La primera actividad musical conocida de Martirio (su verdadero nombre es Maribel Quiñones) fue su participación durante varios años en el grupo Jarcha, a principios de los años 80.
Desde su primer disco, “Estoy Mala”, la apuesta clara de Martirio siempre ha sido modernizar la copla española, mestizándola con diversos estilos musicales. Primero con el pop y el rock, luego el blues (y tímidamente el jazz), las nuevas músicas y así hasta llegar al año 1997, en el que se unió al pianista Chano Dominguez para bañar decididamente la copla con la grandeza instrumental del jazz. De esa colaboración se publicó como resultado el disco-libro “Coplas de Madrugá”, un trabajo grabado en formato cuarteto (además de Chano y Martirio participaban Javier Colina al contrabajo y Guillermo McGuill a la batería) y que fue aclamado por la crítica, recibiendo además una notable respuesta por parte del público.
A principios del año 2004 Martirio se volvió a unir a Chano Dominguez para un nuevo experimento de fusión entre copla y jazz, aunque ahora con un planteamiento distinto. El disco se registró en directo, en Enero de ese año, en el Teatro Monumental de Madrid, y fue publicado a lo largo de ese año, recibiendo hace unos meses el premio al mejor álbum de canción española por parte de la SGAE.
En este álbum se contó con la participación de la banda habitual de Chano Dominguez (Guillermo McGill a la batería y George Mraz al bajo), una big band formada por la ocasión (contando con, entre otros muchos músicos, con el saxofonista Perico Sambeat) y con la Orquesta Sinfónica de Radio Televisión Española dirigida por Adrian Leaper.
En cuanto al repertorio se han vuelto a elegir coplas muy conocidas de compositores legendarios del género, como León y Quiroga (con y sin Quintero) que son los más versioneados, aunque también hay otros autores.
El resultado es un disco luminoso, donde la intimidad de su precedente (“Coplas de Madrugá”) se sustituye por una mayor grandilocuencia. Las canciones sin duda son buenas en origen y los arreglos realizados (en parte por Chano Dominguez y en parte por varios músicos que se han repartido el trabajo de los arreglos de la orquesta y la big bang) transportan con credibilidad las coplas al terreno jazzistico, aunque el resultado no superar la magia del primer disco. Aquel formato instrumental más reducido concentraba la intensidad y transmitía un mayor sentimiento. Además en el nuevo álbum la voz de Martirio en ocasiones se percibe como demasiado afectada.
En todo caso un disco notable, que actualiza las posibilidades de la copla bañándola de jazz (anclada de forma generalizada en artistas anacrónicos y de nulo interés) y ofreciendo a las generaciones más jóvenes una buena oportunidad para conocer magníficas canciones creado por algunos de los mejores compositores que jamás hemos tenido en nuestro país.
Comentario: F-MHop.
(Fecha de publicación: 2005/06/16)
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