Uno de los álbumes más divertidos, y nutritivos, del año 2008. El miembro de La Opepé arrancando su carrera en solitario, con canciones donde hay de todo: fiesta, mujeres, desparrame y también solidaridad y conciencia.
El Hermano L es uno de los cantantes de La Puta Opepé, una formación mallorquina que llenó de color al panorama Hip Hop nacional durante los años 90 y los inicios de la actual década, ofreciendo discos llenos de buen sentido del humor y en los que se turnaban estilísticamente entre un funk con músculo y el ragga.
Aquel grupo dijo adiós con el álbum "Ragafflá", una de las mejoras grabaciones de nuestro Hip Hop en toda su historia.
A finales del pasado año El Hermano L se estrenó en solitario (en formato profesional porque 1993 ya lanzó la maqueta "A Granel") con este disco, "Malo Hasta el Hueso", que es una de las grabaciones más divertidas y luminosas del pasado año.
En este disco El Hermano L apuesta por diversas vertientes del reggae, desde las más cercanas al Hip Hop hasta otras de onda roots, habiéndose acompañado de muchos de los músicos más brillantes de nuestra escena reggae nacional, que construyen unas instrumentales variadas y chispeantes. Así, en los créditos del disco se pueden encontrar a Roberto Ras Sánchez, Kamikaze, Gorka Fernández, Aratz Diez o Jordi Minott Suñol. Además de a otros nombres de producción estilística diversa, como Aerreese, Cookin Soul o Professor Angel Dust.
Sumergirse en la escucha de este trabajo es subirse en un carrusel donde hay lugar para contonearse en el club ("Hay que entrar", llena de rimas ingeniosas), revindicar al "pincha" experto y que usa herramientas tradicionales ("Pon", genial para bailar en un chiringuito veraniego), señalar al gorrón "porrero" ("Dedos amarillos", muy vacilona), poner una señal de aviso al abuso de drogas en la juventud ("Drogadict Youth", una canción muy buena… ¡a ver si se enteran los del Ministerio antes de que repitan el bodrio del rap del "condón"!), cantar a su pasión por las mujeres (divertidísimas, ingeniosa… ¡genial!), hacer una plegaria a la caída del mal ("Todo cuenta", sensacional instrumental de Roberto Ras y una amarga pero también esperanzadora letra), señalar los problemas del mundo ("Qué mundo"; una de las mejores canciones del disco, con un gancho que va más allá de cualquier reflexión… bonita), denunciar el maltrato a las mujeres ("Lo más", una pieza correcta, aunque su temática sea últimamente demasiado empleada), acompañarse del gran Mykal Rose ("Nada Cambió", ¡buen tema!), describir a un malo malísimo ("Malo hasta el interludio", con un interludio previo y un resultado general que recuerda al álbum "Raggaflá"), dejar en evidencia a los traidores ("Puñaleros", magnífica descripción de esos tenebrosos personajes con los que todos nos cruzamos en la vida), acercarse al soul (con Flavio Rodríguez en "Tan rápido") y practicar el dance hall con un guiño al chotis ("Pala-Saca", en la que ataca a todos los corruptos que nos terminan sumiendo en crisis como la actual).
En total, un disco refrescante, con canciones pegadizas y con letras que invitan a pensar, a luchar por mejorar las cosas y a divertirse. ¿Se puede pedir más?.
Be the first to comment