Tanto Monaguillos Sin Fronteras como Nevergood son (o deberían ser) bandas ya conocidas que cuentan con sendos trabajos en Getazo, y que ahora unen esfuerzos para en una nueva aventura con la cual, bajo el epígrafe de “El Gran Timo De La Aldea Global”, dan salida al nuevo material compuesto desde la edición de sus respectivos discos.
En cierto sentido ambas me recuerdan a Propaghandi e incluso a sus paisanos El Corazón Del Sapo, pues combinan orientación musical melódica y contenidos políticos, algo que es de agradecer y por desgracia no es lo más habitual en bandas de coordenadas estilísticas similares. Puede que ello les ayude a conectar con gente ajena a su escena, pero sabiendo lo cerrados que son la mayoría de los círculos relacionados con el HC lo veo bastante difícil. En cualquier caso, se tratan temas tan interesantes como la degradación ambiental, la pasividad social, las drogas, el conductismo mediático y la pena de muerte, quizás no en toda la profundidad que sería deseable pero cuidando con mimo las formas, sobre todo en el caso de Monaguillos Sin Fronteras. En lo musical ambas bandas optan por la cara más amable del Hardcore, en una onda marcadamente Epitaph en el caso de Nevergood y muy próxima a El Corazón Del Sapo si hablamos de Monaguillos, y, aunque las dos se muestran voluntariosas a la hora de abordar su cancionero, son MSF quienes salen claramente vencedores al aportar mayor variedad dentro de la coherencia. Canciones efectivas, variadas y sencillas a la vez, que beben tanto del Punk Rock (“Invisible”) como del Oi! (el inicio de “Arte Cemento” es puro CIV) o el ya mencionado HC melódico (“La Pared Transparente”, “Tango De Las Madres Locas II”); incluso tintes Rock llenan sus canciones en algunos momentos, añadiendo aún más color a su ya de por sí rica paleta de tonalidades. Uno de esos grupos que con el paso del tiempo y disco tras disco se vuelven imprescindibles, aprovechad ahora que siguen juntos. En cuanto a Nevergood, decir que cuentan con el inconveniente de estar en una onda de la que nunca he sido especialmente devoto, así que no resulta fácil ser objetivo. A pesar de todo, es obvio que tocan francamente bien y se muestran como buenos conocedores del libro de estilo de su escuela, claro que lo aplican con tanta convicción que acaban por sonar un tanto predecibles. Mucho mejor cuando pisan el acelerador y abrevian que cuando entran en terrenos pausados, sus temas más aprovechables son los que van al grano, tanto en melodía como en estructura, y el nivel de sus composiciones les erige como una de las referencias inevitables del nuevamente incipiente panorama melódico estatal junto a gente como G.A.S. Drummers o The Red Sexy Band. Si a todo lo previamente dicho le añadimos una buenísima presentación (digipack de tres paneles con dos libretos a todo color), la buena calidad de sonido, las ideas y el inmejorable precio (seis euros de nada) creo que hay pocas excusas para no apoyar esta iniciativa.
Comentario: Jorge X.
(Fecha de la publicación: 13/06/2002)
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