada desmerecen con los singles más clásicos de la banda. De su etapa primera, que recorría los años 80, pudimos gozar de clásicos como “Messages” y “Electricity” (de su álbum homónimo de debut de 1980), “Enola Gay” (de “Organization”, 1980), “Souvenir”, “Joan of Arc” y “Joan of Arc (Maid of Orleans)” (del sublime “Architecture & Morality”, 1981), “Locomotion”, “Tesla Girls” y “Talking Loud & Clear” (del recientemente reeditado “Junk Culture”, 1984), “So in love” y “Secret” (de “Crush”, 1985), “Forever (live + die)” (de “The Pacific Age”, 1986) y ese clásico “If you leave” que aparecía en el film de culto “Pretty in Pink” junto a himnos también de Smiths, New Order o The Phychedelic Furs entre otros. Una banda sonora que refleja lo mejor de esa época y que es un “must” que no debería faltar en la estantería de ningún coleccionista musical.
De la etapa de OMD con Andy McCluskey como único miembro oficial tan sólo pudimos escuchar los temas que más repercusión han tenido con el paso del tiempo “Sailing on the Seven Seas” y “Pandora´s Box” (de “Sugar Tax”, 1991).
En cuanto a su etapa de reunificación esta última década con Paul y Andy de nuevo reconciliados en lo personal y en lo musical, tan sólo sonó “History of Modern Part I” (de “History of Modern”, 2010).
En definitiva un setlist glorioso para dar gusto a los fans de siempre sin dejar de presentar temas nuevos y que reconozco que me reconcilió con temas como “Locomotion”, que siempre he aborrecido por su excesiva carga comercial, pero que en directo me ganó. Nunca pensé que algo tan chicle y popero sonara tan contundente en vivo. Mis disculpas.
Lo mejor: A pesar de no tocar nada de mi álbum favorito “Dazzle Ships” el setlist era de lujo. El sonido bárbaro y ellos a la atura de lo esperado y más. Vista la reacción de sus fans españoles, es fácil pensar que no dejen tanto margen de tiempo antes de su próxima visita a este país.
Lo peor: El recibimiento que tuvo que sufrir la telonera Marta Hammond (ex Sex Museum) con un recinto ansioso por oír a los británicos y que no llegó a disfrutar como debiera haber sido de sus atmósferas electrónicas, simples de ejecución, como puede parecer en un principio, pero que quizás en otro contexto u otro horario (recordemos que eran las 8 y media de la noche de una tarde gélida en Madrid) habrían sido mejor recibidas. Mucha suerte a Marta en ese nuevo proyecto. Experiencia, técnica y musas no le faltan.
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Este artículo fue publicado originalmente en La Factoría del Ritmo Número 25 (sección: Reportajes).