Batería, compositor y amante de expresarse musicalmente con total libertad, saliéndose del guión establecido y creando pasajes únicos, ligados espontáneamente al instante en que suenan.
Mikel Urretagoiena es batería y compositor. Forma parte de la nueva generación de músicos vascos que se han formado en el Centro Superior de Música del País Vasco, Musikene, y que están logrando brillar dentro de las nuevas propuestas vinculadas al jazz que están surgiendo tanto en su tierra como a escala estatal.
A su edad, 33 años en el momento de realizar esta entrevista pues nació en 1991, ya ha logrado acumular una notable experiencia, grabando con una larga lista de artistas y formando parte de tres formaciones: The Machetazo, Primital y Griffo.
Recientemente ha publicado su primer álbum como líder, llamado “Denbora” e inspirado en el regreso a su pueblo natal, Ordizia, en la provincia de Guipúzcoa, tras sus años estudiando en Holanda y Nueva York, así su etapa viviendo en Madrid.
El disco contiene 8 composiciones propias y una versión del tema “Nere herriko neskatxa maite” de Benito Lertxundi, registrados junto al pianista Iñigo Ruiz de Gordezuela y el bajista Dani Pozo.
Este trabajo se puede enmarcar estilística dentro de esa etiqueta amplia y de límites difusos que es el “jazz contemporáneo”, habiendo sido grabado en los estudios Ona Etxea, situados en Arratia (Vizcaya), por Josué Pascual.
Eres compositor y batería, una combinación no muy habitual, que sugiere que además de los instrumentos percusivos también tiene cierto dominio del piano o de algún instrumento que te permita plasmar las melodías y armonías… ¿Cómo trabajas para componer y crear las piezas? ¿Qué instrumentos u otro tipo de herramientas utilizas para ello?
Siempre compongo desde el piano. Es un instrumento que me lleva a otro universo musical y contrasta con la batería. La mayoría de las veces toco acordes y canto una melodía por encima. Después pienso en la rítmica de la batería y el bajo. En cuanto al proceso creativo, he de decir que utilizo la composición como herramienta de introspección a modo terapéutico. Compongo, la mayoría de las veces, cuando vivo experiencias vitales significativas o fuertes.
He escuchado en más de una ocasión que la percusión es una especialidad especialmente difícil dentro de los estudios de conservatorio. También que es la opción más costosa, por todos los instrumentos en los que tiene que invertir el alumno a lo largo de su formación. ¿Cómo ha sido tu experiencia? ¿Tienes ese plus de dificultad y coste frente a otras especialidades?
Todo instrumento tiene su complejidad a medida que vas profundizando e investigando, pero no diría que la batería es uno de los instrumentos más difíciles. Tampoco de los más costosos. De hecho, creo que la batería o la percusión es una de las cosas más primitivas y orgánicas (en un primer contacto). Me parece mucho más complicado hacer sonar una trompeta, por ejemplo. Pero es una opinión personal. En cuanto al coste, los platos de la batería son quizás la parte más cara de la batería, sobre todo para los jazzistas.
El Centro Superior de Música del País Vasco, Musikene, que nació en 2001, es un factor común en muchos de los músicos dedicados al jazz que hemos entrevistado en los últimos años. ¿Cómo valoras la aportación que Musikene a la cultura vasca?
Cada vez hay más músicos locales que deciden estudiar el superior y esto conlleva a que haya más músicos jóvenes con mucho nivel en su instrumento. El problema es que una vez acabada la carrera es muy difícil vivir de tocar. Musikene o cualquier otro centro superior puede ofrecer al alumnado mucho lenguaje estilístico y conocimiento teórico pero somos nosotros mismos los que tenemos que crear una red social y musical para generar una escena interesante que nos haga desarrollarnos.
Tras completar tus estudios en Musikene continuaste con formándote en Holanda y Nueva York. ¿Cómo fue ese periodo? ¿En que consistió tu aprendizaje en esos dos lugares?
Fue toda una experiencia musical y personal. En Holanda cursé el máster NY Jazz. Consistía en hacer una investigación durante dos años en los cuales 5 meses los pasábamos en Nueva York. Conocí muchos músicos de todo el mundo y no paramos de tocar. Fue un laboratorio continuo. Además, pude recibir clases y ver conciertos de músicos referentes a lo largo de mi estancia en NY. Todo lo vivido me dio mucha perspectiva y me ayudó a encontrarme conmigo mismo. Para eso tuve que deconstruir todo lo aprendido en la carrera y romper prejuicios estilísticos.
Después te trasladaste a Madrid, para iniciarte tu carrera profesional… ¿Cómo valoras en general tu etapa en Madrid? ¿Hay en esta ciudad posibilidades de que un joven músico se abra pasado y haga de la música su medio de vida?
En Madrid dejé de ser estudiante y comencé mi carrera profesional. Fui construyendo una red de gente maja y musicazos, algunos ya los conocía de la carrera pero otros muchos los conocía en jams o en sesiones que organizábamos. Compartíamos entre 10 personas un local de ensayo en el barrio Oporto donde pasábamos las horas creando proyectos para después sacar conciertos. Electrónica, jazz, punk, folk y frikadas varias. A la par, empecé a dar clases de batería en distintas escuelas de música y también clases particulares. Esto último lo sigo haciendo hoy en día y es un complemento que me aporta mucho, además de darme un poco más de estabilidad económica.
En esos años en Madrid formaste parte de Primital, Griffo y The Machetazo. Vamos a repasar cada uno de los grupos… ¿Qué nos puedes contar sobre Primital?
Primital fue un regalo musical de lo menos esperado. Recibí la llamada de Santi Ibarretxe (creador de Primital) y me comentó que estaban buscando batería para los conciertos de presentación de su cuarto disco “Distrakter”. No los conocía de antes, pero tenía muchos amigos que eran fans de la banda. Cuando escuché la música por primera vez flipé y me puse a estudiar a saco. Ha sido todo un aprendizaje descubrir el peculiar y original universo musical de Santi y compartir escenario y tiempo con los grandes David, Zapa, Gonzalo y Jota.
Griffo somos Dani Pozo al bajo, Iñigo Bregel (Los Estanques) a los teclados, piano y voz; y yo a la batería. A Dani Pozo lo conocí en Musikene. Nos hicimos muy amigos pero no llegamos a compartir ni una nota. Más tarde coincidimos en Holanda y nos hinchamos a tocar. Investigamos mucho las amalgamas rítmicas y quedábamos a dúo. Más tarde, en Madrid, Dani Pozo entró en la banda Los Estanques (liderada por Iñigo Bregel). Ahí es cuando empezamos paralelamente a quedar a trio y a componer juntos en los locales Rufino. Iñigo es un crack de la composición y es un libro abierto, además de ser un músico polifacético. Estudió composición en Musikene, toca el piano, la guitarra, el bajo, canta y produce que te mueres; todo un genio. Fueron dos años de composición e investigación conjunta donde fusionamos el rock progresivo, el jazz y el pop. Tenemos un pedazo de disco entre manos que algún día verá la luz.
Con The Machetazo has grabado tres álbumes para el sello que ahora ha lanzado tu nuevo álbum. ¿Son esta formación especial para ti? ¿Qué ha sido lo mejor de tocar en este grupo?
The Machetazo es familia para mí. A medida que cada uno de los cinco miembros hemos ido evolucionando y creando nuestro propio camino individual, siempre hemos vuelto a colectivizar todas esas experiencias convirtiéndolas en discos y en un proyecto sólido y potente. Nacho Fernández, Darío Guibert, Jorge Castañeda, Daniel Juárez y yo nos conocimos en Musikene. Compartíamos ya mucha música pero la banda se forjó en Nueva York, mientras estudiábamos el máster de Holanda y compartíamos piso. Volvimos a Madrid y grabamos nuestro primer disco “1290 Prospect Place” en 2016. En 2018 grabamos “A Vision In A Dream” y en 2020 “Searching Hard”. Discos hechos con mucho mimo y composiciones originales. The Machetazo me ha enseñado cómo 5 personas totalmente distintas se entienden a través de la música y crean un proyecto único.
Además, has colaborado con otros muchos artistas, al menos has grabado en otros tres discos publicados con Errabal Jazz. Háblanos de tus experiencias más destacables junto a los artistas que has colaborado…
Desde el primer disco de The Machetazo he grabado otros muchos para el sello Errabal Jazz. Por nombrar algunos proyectos en los que he colaborado, cabe destacar el disco “Hamahiru” de Ander García Trio. Nos conocimos también en Madrid y junto al pianista madrileño Jorge Castañeda comenzamos a investigar repertorio del baile vasco: Agurra, zortziko, banako, makil dantza… Fue todo un reto indagar y reinterpretar canciones tocadas por txistu y danbolin en formato de trio improvisando y comenzando un camino prácticamente sin referencia alguna.
Otro de los proyectos que grabé hace un par de años para Errabal es “Trezz”. Trio formado junto a Dario Guibert al contrabajo y Luismi Segurado al piano. Somos amigos desde el primer año de carrera y decidimos juntarnos para plasmar nuestra amistad en canciones.
Dejando las grabaciones a un lado y centrándome en los directos, nunca olvidaré el día que toqué con el cuarteto del gran batería y vibrafonista Jorge Rossy. Presentaba el disco “Luna” en la Bilbaína Jazz Club y ese día el batería que grabó dicho disco perdió el avión. Recibí la llamada a escasos días del concierto. Dije que sí sin pensármelo dos veces. Fue todo un aprendizaje tocar la batería junto a uno de mis mayores referentes musicales. Regalos que te da la vida.
Ahora acabas de publicar tu primer álbum como líder, “Denbora”, grabado junto al bajista Dani Pozo y el pianista Iñigo Ruiz de Gordezuela. ¿Qué nos puedes contar sobre estos dos músicos?
Dani Pozo es amigo desde hace más de 10 años. Hemos tocado en muchos proyectos juntos y nos entendemos muy bien sin necesidad de hablar. A Iñigo le conocí más tarde, cuando me estaba mudando a Euskal Herria. Coincidimos tocando en el Festival de Gasteiz con la cantante Lara Vizuete y enseguida tuve claro que quería compartir proyecto con él. Amor a primera vista… je je Apenas nos conocíamos pero sentí que compartíamos el mismo lenguaje musical, y esto pasa muy pocas veces a la primera. Cuando decidí embarcarme en mi primer disco como líder tuve claro que quería juntar a estos dos músicos.
El álbum contiene 9 piezas. 8 son composiciones tuyas, otra una adaptación en tema original de Benito Lertxundi. ¿Qué rodeo la composición de esas 8 piezas originales?
Hace dos años dejé Madrid y volví a mi pueblo natal. Después de muchos años en la vorágine de la gran ciudad me encontré de par en par con el concepto del tiempo. Fue un aterrizaje forzoso. Por un lado, me tomé el tiempo necesario para pensar en los siguientes pasos que quería dar en mi carrera profesional y volví a experimentar lo que es vivir cerca de mi familia y amigos. Por otro lado, tuve que afrontar el duelo de echar de menos a toda mi red de Madrid, dejar algunas cosas atrás y volver a empezar desde 0. Hacer frente al sistema productivista en la que vivimos e invertir tiempo componiendo las canciones del disco. Por eso se llama “Denbora” (Tiempo). El tiempo como privilegio pero también como un sentimiento que me generó angustia muchas de las veces. Estas 8 canciones hablan de todos los altibajos provocados por la vuelta a Ordizia, mi pueblo natal.
Benito Lertxundi es una figura importantísima de la música vasca y sus canciones forman parte del acervo cultural de varias generaciones. ¿Por qué elegiste hacer una versión de “Nere herriko neskatxa maite”? ¿Cómo reacciona el público en directo cuando la escucha?
Las canciones de Benito Lertxundi siempre han estado presente en el contexto que me he criado, aunque tampoco me considero fan. Esta canción en concreto la tuve en mente durante mucho tiempo. Me gusta cómo una canción tan sencilla puede llegar a emocionar tanto. Por eso mismo, tenía muchas ganas de pasarla por mi filtro y hacer una versión propia. Quería tocarla como la siento yo. Todavía no la he tocado en directo, pero he publicado la versión de estudio en mi canal de YouTube. Las críticas han sido muy buenas y tengo que decir que se lo envié a Benito Lertxundi y le gustó mucho.
¿Vas a presentar este álbum en directo próximamente?
Sí. Publiqué “Denbora” en septiembre y estoy cerrando fechas para 2024-2025. La primera fecha será en mi pueblo. Tengo muchas ganas de compartir este proyecto personal con toda la gente que quiero. Aquí las primeras fechas:
13/12/24 Ordizia 14/12/24 Mendaro 19/01/25 Beasain 19/02/25 Gasteiz 20/02/25 Bilbao 21/02/25 Bilbao
Habrá más fechas seguro. Estoy con muchas ganas de llevar estas canciones al directo y darles vida. Habrá mucha improvisación.
El jazz es una música de minorías y nunca ha sido fácil vivir exclusivamente de él. Refutados músicos nacionales e internacionales han tenido que practicar otros géneros, ser músicos a sueldo en directo o de sesión, dar clases… ¿Cuál es tu experiencia? ¿Haces otras actividades al margen de las estrictamente vinculadas al jazz? ¿Tienes algún límite para conseguir que la música sea tu media de vida?
Siempre me ha gustado abrirme a otros estilos de música y romper prejuicios estilísticos. Tenemos la mala costumbre de poner etiquetas a todo, pero en mi caso me considero músico, no músico de jazz. Lo único que intento trasladar (fielmente) a muchos de mis proyectos, en la medida que se pueda, es la improvisación. Es una de las características que me permite ser yo mismo y sentirme libre a la hora de interpretar canciones. Respondiendo a tu pregunta, es muy difícil vivir sólo de tocar y en mi caso siempre he tenido la docencia como complemento. Es algo que me aporta mucho y aprendo constantemente.
Y ya para terminar… desearte mucha suerte con tu música y dejarte espacio para si quieres compartir con nosotros cuales son tus próximos proyectos y cualquier otro mensaje que quieras dar a nuestros lectores.
Muchas gracias por las preguntas. Ha sido un placer contestarlas. Ahora estoy centrado en los conciertos de presentación, pero ya estoy componiendo cosas nuevas poco a poco. Puedo adelantar que me apetece hacer algo muy distinto a lo de ahora, y experimentar con música electrónica.
Este artículo fue publicado originalmente en La Factoría del Ritmo Número 26 (sección: ).