Las buenas canciones son como las piedras la gente no recordara mis cara ni mi nombre pero si una buena canción…
El pasado diez de mayo Mikel Erentxun sacó al mercado el que es su último disco hasta el momento,”El último vuelo del hombre bala”, y según sus propias palabras también el mejor y más completo.
Su trabajo más compacto y el más electrónico hasta el momento. Pero con ese sabor al Mikel Erentxun de siempre.
Mikel nos concedió una entrevista en pasado catorce de junio tras la publicación de este álbum y esto fue lo que nos contó.
¿Cómo surgió el título del nuevo álbum y cuál es su significado?
El título normalmente es lo último que pongo. Me suele costar bastante trabajo elegirlo, pero en este caso lo primero que tuve fue el título.
Escuché en un programa de radio la entrevista al último hombre bala del mundo y me encantó transformarme en ese hombre bala por ser un poco abanderado de las causas perdidas y luego además ese punto de explosión le venía muy bien al disco, teniendo en cuenta que quería buscar un sonido muy eléctrico y le venía como anillo al dedo.
Además, en este disco quería hablar del paso del tiempo, lo cual también le venía muy bien el tema del hombre bala, es como la última oportunidad que te da la vida.
Me parece un título muy romántico y cinematográfico.
Hace dos años exactamente, estábamos en la sala de ahí al lado, escuchando como presentabas “El hombre sin sombra”. ¿Qué ha pasado en estos dos años?
Lo que suele pasar siempre. Sale el disco, después está la promoción y luego la parte más mecánica. Que son los conciertos y ahí ya en mi cabeza empiezan a surgir los nuevos temas y llega ya un momento que te empiezas a cansar de las últimas canciones y ahí ya es cuando me paro y decido grabar el siguiente álbum.
¿No para ese proceso creativo?
No para ese proceso creativo y no paro de tocar… empiezo a parecerme a Bob Dylan.
Desde el 1985 que saqué con Duncan Dhu “Por tierras escocesas”, nunca he dejado de tocar y prácticamente nunca de escribir.
“El último vuelo del hombre bala” es el último disco de una trilogía, formada por “Corazones”, “El hombre sin sombra” y ahora este último.
Sí, pero cuando salió “Corazones”, tras el infarto que tuve, no pensé que fuese a formar parte de una trilogía de tres discos. Ni siquiera cuando salió “El hombre sin sombra”, en el que hablo de mi crisis matrimonial.
Pero al terminar este disco, “El hombre sin sombra”, siento que he terminado un ciclo. En él hablo de las segundas oportunidades, es muy luminoso y optimista y me he vaciado.
A partir de ahora quiero hablar de los demás, por ejemplo de ti o de los demás… aunque al final vuelva a escribir de mi… pero lo quiero intentar… Me apetece mirar un poco más a los demás.
Aunque con canciones de este disco como “La vereda “ o “Animales heridos”, ya he mirado un poco más hacia lo social.
En esos temas “sociales”, siempre cuando has pasado por ellos, ha sido de una forma muy sutil…
Sí, es verdad. Pero por ejemplo, esta canción, “Animales heridos“, la escribí en el AVE, leyendo los periódicos y era todo la misma mierda. Pero si los lees ahora es exactamente la misma mierda y al final la canción no son más que titulares de periódicos.
La trilogía la has grabado con Paco Loco…
Sí. Y con Jon Angelo y Greg Calvin.
Me gustaría seguir trabajando con Paco Loco y con el resto del equipo. Si es posible, cero que soy capaz de hacer muchas cosas distintas con el mismo equipo.
“Tu amor es un nudo” abre el disco con un sonido de arpas. Es la primera ver que metes un arpa en algún tema tuyo.
Empezar con un arpa me pareció interesante, porque empezar el disco más eléctrico que he grabado con un arpa es jugar al despiste. Hay gente que me ha dicho incluso que se pensaba que se había equivocado de disco. Es como un prólogo. Un pequeño poema.
“Muchacha de ojos tristes”, “Círculos”, “Déjalo estar”, son otras de las canciones de este disco y precisamente en esta canción haces un guiño muy especial a una canción de tu primer disco en solitario, “Naufragios”, concretamente a la canción de ese disco, “Jugando con el tiempo”…
Sí, es cierto. Me puse a escribirla y no sabía que poner. Me vino a la cabeza la estrofa de esa canción. Y al final la dejé porque queda muy bien: “Soy la daga que cruzó la hiena, el escorpión y tú la flor”.
“Gigante”, “Tiempo de descuesto”…
“Tiempo de descuento” habla de las discusiones con mi mujer, en los que al final nos atamos.
De “Animales” ya hemos hablado antes. Es una sutil crítica social. “Amor circular”, “La vereda”, “Donde estabas tú ahora, estoy yo”, “Tengo ganas de ti”, “Ángel en llamas”, “Corazón de mil inviernos”… En general un sonido mucho más eléctrico, muchos coros, arpas, pero al final el sonido eres tú… Es el sonido de Mikel Erentxun.
Gracias. Es un piropo.
Paco siempre me lo dice y me ha convencido de que es algo bueno. Y es que al final haga lo que haga sonará a mí, a Mikel Erentxun.
Por ejemplo, los Rolling, Bob Dylan o los Clash, que es una de mis bandas favoritas, hagan lo que hagan sonarán a ellos, aunque hagan reggae.
Y me he dado cuenta, gracias a Paco Loco, de que eso es bueno. Porque antes no lo veía así.
En “Corazones”, quizás ese sonido Mikel estaba algo más diluido. Pero reapareció con fuerza en “El hombre sin sombra” y se mantiene en este “El último vuelo del hombre bala”.
Puede ser. Aunque para mi “Corazones”, a nivel canciones, es mejor que “El hombre sin sombra”. Y a nivel compositivo, el mejor disco que he sacado es este último, “El hombre sin sombra”.
¿Cuál es tu canción favorita de este último trabajo?
Me resulta muy difícil elegir una. Yo quería que el disco tuviera 10 canciones. Quería hacerlo muy compacto, muy eléctrico y no quería baladas. Y al final hay cuatro. Porque no quería quitar ninguna.
Pero tal vez “Tiempo de descuento” o “Donde estabas tú ahora, estoy yo”, o “La Vereda”.
Hay otros discos míos en los que hay una clara diferencia entre canciones. Sin embargo, en este no hay fisuras. Es lo mejor que he escrito hasta la fecha, junto a “Autobiografía” y “Canciones” de Duncan Dhu.
He leído en algún sitio, que ahora vendes menos discos, pero que te sientes más orgulloso de lo que haces. ¿Es eso cierto?
No se dónde has leído eso. Pero bueno, no es exactamente así, no es que a mí no me guste vender discos, al revés, me sigue gustando vender discos. Lo que quise decir es que mi paso al mundo menos comercial lo hice voluntariamente.
Cuando empecé mi carrera en solitario, “Naufragios” fue doble platino y desde el segundo hasta “El corredor de la suerte”, poco a poco las ventas fueron bajando y fue ahí cuando pensé que tenía que hacer un cambio, por eso hice en plan despedida el teatro Victoria Eugenia. Y de ahí ya fui consciente que con lo que iba a hacer, vendería menos discos y llenaría menos conciertos.
Pero curiosamente esto ahora está cambiando y cada vez vendo más discos y sueno donde antes no sonaba.
Y lo que me queda…
¿Y qué queda y qué se ha perdido del Mikel de “Naufragios”?
Han pasado 25 años, creo que se ha perdido poco. Afortunadamente he ganado voz. Ahora me gusta más y también escribo mejor.
Las inquietudes musicales y las ganas de subirme a un escenario son las mismas.
Sigo igual de nervioso antes de sacar un disco o antes de subirme a un escenario.
Sigo defendiendo con la misma pasión mi trabajo en las entrevistas y todo esto es difícil de conservar. De hecho, hay pocos artistas de mi época que lo conserven.
Porque en algún momento se aburrieron y dejaron de hacer cosas interesantes.
Ahora también tengo más canas, cinco hijos y me ha dado un ataque al corazón.
La vida… ¿no?
Sí. Así se resume y es un buen título… “La vida”.
Sigues teniendo buena relación con Diego Vasallo, ¿verdad?
Sí. Tenemos muy buena relación. También algo muy difícil de conseguir. Pero somos como hermanos y me voy este verano de vacaciones a su casa de Menorca. Además doy allí dos conciertos.
Llevas 34 años en la música, que se dice pronto. ¿Qué te queda por hacer?
Cuando empecé con Duncan Dhu teníamos 18 años y pensábamos que el rock and roll desaparecería. Pensamientos idiotas de juventud. Yo terminé la carrera de arquitectura cuando ya tenía mi carrera en solitario y pensé que dejaría la música para dedicarme a la arquitectura… pero llegó un momento en el que me di cuenta que lo que me gustaba era la música y que mi meta era acabar como Leonard Cohen o Bob Dylan.
Y con la música que hago ahora, sí me veo con 100 años cantando mi música en un escenario.
La industria de la música, ¿Ha cambiado mucho en estos años?
Ha cambiado muchísimo. Ahora no se venden discos. Las tiendas de instrumentos cierran, los estudios de grabación cierran. Ya no es el mundo de la música que yo conocí.
Pero sigo en mi casa viendo “Juego de tronos” en mi tele de tubo, que cuando se rompa ya me han dicho que no se puede reparar.
Sigo escribiendo mis canciones en un papel y con mi Mont Blanc. Y sigo escuchando música en vinilo.
¿Qué te parece el tema de los festivales?
Son algo nuevo para mí.
Hace poco estuve en el “Interestelar” y tengo unos cuantos firmados para este verano.
Sabes que del todo el mundo que va, no todos van a verte a ti. Pero al fin y al cambo también llegas a ellos y eso está bien.
Pero al final yo prefiero una sala con mi público, tocando mis canciones. Ahí es donde disfruto de verdad.
De los grupos nuevos que hay ahora… ¿Con quien te apetecería tocar?
Con Vetusta Morla o Morgan. Me gustan. Pero mi bandas favoritas y a quien yo escucho, es a Iván Ferreiro, que acaba de sacar uno de sus mejores trabajos, Coque Maya, Bumbury o Loquillo.
Es la música que yo escucho y además Bumbury, cuando le mandé este disco en vinilo, me escribió diciendo que era mi mayor fan.
¿Qué planes tienes para este verano?
Tengo varios festivales por España. Algún pueblo y luego me voy a América. A México, Estados Unidos y Argentina, que nunca he estado.
Luego, a la vuelta, en la sala Bikini de Barcelona y But de Madrid. Y alguna más.
Y por último, Mikel: ¿todo es efímero?
La vida sí. Pero como decía Duncan Dhu: las canciones son como las piedras, la gente no recordará mi nombre ni mi cara, pero sí una buena canción.
Gracias a Warner Music España. Y por supuesto a Mikel Erentxun, por ser tan gran artista como persona.
Videoclip de la canción “La Vereda”:
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Este artículo fue publicado originalmente en La Factoría del Ritmo Número 26 (sección: ).
