Un autor en sintonía con el llamado nuevo folk americano... canciones llenas de fotografía de vivencias fugazes, intensidad emocional y tranquilidad ante el destino. Su segundo álbum se publicó poco antes del verano.
El segundo álbum de este cantante y compositor vasco nos trae unas canciones llenas de sentimiento, con un sonido inspirado en grandes de la música norteamericana (Bob Dylan, JJ Cale, Neil Young o Bruce Springsteen entre otros).
Un álbum, “Zenbat Euri”, para escuchar y disfrutar con tiempo y calma.
En la siguiente entrevista nos acercamos a su trayectoria, a sus primeras aproximaciones a la música en Londres y a su posterior inmersión en la composición en Euskera, también a algunas etapas singulares de su vida y a los músicos que componen su banda.
Naciste en Eibar, pero tus primeros pasos los distes lejos de tu país y creo que cantando en inglés… ¿Cómo fueron tus contactos iniciales con la música?
Todo ha sido un proceso muy natural… Cuando comencé ha escuchar música nunca llegué a pensar que acabaría grabando discos, pero la verdad es que las canciones me atraparon… hay algo en ellas que me impulsó a adentrarme en su misterio, así que me compré una guitarra y aprendí a tocarlas. Luego eso ya no fue suficiente y sentí la necesidad de crearlas. Algo faltaba, y supongo que fue lo que me llevó a Inglaterra, y era le necesidad de encontrar un lenguaje propio para expresar mi visión de las cosas… Si algo aprendí de los autores con los que inicié esta aventura cuando tenía alrededor de quince años es que una canción es poderosa en la medida de que transmite algo que pertenece a una persona para transformarlo en algo que pertenece a cualquiera que escuche esa canción, así que tienes que ser honesto y saber distinguir los modelos y las referencias de la simple copia. Para eso tienes que construir tu propio mundo de vivencias, lecturas, escuchas, visiones… A algunos eso les llevará poco tiempo y a otros más. Cuando yo estaba preparado para escribir originales me pilló en St Albans, a media hora de Londres, así que escribía mis canciones en inglés. Después las cantaba en los pubs en las open nights, donde cualquiera tiene la oportunidad de subirse al escenario y cantar delante de un público.
Tengo entendido que primero estabas muy influenciado por el blues y el rock, pero pasaste una etapa en las islas Bahamas y descubriste el gospel… ¿Cómo fue aquello?
Bueno, a mi me gusta sobre todo lo que se conoce ahora como americana, y ahí está un poco toda la música de raíces como el blues, el folk, el gospel, el rock… Lo del gospel fue especial porque es muy diferente oírlo reproducido o hacerlo en directo, en una misa. Allí convives con unas cien personas arrebatadas, que expresan la alegría de vivir, el dolor ante la muerte y el pecado, y la liberación final a través de la fe en una celebración ¡y lo hacen a través de la música!
Cuando volviste a casa comenzaste a utilizar el euskera para tus canciones… ¿Qué motivó el cambio de idioma? ¿Resulta muy distinto utilizar el inglés al euskera para componer las letras?
Comencé a utilizar el euskera porque volví, es así de sencillo. Sí es diferente, claro. El euskera no tiene tantos monosílabos como el inglés, ni la estructura es tan libre, pero aparte de esas diferencias no hay nada más. Se pueden escribir canciones de cualquier estilo en cualquier idioma, creo. El problema es más de oído, pero me parece que es cuestión de costumbre.
Después de un par de demos te vino la oportunidad de grabar un disco y que se editara con Gaztelupeko Hotsak… fue “Gaua Basamortuan”. ¿Qué significó para ti ese disco?
Fue muy especial. Como te he dicho antes nunca pensé que acabaría haciéndolo. Sobre todo sirvió para que el escribir canciones se convirtiera en algo que valía la pena, un esfuerzo con recompensa. De alguna manera dio sentido a este oficio.
Con ese primer disco montaste una banda… ¿Tuviste muchas oportunidades de tocar a partir de publicar el disco? ¿Qué tal lo tienen actualmente los cantautores en el País Vasco para encontrar un público?
Toqué bastante, la verdad. No todo lo que hubiera querido, pero viendo como están ahora las cosas… ya me gustaría tocar ahora lo que tocamos con el anterior disco. Está bastante mal esto, no sé exactamente porqué, pero sí; es un momento difícil.
Poco antes del verano publicaste “Zenbat Euri”, han pasado cinco años desde el primer disco… ¿En que han cambiado para ti las cosas, artísticamente hablando, desde aquel álbum debut y este nuevo?
Son cuatro años exactamente. En cuanto al aspecto creativo es difícil percibirlo para mí, no tengo la suficiente perspectiva. El estilo es el mismo; sí he cambiado el lenguaje. Quería contar cosas más inmediatas, más unidas a los sentimientos y necesitaba un lenguaje más directo. El anterior disco era un viaje estético, una búsqueda de la belleza, abstracto y, necesariamente, utilicé un leguaje simbólico, metafórico y muy visual. Ahora son también visuales, pero el trazo de las historias es más fácil de seguir. Quería contar la importancia del amor y los deseos en los tiempos de cambios, cuando muere algo de lo que somos y nos convertimos en personas diferentes. Respecto al sonido y los arreglos tengo que decir que este es un disco mucho más trabajado. El anterior se creó sobre una maqueta acústica que no tenía nada que ver con el sonido de una banda. Lo único que había era la guía. El resto se fue trabajando sobre la marcha. Ahora teníamos mucho más claro todo.
¿Qué nos puedes contar de los músicos que han participado contigo en la grabación de “Zenbat Euri”?
Son la banda con la que toco en directo. Son Dani Merino a la guitarra eléctrica, Mikel Fernandez en los teclados, Txomin Guzman al bajo y Juan Uribe a la batería. De ellos tengo que decir que confío mucho en ellos a la hora de dar la forma definitiva a las canciones porque son unos jukebox rodantes. Hacen jam sessions infinitas lo cual es perfecto para mí, si necesito la referencia de determinado sonido para una canción lo tengo de inmediato, y aparte tienen una capacidad de improvisar ideal para captar la frescura que necesitamos para las grabaciones. En determinados momentos he contado con colaboraciones puntuales de músicos que han aportado matices extra como Bixente Martinez con la mandolina, Alberto Rodríguez con la mandolina y guitarra acústica, Gaizka Insunza con la lap steel, Borja barrueta con la batería y Pit Idoyaga con la guitarra eléctrica en algunas de las canciones. Luego está Saul Santolaria, el técnico de grabación y productor a medias conmigo, que es el responsable de que el disco suene como yo quería.
¿Qué planes tienes a partir de ahora?
Tocar todo lo que se pueda y cuando no haya más, volver al estudio y grabar otro trabajo que llevo muy adelantado.
Me gustaría que nos hablases de tus momentos de inspiración para componer canciones… ¿Cuándo surgen? ¿Las canciones nacen de un impulso o de un trabajo constante?
Las dos cosas. El trabajo constante es lo primero. Cuando llega el impulso es porque antes lo has elaborado. Tarde o temprano, fácil o más difícil, pero si eres constante acaba apareciendo por algún lado… hasta ahora. Pero es verdad que cada vez que partes de cero tienes ese vértigo de no saber si esta vez vas a ser capaz.
He leído que llevas escuchando los mismos discos, un par de decenas, desde los dieciséis años… ¿Es verdad? ¿No hay grupos o artistas que te interesen?
No, claro. Lo que quise decir es que cuando la música me cautivó fue con unos pocos discos, me parece que con dieciséis años y sin hermano mayor, primo o alguien que te deje discos ¡es difícil tener más de veinte! Lo poco que tenía para gastar tenía que tirar a lo seguro. Lo que ocurre es que aquellos discos que hicieron brotar la magia de los surcos… lo siguen haciendo. ¿Blonde on blonde, Born to run, For everyman, Moondance, Swordfishtombones, Hard promises, Cabretta… no te parece normal?
¿De qué canciones te sientes especialmente orgulloso del nuevo disco?
Pregunta difícil. Elektrizitatea teilatuetan es una canción muy especial. Surgió con la facilidad y la espontaneidad de las buenas canciones.
Muchos de nuestros lectores no son vascoparlantes… ¿Qué pueden encontrar en tu disco para que la música les seduja aunque al principio no entiendan las letras?
Muchos tampoco entienden inglés o francés y adoran las canciones que escuchan… es el misterio de las canciones, y ahí radica su fuerza. No es necesariamente la música sólo o las letras, hay algo más que no sabemos qué es. Encontraran la música hecha por alguien que ama las canciones.
¿Cuál es tu sueño como cantante y compositor?
Poder grabar y editar las canciones que escriba y tocarlas ante un público.
Y ya para terminar… ¿Qué canción te hubiera gustado componer?
Visions of Johanna, Racing in the streets, Caravan, Late for the sky, Cold, Cold Ground…
Este artículo fue publicado originalmente en La Factoría del Ritmo Número 22 (sección: Entrevistas).
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