Un nombre enigmático para envolver canciones que sugieren calma, introspección y esperanza.
Notnown es el nombre del nuevo proyecto del compositor y multinstrumentista Bernardo Caballero Caramés.
Este artista gallego, asentado en madrileño desde su infancia, comenzó su carrera en los años 90, con una banda que despuntó en la escena del pop comercial: La Llamada. Aquel combo publicó un álbum, sonó en radiofórmulas y tocó en directo por toda España, gracias a la gira multibanda Super 1, un gran espectáculo de la época que atraía a numeroso público en cada localidad en la que recababa.
A finales de los años 90 impulsó otro grupo, Rand, un dúo con un estilo pop-rock de sonido accesible y marcado por la voz de Pablo Soler. Publicaron un álbum, que desgraciadamente no logró la acogida esperada debido a problemas con el lanzamiento y la promoción del proyecto.
Han pasado muchos años desde el final de Rand, hasta que volviéramos a saber de la actividad artística de Bernardo Caballero, que ahora se presenta con un nuevo proyecto, Notknown, completamente personal y que ofrece una experiencia musical muy diferente a la de sus dos primeros grupos.
El músico ha crecido en referencias musicales, ha asumido el papel de cantante, ha optado por el inglés para sus letras y toca todos los instrumentos. En sus canciones ahora se combinan influencias del rock clásico, del rock independiente y hasta detalles próximos al jazz.
Tiene muy reciente el lanzamiento del primer álbum, de título homónimo, con nueve canciones y que se ha acompañado de varios videoclips de concepción sugerente y enigmática.
En esta entrevista repasamos toda su trayectoria, que incluye la participación en el grupo de versiones Initekers y la composición de piezas para publicidad y cine.
Conozco tu música desde principios de los años 90, cuando tocaban en La Llamada. Pero me gustaría saber qué hubo antes de aquella banda… ¿Desde cuándo te vinculaste a la música? ¿Tocaste en algún otro grupo antes de La Llamada?
En realidad no soy tan viejo… Realmente La Llamada nació entre el final de la EGB y el principio del instituto. Primero nos juntábamos algunos amigos en casa tras las clases, pero pronto vimos que había que pasar a un local. Ensayamos durante bastantes años en los míticos locales de El legionario, un sitio realmente especial… muy anclado en los 80.
Actualmente tocas varios instrumentos, cantas y ya en La Llamada eras el compositor. ¿Esta habilidad para tocar varios instrumentos la tienes desde niño, o desde muy joven, o la has desarrollado con el paso de los años?
La verdad es que todo ha sido un proceso natural. Partiendo de mi instrumento madre, el piano, el local del ensayo me fue acercando al resto hasta tener un dominio razonable sobre ellos. Estrictamente hablando de la formación clásica del pop-rock.
Tuve la ocasión de ver en directo a La Llamada en un par de ocasiones y tengo su disco “Solo queda la música”, de 1993. Se trataba de un grupo de pop, que sonó en los Cuarenta Principales, con un estilo similar a otros grupos que en aquellos años tenían muy buena recepción entre el público… Se me vienen a la cabeza Modestia Aparte y Terapia Nacional como grupos con cierto parecido. ¿Cómo se formó aquella banda?
Siempre pensamos que nuestro sonido encajaba más con grupos como Los secretos o Nacha Pop, aunque es cierto que el paso por el estudio redujo nuestra personalidad y el sonido quedó más plano y muy dirigido a la radio fórmula. Como explica antes, empezamos sin grandes pretensiones, tocando versiones de los Beatles, Nacha pop, etc. Poco a poco fuimos sumando miembros al grupo y componiendo nuestros propios temas. Todo ocurrió de manera natural.
A principios de los 90 la industria musical en España estaba en muy buen momento. Y Cuarenta Principales era un escaparate muy potente que llegaba a una gran cantidad de público. ¿Cómo viste tú la industria en aquel momento? ¿Trataba bien a un nuevo grupo de chicos jóvenes como vosotros?
La verdad es que tengo un buen recuerdo. Sin duda aquello era un negocio, pero para unos chavales de menos de 20 años cualquier sesión de fotos, entrevista en la radio o playback en televisión era toda una aventura. Hicimos la gira del Súper 1 recorriendo España durante todo el verano, tocando cada día una hora en directo. Lo pasamos muy bien y nos dio muchas tablas. En aquella época sonamos mucho en Los 40 y todo fue bastante bien, salvo las ventas del disco.
Dado que erais un nuevo grupo, con músicos muy jóvenes, con un estilo de potencial proyección musical… ¿Os respetaron vuestro criterio artístico cuando afrontasteis la grabación del disco? ¿Cómo valoras ahora, desde la distancia, la labor en la producción artística de Ernesto Baquero?
Como comentaba anteriormente, el paso por el estudio nos limitó. Discográfica y productor tenían unas ideas y un sonido muy claro porque les había funcionado en el pasado y quisieron aplicarlo a La llamada. Tenía sentido pero perdimos personalidad y naturalidad. Quizá por eso nuestro directo causaba tan buena impresión. No obstante la producción fue muy profesional y el resultado bueno en términos generales.
La Llamada finalmente solo lanzó un álbum. ¿Se cumplieron vuestras expectativas como grupo? ¿Cómo valoras ahora aquella etapa de La Llamada?
Salvo por el tramo final, tengo muy bueno recuerdo. Fue una pena que a los problemas financieros de la discográfica se unieran ciertas desavenencias entre los miembros de la banda. Todo ello hizo que no hubiera segundo disco, lo que terminó con la disolución del grupo. Para mí es un recuerdo imborrable.
El siguiente proyecto musical tuyo que conocí fue el grupo Rand. Erais un dúo, formado por ti y por Pablo Soler, que se complementaba con otros músicos en directo. Lanzasteis un disco en 1998 y recuerdo haberos visto en concierto en Salamanca, en el Puerto de Chus entorno al 98 o 99. Entre el disco de La Llamada y el de Rand habían pasado solamente 5 años, pero se nota una evolución y madurez notable. Conecto ambos grupos por el hecho de tú eras el compositor en ambas bandas, no solamente un músico que tocara en ellos. ¿Afrontaste este nuevo proyecto con una actitud muy diferente a La Llamada? ¿Cuánto de la experiencia previa te sirvió para esta aventura?
Yo también recuerdo aquel concierto. Fue en modo acústico y lo pasamos muy bien, como siempre en Salamanca. Respecto al sonido, la mayor diferencia respecto a La llamada fue que en esta ocasión pudimos dirigir la producción y grabación, con lo que el resultado fue más satisfactorio. Haber pasado antes por estudio me ayudó mucho. La primera vez te desborda un poco, pero luego te das cuenta de que se trata de aplicar mejores medios a la música que ya haces.
En Rand cantaba Pablo Soler. ¿Todos los temas eran composiciones íntegramente tuyas? ¿Cuántos instrumentos tocaste en el estudio?
La composición en Rand corría por parte de Pablo y mía. Yo grabé piano, teclados, coros y varias guitarras acústicas.
El disco de Rand lo produjo Pájaro Juárez, un músico y productor argentino de extensísima trayectoria, que ha tocado con artistas tan importantes como Jorge Pardo o Chano Dominguez. Y también con los archiconocidos Luis Aguilé y Pimpinela entre otros. Un todo terreno, con un especial conocimiento del folclore argentino y sudamericano. ¿Cómo recuerdas la experiencia de trabajar con él en aquel disco de Rand?
Pájaro aportó experiencia a la producción, centrándose principalmente en los sonidos de guitarra, que es su instrumento. Nos vino muy bien tener su visión externa después de haber compuesto y dado forma a los temas en un local los dos solos, y luego con los músicos que nos acompañaban en directo.
El disco lo grabasteis en Infinity, el estudio propiedad del grupo La Unión. Este grupo tuvo un tremendo éxito en los años 80 y primeros 90. ¿Tuvisteis oportunidad de conocer a los miembros del grupo? ¿Qué tal eran en las distancias cortas?
Coincidimos sobre todo con el bajista, Luis Bolín, que se interesó por el proyecto y nos proporcioón un teclado antiguo que nos sirvió para un efecto en una de las canciones. Trabajamos muy a gusto en Infinity.
Grabasteis un videoclip de unas de las canciones, “Efectos secundarios”, en un momento en que grabar un video no estaba al alcance de cualquier grupo. Ese vídeo se puede ver a día de hoy en YouTube. ¿Quién dirigió el videoclip? ¿Quedasteis contentos con el resultado?
El vídeo lo dirigió Paco Rodriguez y el resultado fue bueno, aunque el formato ahora se vea un poco antiguo. Precisamente una de las cosas que limitaron el éxito de La llamada fue la falta de un videoclip que apoyara alguna de las canciones. En esta ocasión eso no faltó, pero faltó previsión a la hora del lanzamiento, que en realidad finalmente casi no existió.
¿Hasta cuándo duró Rand? ¿Qué balance haces de tu etapa en Rand?
Rand duró unos cuantos años y el balance es muy bueno.
Desde aquel concierto de Rand en Salamanca hasta la actualidad han pasado un montón de años, momento en que me he reencontrado con tu música con Notknown, un proyecto muy diferente a todo lo anterior que conocía de ti y es el que más me gusta de todos. En Notknown han cambiado muchas cosas… por primera vez quien canta eres tú, usas el inglés en lugar del castellano, y el planteamiento, el estilo, la concepción, todo lo que transmite, está alejado del pop comercial y resulta cercano al rock clásico y al rock independiente, estilos que personalmente me atraen mucho más. ¿Cuál ha sido tu relación con la música desde el final de Rand hasta la actualidad? ¿Has evolucionado tanto como músico como en gustos musicales?
Efectivamente es algo que va unido. Mis intereses no han parado de evolucionar durante los últimos años, y eso ha condicionado mi modo de componer y producir. A su vez el avance tecnológico facilitó mucho el trabajo en solitario, lo que me llevó de manera natural a la decisión de ocuparme de la faceta vocal.
Con Notknown tienes un disco de grabación reciente, en el que afrontas todos los aspectos necesarios para que sea una realidad: compones, productos, cantas y tocas. Tan solo hay una voz femenina de refuerzo en un tema y un arreglo de armónica en otro que no has tocado tú. ¿Cuál ha sido el proceso de composición y grabación de este disco?
Como comentaba, el hecho de poder tener un pequeño estudio casero hace que todo sea más fácil. Hoy día es sencillo montar un loop de batería bajo esa nueva melodía que te lleva rondando la cabeza unos días, y así ver rápido si de verdad funciona y si va en la dirección correcta. Luego es cuestión de volcarte sobre los temas que realmente aguantan el paso de guitarra y voz a banda completa, y seguir adelante. Cuando vi que tenía un grupo de canciones en la dirección adecuada, apuntando hacia ese nuevo estilo más alternativo que comentabas, empecé a pensar en completar un disco y lanzarlo. Anabel Penati y José Luis López, dos buenos amigos, aportaron su talento a “That’s how I learnt”, una de las canciones más rockeras del disco.
Antes te preguntaba por la evolución de tus gustos musicales… Quiero volver un poco sobre ello. Cuando escuché por primera vez el tema que abre el disco, “No power”, inmediatamente pensé en Tom Waits, en concreto en su disco “The heart of Saturday night”… la batería jazzera, la voz desvencijada de las primeras estrofas, aunque en tu caso debido a un efecto de sonido y no al abuso del whisky… incluso según avanzaba la canción me seguía recordando a él… Me gustaría que ahondaras en tus gustos musicales, especialmente en los artistas que crees que de alguna manera son una referente para esta nueva etapa tuya con Notknown. Y por cierto… ¿te gusta Tom Waits o ves cierto reflejo en tu música de ese parecido espontáneo que yo percibí con él?
Gracias por la comparativa con Tom Waits. Se trata de un grande con mayúsculas, y alguna similitud en cierto ambiente jazzero sí que puede haber. Ese disco que nombras es maravilloso. Cuando antes comentaba que mis gustos como oyente cambiaron hace tiempo, no puedo evitar nombrar el Kid A de Radiohead. Realmente me impactó esa búsqueda de sonidos, estructuras y melodías distintas a lo habitual.
Para este nuevo álbum ya tienes en YouTube cuatro videoclips. Tres de ellos producidos por Berva y que casan muy bien con las canciones. ¿Qué nos puedes contar sobre estos videos y en particular sobre el trabajo de Berva?
Se trata de un artista con una visión muy interesante, que encaja perfectamente con la mía. Intercambiamos ideas con verdadera fluidez y ya estamos trabajando en el vídeo de Year 3000, canción con la que pretendo atraer por fin la atención.
Notknown lo has planteado como un proyecto totalmente en solitario… ¿Has dado, o vas a dar, actuaciones en directo? ¿Cómo planteas o plantearías esas actuaciones?
Por supuesto. Se trata de una parte imprescindible del proceso, presentarlo en directo ante la gente. Ahora mismo estoy trabajando con dos músicos en un formato un poco novedoso. Pronto estará definido.
También tienes en YouTube algún experimento curioso, como versiones de dos temas del disco improvisadas, construyéndolas en directo con un looper. ¿Utilizas este aparato como un divertimento, como un recurso para el directo, para experimentar o para crear bocetos al componer?
El looper es una buena herramienta para versiones como las que comentas y también ayuda durante la composición, ya que puede repetir una base mientras improvisas encima y vas añadiendo capas.
¿Cuáles son tus expectativas para Notknown?
Hasta el infinito y más allá.
Conociste los estudios de principios de los años 90 y ahora la tecnología que está al alcance de cualquier músico… ¿Qué es para ti lo mejor de aquella época y de la actual en cuanto a los medios que tiene un músico a su disposición hoy en día y lo que era ir inevitablemente a un estudio, con sus aparatos inalcanzables y sus profesionales experimentados?
La gran diferencia entre ambos modos es que en un estudio a la antigua inevitablemente ibas a interactuar con algún agente externo a tu música (para bien y para mal) y trabajando en casa seguramente no. Los medios siguen siendo mejores en un estudio, pero la inmediatez que tienes en casa es muy positiva. Rápido sabes cómo puede sonar algo.
Sabemos que también tocas en otro grupo, de planteamiento muy diferente, dedicado a las versiones: Initekers. En él te hemos visto, en YouTube, tocando la batería, con un repertorio muy variado, que incluye Nirvana y AC DC. ¿Qué nos cuentas sobre este grupo?
Realmente fue genial volver a la dinámica del local de ensayo, con unos estupendos compañeros y centrado en la batería, función que no había desempeñado hasta el momento. Disfruto mucho y creo que funcionamos muy bien. Comentar también que aunque lo principal son las versiones de rock, también tenemos dos temas propios.
¿Has tocado durante todos estos años en algún otro grupo a parte de los que hemos repasado?
No. Desde la disolución de Rand, y aparte del trabajo con Initekers, me he centrado totalmente en el proyecto Notknown.
En los 90 hiciste un trabajo muy especial al margen de tus grupos. Poner banda sonora a un establecimiento comercial de material fotográfico en el Centro Comercial La Vaguada de Madrid. Y creo recordar que compusiste y grabaste música de inspiración vaquera… ¿Qué nos puedes contar de aquel singular trabajo? ¿Has hecho otros trabajos para publicidad o bien para algún otro destino diferente a tus bandas?
Caramba, estás muy bien informado y tienes muy buena memoria… Aquel trabajo fue muy interesante. Compuse música de varios estilos cinematográficos: oeste, terror, aventuras, etc. Ojalá pudiera repetirlo con los medios que tengo actualmente. Poco después compuse la sintonía de Sherlock films, una pequeña distribuidora española de cine independiente europeo.
Y nada más, salvo agradecerte tu tiempo dedicado a responder esta entrevista, desearte mucha suerte con tu música y dejarte espacio para si deseas añadir algo más para nuestros lectores…
Gracias a ti. Estoy encantado de que hayáis contactado conmigo. La Factoría del Ritmo es un referente.
Videoclips de las canciones “Year 3000”, “No power” y “Ten tons of pride”:
Más información:
Canal oficial en Youtubre: https://www.youtube.com/@notknownvevo7328
Facebook oficial de Notknown: https://www.facebook.com/profile.php?id=100083230567322
Facebook oficial de Initekers: https://www.facebook.com/initekers/
Este artículo fue publicado originalmente en La Factoría del Ritmo Número 26 (sección: ).