Letras sobre sentimientos y relaciones personales contadas con naturalidad. Una parte musical llena de variedad en los arreglos y los instrumentos. Un álbum debut muy interesante.
Son una de las mayores revelaciones del pop independiente más reciente de nuestro país. Se formaron en el año 2002 y su nombre homenajea a Los Ramones (se corresponde con el título de un álbum del conjunto americano, publicado en el año 1981), una de las formaciones favoritas de su cantante, Juanjo Clausell (quien también toca la guitarra y los teclados), y de su batería y percusionista, Pedro Mendo, si bien el estilo del grupo está muy alejado del punk de aquellos.
El grupo se completa con Rosa Martí: violín, flauta y melódica; Josep Segarra: bajo, ukelele y lap steel); Guillermo Héctor, guitarra, trompeta y metalófono; y Marta Belenguer, teclados y voces.
Tienen su base en Xilxes, en la provincia de Castellón, si bien sus miembros viven repartidos entre Cataluña y Valencia. Casi todos ellos tienes otros proyectos musicales paralelos: Índigo, Trils & Erros, Litius, etc.
Este es su álbum debut, publicado por el sello andaluz Green UFOs, quienes les descubrieron gracias a unas maquetas colgadas en MySpace. El encargado de grabar y mezclar el disco fue Paco Loco, en sus estudios Odds Sur de El Puerto de Santa María, en Cádiz. La producción la firma a medias él con el propio grupo y para la masterización se contó con José María Rosillo.
El sonido de Pleasant Dreams puede situarse dentro del pop independiente, con una tendencia al pop de aire melancólico, que parece aprendido de algunos de los grandes nombres de los 90: Belle & Sebastian, The Ladybug Transistor o La Buena Vida. Además se les ha vinculado a Clausell, Sufjan Steven, Nacho Vegas y Refree.
Las instrumentaciones tienen mucha variedad instrumental y momentos de intensidad fluctuante, siempre con el resultado orientado hacia ese aire melancólico que hemos citado, pero con espacios para melodías delicadas y otros para atmósferas atormentadas.
La voz del cantante es de la "escuela Dylan": no es una gran voz, pero lo suple con entrega y resulta creíble. Sobre todo porque los textos están en un punto justo de equilibrio: hablan de relaciones personales sin caer en lo ñoño, pero lo hacen también sin reparos o remilgos forzados para no parecerlo.
Temas como "El último verano que pasamos juntos", "Aunque no sirva de nada" o "Noche de fiesta" (con Bëa de Nosotrash) hacen de este disco un menú apetecible para cualquier aficionado al pop independiente con más fundamento.
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