Cuatro años después de su última visita como Slash & Myles Kennedy and The Conspirators, volvía el quinteto americano por nuestras tierras a presentar su nuevo disco “Living the Dream”.
Crónica del concierto de Slash Featuring Myles Kennedy & The Conspirators en Madrid en Madrid, en Wizink Center, el 13 de marzo de 2019.
Hay personas que, cuando van a hacerse una analítica de sangre, los médicos encuentran cosas diferentes a eritrocitos, hematocritos o la serie blanca. Por las venas de algunos corre más etanol que glóbulos rojos, por las de otros más gasolina que basófilos y en el líquido rojo de alguno es más fácil encontrar un sostenido, un arpegio o una clave de sol antes que plaquetas. Nuestro protagonista es uno de estos últimos.
Estos días pasados tuvimos la enorme oportunidad de ver a Saul Hudson, más conocido como Slash, compartir escenario con la que ha sido su gran banda durante esta última década: Myles Kennedy and The Conspirators. Hicieron parada, dentro de su tour europeo, para descargar en dos fechas seguidas (Barcelona y Madrid) su último álbum de estudio “Living the Dream”, que ha levantado una gran ola de elogios.
Volvía Slash a España por tercer año consecutivo, aunque, a decir verdad, las dos veces anteriores fue en compañía de los Guns&Roses, dentro la gira de reunión “Not in this TimeLife”, que se ha convertido en una de las más exitosas de la historia de la música. Tras tres años de intensos viajes por todo lo ancho y largo del planeta Tierra, ese polifacético músico, que grabó guitarras en discos de Michael Jackson, Maroon 5, Paulina Rubio o la mismísima Marta Sánchez, tuvo tiempo para, en un receso con la banda argelina, grabar el disco que presentó en otoño pasado y que ahora le está haciendo viajar por el viejo continente.
Fuera por este motivo de tantas visitas en los últimos años, fuera porque las arcas del personal no dan para más o fuera por lo que fuese, la mayor decepción de la noche la provoca la escasa afluencia del respetable, tras no juntarse más de 2000 personas en el Wizink Ring. Sin embargo, ellos se lo perdieron, pues el show, como siempre pasa con este artista, no defraudó.
A escasos segundos de la hora marcada de comienzo del concierto, suenan los acordes de la intro que da paso al tema “The Call of the Wild”, que abre el último disco y donde ya se empieza a palpar lo que se nos viene encima: un torrente de hard rock del bueno, adornado con los solos de Slash (ataviado toda la noche con una camiseta del “And Justice for All” de Metallica) y con la connivencia de una banda a la altura del personaje principal.
Suena esta banda algo más contundente, con ritmos más marcados que los G&R, aunque quizá pueda haber gente que le sature algo la linealidad de la voz de Myles Kennedy. Papel aparte merece éste, voz de la banda y frontman también de Alter Bridge. Con una voz no tan aguda y chillona como la de Axl y ese toque nasal peculiar del cantante de Boston, demostró encontrarse en un excelente momento de forma y para nada dio muestras de flaqueza, tras llevar todo un tour a sus espaldas y haber cantado, sin ir más lejos, 24 horas antes en la Ciudad Condal.
Sobre un escenario sobrio, donde lo único que destacaban eran unas figuritas situadas sobre los Marshalls de Slash, se fueron sucediendo temas del último disco (como la palm muteada “My antidote”) y de los predecesores como la bluesera “Back from Cali” (donde Slash echa mano del baile del pato de Berry). Tras la algo discotequera “Boulevard of Broken Hearts”, es turno para Todd Kerns, el bajista del grupo y el más gamberro de la noche, que concede un merecido descanso a las cuerdas vocales de Myles y toma el micrófono para cantar “We’re all Gonna Die” y “Dr. Alibi”, finiquitando con el dedo hacia el cielo en memoria del gran “motherfucker” de Lemmy, con quien Slash grabó este tema hace ya unos años.
Vuelta de Myles a las tablas y turno para Slash y su guitarra de doble mástil, a la vez que bajan las revoluciones sobre el escenario. Es el momento del medio tiempo “The One You Loved is Gone”, uno de los mejores temas del último álbum, donde quizá la labor de la voz de Myles queda, por primera vez, por encima de la guitarra de Saul. Tema precioso que da paso a “Wicked Stone”, donde Slash se marca un solo que supera el cuarto de hora. Demostración de virtuosismo, filigranas y adornos del guitarrista londiense, que en todo momento estuvo acompañado de la banda a lo largo de todo el punteo, pero siempre en un segundo plano para que la luz del foco solo se centrara en el maestro. Espectacular e inolvidable el momento, que hizo amago varias veces de acabar, pero que volvía a la rueda y otra iteración más al bucle de la guitarra…
Tras este tema, se sigue desgranando el último álbum con temas como “Mind your Manners” o “Driving rain”, que preceden al único guiño de la noche a los G&R, con el tema “Nightrain”, que hace las delicias de los allí presentes y donde, parte del solo la hace el otro guitarrista de la banda Frank Sidoris (aunque por momentos Myles también coge el instrumento).
Tres temas nos quedan antes de que la banda abandone el escenario y donde hay hueco para la tierna “Starlite”, muy bien llevada por Kennedy a tonos muy agudos o “World on fire”, donde el cantante presenta a los integrantes de la misma.
Tras en unos breves minutos de receso, vuelven los artistas sobre el escenario para interpretar “Slow Grind” y la celebérrima “Anastasia”, que coreada por el público, cierra una noche donde se demuestra que tenemos Slash para rato.
La Factoría de Ritmo quiere agradecer a LiveNation (en especial a Marta Espi) las facilidades dadas para poder asistir a este concierto.
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Este artículo fue publicado originalmente en La Factoría del Ritmo Número 26 (sección: ).
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