Son una de las bandas de metal con más éxito de las últimas décadas. Su música ha conquistado a millones de fans y su imagen ha dejado una huella imborrable.
Formados en el 1995 en Des Moines (Iowa, Estados Unidos), este grupo logró un tremendo éxito desde que su álbum debut, "Slipknot" (Roadrunner, 1999), se puso a la venta.
Su imagen fue impactante desde el primer momento, con todos los miembros utilizando máscaras directamente inspiradas en las películas de terror. A esto había que sumar un sonido agresivo, que casi todos describieron con superlativos referentes a su brutalidad, aunque los aficionados al metal extremo, acostumbrados a canciones mucho más tremendistas, no podían dejar de percibir como "suavemente extremas".
En todo caso, y desde el punto de vista comercial, la trayectoria discográfica que se inició con ese álbum (con sus correspondientes reflejos en giras multitudinarias), fue todo un éxito y su propuesta, que estaba aderezada por algunas tendencias del metal que estaba de actualidad en los pasados años 90 (cambios radicales en la voz, elementos electrónicos, rapeos, etc.) logró acaparar una increíble base de fans en todo el mundo.
Su segundo álbum en estudio lo publicaron en el año 2001, "Iowa". El tercero en el 2004, "Vol. 3: (The Subliminal Verses)". Luego vendría su directo "9.0 Live", en el 2005. Y desde entonces se abrió un paréntesis discográfico hasta que en el presente año, poco antes del verano, por fin se publicó su cuarto álbum de estudio. Un trabajo que según palabras del cantante del grupo, Corey Taylor, será el último del grupo.
El disco se llama "All Hope is Gone", fue producido por el propio grupo junto a Dave Fortman, y se han hecho varias ediciones del mismo, algunas con un DVD adicional y otras con temas extra (una costumbre habitual en el sello Roadrunner).
En la edición de que nosotros disponemos solo se incluye el álbum, sin ningún tipo de complemento, y ofrece doce cortes.
Escuchando con atención el disco, uno lo percibe como un compendio de todos los hallazgos y caminos experimentados por Slipknot en sus anteriores trabajos, aunque no se puede pasar por alto que también parecen haber querido explorar algunas nuevas sendas, adentrándose en la onda industrial, empleando algunas porciones muy melódicas (que al atemperar también el tempo, recuerdan fuertemente al otro proyecto del cantante, Stone Sour) o introduciendo pasajes que lo mismo remiten a clásicos como Slayer que a compañeros de generación como Marilyn Manson.
Si realmente este es el último disco de Slipknot se trata de un buen broche final, pues canciones como "Psychococial", "Dead memories", "This cold Black" o "Gehenna", hacen buena compañía a lo mejor de su repertorio anterior.
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