Migala no son un grupo al uso, sino un colectivo mutante de instrumentistas que se reconocen como no músicos, y que tiene por base la periferia de Madrid.
Para el directo, también son singulares, cada actuación (para las cuales no se prodigan demasiado) las preparan con cuidado y se adaptan a los componentes que en cada momento están disponibles. Es este terreno han compartido escenario con bandas como Smog, Moonshaker, Sr. Chinarro, Kaner, Black Box… ademán han servido de banda de acompañamiento para la gira española de Will Oldham.
Volviendo a su discografía, decir que su primer larga duración lo publicaron en el 97, con el título “Diciembre, 3a” y fue muy bien recogido por la crítica. En el 98 lanzaron “Así duele el verano” donde profundizaron en la tensión emocional instrumental y lograron penetrar en mercados internacionales. Su popularidad se fue consolidando con “Arde”, trabajo que editaron en el año 2001.
A principios del presente año 2002 editaron “Restos de un incendio”, su nuevo trabajo. Un disco tenso, con aire global de tristeza y tensión, de carácter prácticamente instrumental, pues cuando se utiliza la voz, bien cantada o incorporada vía sampler, parece hacerlo más como otro instrumento que por la importancia de la letra (salvo quizás en “El retraso” y “Ciudad del oeste”).
Los temas son largos, extensos, utilizando la repetición sucesiva de una idea musical principal, a la que se añaden elementos secundarios, y que evoluciona increscendo desde un aire lejano a otro más vigoroso y ruidoso.
Llama la atención al guiño a la melodía de “Soy Rebelde” de Janette en “Noche desde un tren” y es que Migala no hacen ascos a la apropiación de ideas de otros, ya sea vía de revisión, cita o sampler.
En conjunto “Restos de un incendio” es un disco para escuchar con calma o también útil para acompañar lecturas. Un álbum interesante y agrio.
Comentario: F-MHop
(Fecha de la publicación: 03/10/2002)
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