Con una ya larga trayectoria, esta banda ofrece en sus nuevas canciones sentimientos desgarrados y el aprendizaje como esperanza.
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Noise Box son una banda de Murcia, creada en el año 2000, que estilísticamente se mueve entre el power pop y el rock alternativo.
Publicaron su primer trabajo en el año 2001, el mini álbum “Chaos, sweet chaos”, que les dio la oportunidad de comenzar a tocar por toda España.
Desde entonces han recorrido innumerables escenarios, realizado nuevas grabaciones discográficas y se han ido ganando un notable número de fieles seguidores.
Su más reciente trabajo es el álbum “Daño”, en el que presentan la gran novedad del cambio de idioma, pasando del inglés al español, y ofrecen 12 canciones que hacen honor al título del disco, retratando malos momentos y dejando huella en el oyente.
El grupo actualmente está compuesto por Jesús Cobarro (voz y guitarra), Bienvenido Campoy Henarejos (guitarra), Helios Sánchez Sánchez (bajo), Luis Christion Pastor Roskothen (teclados) y Pedro Marco (batería):
Jesús Cobarro ha respondido a nuestras preguntas.
“Daño” es vuestro primer álbum completamente en castellano. ¿Qué os llevó a tomar la decisión de cambiar el idioma? ¿Cómo se está recibiendo este cambio entre vuestros seguidores?
Cuando empecé a escribir canciones, diría que más de un 90% de la música que escuchaba era en inglés, y eso ha cambiado muchísimo en los últimos años. A la hora de pensar en escribir nuevas canciones, veía mucho más estimulante hacerlo en castellano que hacer otro disco en inglés. También me apetecía mucho tener una conexión más directa con nuestros oyentes, ya que en discos anteriores muchas veces tenía la sensación de volcar mi alma en las letras para que luego solo unos poquitos las apreciaran. En general hemos tenido feedback muy positivo por el cambio al castellano, aunque también ha habido gente que estaba tan acostumbrada a escucharnos en inglés a la que al principio le cuesta acostumbrarse al cambio. Yo creo que esto le pasa sobre todo a los que fueron muy fans de la banda en nuestros inicios y nos perciben más por el recuerdo de lo que representamos para ellos hace años que lo que somos ahora. Sin embargo, también hay muchos fans de siempre que han agradecido el cambio y piensan que es un gran acierto, y en general también notamos que las canciones tienen más potencial para calar en el público nuevo. Después de tantos años tocando, estamos viendo cada vez a más gente cantar con nosotros las en los conciertos y esto nos da esa sensación de tener un vínculo más estrecho con nuestra gente.
El álbum aborda temas como la pérdida, la soledad, la superación y la aceptación. ¿Podríais contarnos más sobre cómo estos temas influyeron en la composición y producción del disco?
A la hora de escribir las letras suelo centrarme en aquello que de alguna manera me quita el sueño, aquello a lo que debo enfrentarme para superarlo o para al menos aceptarlo y poder avanzar. Cuando sentimientos negativos o experiencias traumáticas amenazan con bloquearme o hundirme, utilizo la música para ayudarme a digerirlos y aceptarlos como parte de la vida y de la naturaleza humana intentando encontrar en ellos algo de belleza. Es también una manera de conectar con otras personas que sientan de forma parecida. Todos en un momento u otro nos enfrentamos a situaciones que nos obligan a sacar fuerzas de donde sea, y la música muchas veces nos une en esa tarea y nos enseña que no estamos solos en el camino.
Han descrito “Daño” como un disco cocinado a fuego lento. ¿Podríais explicarnos un poco sobre el proceso de creación del álbum y cuánto tiempo les llevó completarlo?
Excepto las baterías, todo lo demás se ha grabado en el local de ensayo o en casa tomándonos todo el tiempo que hemos querido. No ha habido unas semanas determinadas de “encierro” en el estudio, sino que hemos ido grabando y avanzando poco a poco, lo que nos ha dado la oportunidad de ir reposando las canciones cuando era necesario. También me ha dado la oportunidad de hacer tomas de voz cuando realmente me apetecía o me sentía inspirado, quizás justo después de terminar una letra que creía que iba a funcionar, o cuando realmente estaba sintiendo esas sensaciones de las que hablaban las canciones de manera más intensa. Desde que empezáramos a trabajar en la primera canción que acabaría formando parte del disco (“1UP”) es posible que hayan pasado unos tres años.
El pasado mayo lanzasteis el single “Caja de Ruido”, que ha sido muy bien recibido. ¿Qué mensaje o sentimiento habéis querido transmitir con esta canción y cómo creéis que encaja dentro del contexto de todo el álbum?
Escribí la canción en un momento en el que lo estaba pasando francamente mal y me sentía tremendamente desubicado. Me invadía una terrible sensación de irrealidad, como si estuviese viviendo una pesadilla de la que no podía despertar. Pero realmente todo está en nuestra cabeza, y la canción es una manera de expresar que la música puede transportarte a otro lugar que puede ser tan real o más que aquel en el que estabas. Muchas veces lo que sentimos define nuestra realidad más que los eventos que transcurren, y esta canción es un intento de crear una realidad más bonita que aquella en la que estaba atrapado y que todavía necesitaba tiempo para aceptar. Todo el álbum tiene mucho que ver con esa búsqueda del equilibrio cuando todo parece ir mal y cada canción lo hace desde una perspectiva diferente.
Soy de los que piensan que la música es gran apoyo en los momentos difíciles, insuflando energía y esperanza. ¿Hay alguna experiencia personal que haya influido en la creación de “Daño”?
Desde luego. En septiembre del año pasado terminó la relación de trece años que mantenía con la persona con la que pensaba pasar el resto de mi vida, y ha sido lo más duro que he pasado en mi vida hasta la fecha. Algunas canciones las escribí antes de la ruptura y ya se reflejaba en las letras lo turbulento y doloroso de la situación. Después de la ruptura, tuve que comenzar a reconstruir mi vida desde cero y empezar a conocerme y quererme de nuevo, y este disco es sin duda parte de ese trabajo de introspección y catarsis que estoy llevando a cabo. Como bien dices, la música puede ser un gran apoyo, y sin duda, hacer este disco me ha ayudado a poder soportar los momentos más difíciles vividos este último año.
Vuestra música transmite fuerza, pero también vulnerabilidad. ¿Cómo lográis alcanzar esta difícil combinación?
Precisamente cuando más dolor sentimos es cuando más fuerza nos vemos obligados a sacar de dentro, y la música es una de las maneras de hacerlo. Huir del dolor normalmente solo sirve para sentirse mejor momentáneamente, pero enfrentarse de cara a aquello que nos duele, aunque sea un camino aparentemente más difícil, es lo que nos puede llevar a aceptarlo y superarlo y a crecer como personas. Para mostrarse como uno es, con sus defectos, miedos y contradicciones hace falta fuerza. Creo que las canciones transmiten esa combinación de vulnerabilidad y fuerza porque no se acomodan en la tristeza o la oscuridad, sino que se enfrentan a ellas para salir fortalecidos.
El álbum “Daño” está disponible tanto en formato digital como en una edición física limitada. ¿Qué importancia tiene para vosotros ofrecer el álbum en formato físico? ¿cómo ha sido la respuesta del público?
Nosotros empezamos a escuchar música en una época en la que el formato físico lo era todo y, aunque el streaming es imbatible a nivel de la variedad y cantidad de música a la que te permite acceder, pensamos que parte de la experiencia que suponía escuchar música en otros tiempos se ha perdido. Sacar un CD antes de que el álbum esté completo en plataformas digitales es nuestra manera de darle la oportunidad a la gente de vivir la música de otra manera. Cuando uno decide confiar e invertir en un artista comprando su disco antes de escucharlo entero, la relación con ese álbum es más íntima y personal. Recuerdo cuando con 16 años ahorraba un poco para comprarme el nuevo disco de mi grupo favorito, y la sensación de llegar a casa, abrirlo y escucharlo mientras veía el artwork me daba muchísimo placer. Me lo ponía en bucle y prestaba atención a cada detalle, porque era el disco que había estado esperando y que por el que había estado dispuesto a realizar ese pequeño esfuerzo, así que cuando iba descubriendo las canciones, las disfrutaba aún más, y si alguna no me gustaba tanto, le daba más oportunidades y a veces hasta se convertían en mis favoritas. Me encantaba la sensación cuando la confianza que había depositado en ese artista o banda daba sus frutos. Hoy en día tenemos miles y miles de discos nuevos gratis que salen cada día, y es un poco más difícil generar esa sensación de vínculo con un álbum. Queríamos que aquellos que realmente tienen ganas de vivir esa experiencia con nosotros tuvieran la oportunidad de hacerlo. También estamos preparando una edición en vinilo que va a quedar de lujo.
Habéis estado en hibernación durante algunos años. ¿A qué os habéis dedicado durante ese tiempo? ¿Este periodo ha influido en el sonido actual y en la dirección a seguir por Daño?
En realidad, nunca llegamos a parar del todo; simplemente bajamos el ritmo mientras la banda se terminaba de recomponer tras la marcha de Theo (baterista) durante la pandemia. Aprovechamos este tiempo para centrarnos en otros proyectos que teníamos entre manos, como Evve, Veneziola o Pieles Sebastian además de hacer distintas colaboraciones. Bienve también compuso y publicó su primer disco en solitario de guitarra flamenca que es una maravilla. En lo que más ha podido influir esta etapa es en el dejar espacio para encontrar lo que queríamos hacer musicalmente y cómo llevarlo a la práctica. Nos dio tiempo a reflexionar sobre el momento en el que estábamos y a trazar un camino que nos ilusionaba recorrer. Y por supuesto, toda la experiencia que vamos acumulando con otros proyectos también sirve a la hora de trabajar en Noise Box, ya que siempre vas aprendiendo por el camino y te vas nutriendo de todas esas personas con talento con las que tienes la suerte de poder colaborar.
¿Qué puede esperar el público que se anime a ir a uno de vuestros conciertos?
Procuramos que el atractivo principal de nuestros directos sea la propia interpretación de las canciones, que el público perciba que estamos sintiéndolas de la manera más profunda posible. Intentamos que todo sea lo menos artificioso posible, ser simplemente nosotros en trance metidos en las canciones. Nos gusta planear bien los sets y ver cómo encajar las canciones en secuencia para que haya una coherencia que juegue a favor de la experiencia del público, pero también nos gusta que haya momentos menos planeados donde nos podamos dejar llevar por el momento. No somos de esos grupos que interactuemos demasiado con el público y yo a veces me siento raro hablando entre canción y canción. Me gusta más dejar que la música hable por nosotros y crear una atmósfera donde banda y público esté metida en el mismo trance. Esto quizás pueda jugar un poco en nuestra contra en una época en la que en el indie se lleva mucho que el frontman sea también una especie de animador que interactúa con el público festivalero para que éste se divierta, pero nuestros conciertos no son exactamente una fiesta, ni lo que buscamos siempre es que el público se divierta, sino que tenga una experiencia más profunda.
Y para terminar y mirando hacia el futuro… ¿Cuáles son vuestros planes una vez que “Daño” ya está en la calle? ¿Habrá giras, colaboraciones o alguna otra novedad para los próximos meses?
Desde luego la intención es poder presentar el álbum en todas las salas y festivales que podamos, y estamos trabajando en ese sentido con algunas fechas ya cerradas. En cuanto a colaboraciones, tenemos también alguna cosa en mente que esperamos encontrar el momento para poder materializar.
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Este artículo fue publicado originalmente en La Factoría del Ritmo Número 26 (sección: ).