Música viva, alegre y esperanzadora que brota a través de un cantante y compositor que disfruta conectando con el público y viendo como ríe, tiembla y siente. Un médium de las siete notas.
Hace unos tres años me dispuse a ver el programa televisivo que hacía pocas semanas que había estrenado Nicolas Moramarco, el cantante de Empty Head, en el cual ofrecía (y sigue ofreciendo) la actualidad musical de Cantabria, la región en la que vivo desde hace casi una década.
Ese día tuvo como invitado a Mario San Miguel, un tipo que me sonaba de vista, y que allí se presentó como cantante y compositor. Al poco la cámara se centró en él. Sentado en un taburete, con una guitarra española y solo con su voz… Un arranque de intensidad, sentido del humor y conexión inmediata.
Con el paso del tiempo ya no recuerdo que canción interpretó, o si fue una o fueron varias, pero sí que hubo algo en él que me enganchó al instante.
A los pocos meses tuve oportunidad de verle en directo, en un teatro de Astillero (un pueblo cercano a Santander) y con muy poquito público. La sensación fue la misma… este tipo tiene un “no sé qué” que le hace especial. Más allá de su voz, su guitarra, incluso sus canciones, hay algo en su forma de interpretarlas que llega profundo.
Aquel concierto siempre lo he recordado con cariño y desde aquel momento me propuse entrevistarle. Me daba igual que no tuviera ningún disco editado y que fuera un desconocido más allá de Cantabria. Se me antojaba un artista de lo más interesante.
Pero el tiempo fue pasando y pasando. Tanto, que ya habían transcurrido más de dos años y Mario San Miguel había publicado su primer álbum.
Esto fue a finales del año pasado y su disco, “Bajando hacia arriba”, ofrecía un montón de canciones… un trabajo autoproducido, grabado con muchísima naturalidad, algo que se percibe al escucharlo, y que aunque no está pulido al máximo (en detalles puramente técnicos), transmite algo similar a lo que percibí en su concierto… Difícil de definir del todo… alegría, sinceridad, amor por la vida, optimismo… y naranja. El color de la portada y el que Mario siente como la metáfora de esas canciones.
La publicación de ese álbum me pareció una excelente oportunidad para retomar la idea de entrevistarle y así me lo propuse. Quedamos a mediados de febrero, charlamos largo, tendido… disfrutamos hablando de música y de otras muchas cosas y entre medias pulsamos el botón rojo de la grabadora y registramos la entrevista que ahora os ofrecemos.
Tengo entendido que hace unos años tuviste un grupos, que tuve cierto éxito…
Hace muchos años tenía un grupo que se llamaba SOS, que fue el primer grupo con el que actué en directo. Ahí estaban las semillas de lo que iba hacer luego. Éramos la eterna promesa, todo el mundo decía “vais a llegar, vais a llegar”. Hicimos de teloneros de Revolver, Mercedes Ferrer, Burning, 21 Japonesas… Cada vez que tocábamos con un grupo famoso nos decía la gente “mucho mejor que el otro grupo”. Teníamos un directo alucinante, para los heavys éramos mariquitas y para los mariquitas éramos heavys. En nuestra historia no había límites, ni había vallas. Este grupo era un directo superpotente, unas letras bonitas, pero quizás con menos profundidad de las que hago ahora, más de amor, más típicas, y amor más clásico por decirlo de alguna manera… Y el grupo iba muy bien, a última hora estábamos viviendo de ello. Hicimos una gira por España con 40 Principales, pero al final se fue todo al garete, porque yo empecé a hacer ese grupo con amigos, después nos quedamos dos amigos y el resto eran mercenarios, y cuanto tocas con gentes que ves que están tocando contigo por dinero y cuando encima ves que en vez de ser auténticos profesionales, y hacer las cosas como hay que hacerlas, ves que no te valoran y no “te quieren”… pues yo pasé de todo cuando ya estábamos ganando pasta.
Y recuerdo una de las frases de los músicos mercenarios que me dijo… “tío, no importa si nos llevamos bien o mal, ahora ganamos dinero”, entonces yo le dije, “ahora ganamos tres millones y por eso tardo en pensarlo cinco minutos, si ganásemos trescientos llegaría a la misma conclusión pero en cinco días”.
Era un grupo que tenía su punto, mezclábamos bases de rock con melodía de pop, sin saberlo. De hecho el otro día el presidente de la compañía que nos sacó un disco me dijo que habíamos nacido en la época equivocada, porque si hubiéramos nacido ahora, seríamos los Pereza de ahora. Éramos pelo largo, así más guapillos, más jóvenes, superatléticos, era un grupo que lo tenía todo para triunfar, pero sería que no estaba de ser… pero un productor de Madrid nos grabó una maqueta, se gastó medio millón de aquellos con nosotros, con Sony estuvimos a punto de fichar, al final la compañía se echó atrás. Luego también de trescientas maquetas que tenía DRO para sacar un grupo hizo una selección de tres, uno de esos tres éramos nosotros, estuvimos en Madrid, en DRO, pero al final cambiaron al AR… No sé…. Era un grupo que quizás había un designio ahí cósmico, para quien crea en esas cosas, que a lo mejor no teníamos que salir, pero estuvimos siempre a punto, a punto, a punto…
Se grabó un disco, que además se vendió mogollón, de hecho mucha gente, cuando toco por ahí ahora me dicen… “¡coño tu eras el de SOS!”… tocamos más de 120 conciertos y tocamos en sitios importantes con gente importante.
¿Componías las canciones en SOS?
Yo componía el 80% y había otro chico, que se llamaba Jose Antonio Fernández Lastra, Chechu, que componía también algunas cositas. Lo que pasa que de aquella yo componía, pero no sabía tocar ningún instrumento, tenía que ir donde un tío que sabía tocar la guitarra y le decía… “la canción es así, na, na…”, yo se la cantaba con melodía y con todo y él iba sacando las notas en guitarra. Y cuando el grupo se terminó yo ya había empezado a tocar un poco la guitarra y ahí es cuando ya me di cuenta que… “¡macho!, autogestión”. No dependas de nadie, porque si te haces dependiente de algo es porque lo necesitas y si ese algo no está, es como si no lo tuvieras, pierdes tu libertad, y me dije, “métete caña, aprende a tocar la guitarra”, y aprendí a tocar la guitarra.
¿Cuándo fue cuando el grupo se deshizo?
Yo creo que fue en el 98. En el 96 grabamos el disco, hicimos una gira por España con 40 Principales y cuando más arriba estaba… ya empezaban a pagarnos hoteles, ya nos habíamos comprado una furgoneta, pues lo dejamos… fue una decisión personal. Yo creo que si no sientes lo que haces es mejor no hacerlo, entonces fuera.
Y una vez que dijiste adiós… ¿tu tenías claro que ibas a seguir en el mundo de la música?
Yo tenía claro que a mí me encantaba la música y que hay cosas que ni se eligen ni se piensan. Uno se escucha a sí mismo y se es lo que se es. Si eres rojo no puedes ser azul. Y si eres valiente… Porque muchas veces tu semilla es de manzano y terminas de peral, porque “papá” te dice que tienes que ser peral, peral, peral… pero si tú lo tienes claro y eres guerrillero… Y a veces creo que es como un designio, y cada vez creo más en esas cosas.
Yo sabía que iba a seguir haciendo cosas, pero estuvo como tres años sin hacer nada. En los cuarteles de invierno. Aprendiendo a tocar medio-bien la guitarra. Y no tenía ganas de una imagen pública, de seguir haciendo cosas. También me había quemado mucho, porque nosotros estuvimos como nueve años tirando del carro y siempre a punto, a punto de pillar. Que eso quema el doble. Porque cuando parece que vas a coger la zanahoria te la ponen un poco más allá.
Y ahora ya tienes más años y ahora me desconojo. Y si llego y triunfo muy bien y si llego y no triunfo también muy bien, porque no es lo más importante.
Pero en aquella época mi máxima obsesión era ser famoso y vivir de la música e iba a muerte. Y recuerdo que estuvo como dos años y medio o tres años sin hacer nada, nada de puertas para fuera, porque de puertas para adentro yo seguí tocando, yo seguía leyendo sobre todo.
Y luego un buen día, dije “¡coño!, me apetece hacer algo” y monté una historia. Que todavía no me atrevía a hacer cosas solo, monté una historia que se llamaba Mucho Mar, que dimos solo dos conciertos. Que sonaba muy bien, muy bien, muy bien. Pero que yo me daba cuenta que tampoco era eso lo que yo quería hacer.
Entonces ya un día, casi jugando, con una amiga, que yo actuaba con un grupo de teatro, que hacíamos cafés teatro, y actuaba en un bar de Torrelavega que se llama el Duedes, y la chica que estaba conmigo, hablando con el dueño… “pues éste va a venir un día a tocar aquí…” y dijo el dueño “… pues me encantaría…”, y yo, “… ya, ya, pero ahora no porque no estoy preparado”, y dijo la chica, “va a venir la próxima semana”. Y así fue. Me acuerdo que fue un 4 de julio, porque me acuerdo que era el día de la independencia americana. Y fue el primer concierto, que vas acojonao, porque claro, cuando vas con una banda por detrás tienes un arrope, pero cuando vas solo, guitarra y voz, a ver como llegas… Y muy bien… funcionó de puta madre y de ahí pa´lante.
Y la temporada que estuviste a prendiendo a tocar la guitarra… ibas a clase, te enseñaba alguien o estuviste aprendiendo tú solo…
Un poco de todo. A clases fui solo un mes y medio. Porque el profesor sabía mucho, pero a lo mejor no sabía explicar todo lo que sabía. Yo creo que la vida es también como sea cada uno. Hay gente que es muy metódica y necesita una manera X. Y ve que esa le va bien y va a muerte. Yo voy cogiendo un poco de aquí, un poco de allá. Cuanto más sabes, más te das cuenta que no tienes ni puta idea. Entonces tienes que empezar a ir a las fuentes. Y yo hice de todo, incluso estuve dos años en el conservatorio, en clases de canto. Y haciendo solfeo obligado. Aprendiendo. Pero sobre todo yo soy muy animal. Creo que tengo la parte muy buena de la intuición, que he nacido con el don de comunicar a través de la música, que aunque esto suene muy prepotente, pero lo digo desde la humildad. Pero a la vez, no tengo demasiada disciplina. Entonces cojo de aquí, cojo de allá, tú me enseñas dos cosas, otra que un día veo a un tío en la tele que pone una postura… pero sin un método. Mi método es que no hay método.
Y una vez que empezaste a dar conciertos por tu cuenta… ¿cuándo te diste cuenta que ese era precisamente tu camino?
Yo no me doy cuenta de que me doy cuenta. Lo más difícil en este mundo es ser consciente. Hacemos las cosas y no somos ni conscientes. Pero sí que te das cuenta cuando empiezas a ver que en todos los sitios donde has tocado te vuelven a llamar porque les ha gustado, porque la gente ha quedado a gusto. Cuando empiezas a ver que la gente te dice, graba, graba, graba… queremos tus canciones. Cuando te das cuenta que dices… puedo vivir haciendo lo que me gusta. Vivir, me refiero físicamente, pagar un alquiler y comer. Pero no hay un momento de “ahora me doy cuenta y empiezo a ser de otra manera”, sino que a la vez que me estoy dando cuenta ya soy de otra manera y el ser de otra manera hace que me pueda dar cuenta y el darme cuenta hace que sea de otra manera y es como un bucle.
Te vi hace unos años en directo y me gusto mucho, con todo muy natural… ¿Los directos los preparas y los ensayas mucho o te salen…?
Siempre digo que yo no actúo, yo soy. Porque he nacido con esa facilidad, entonces voy y comunico. Y tengo la suerte de que conecto con la gente y eso es lo que a mí me salva.
Las canciones las ensayo. Me gusta tocar todos los días. Llevo un orden preparado, pero la mayoría de los días nunca cumplo ese orden, me salto las canciones, si me pide una el público empiezo por ahí, si lo veo cuento un cuento. Porque no es solo música, es cuentos, humor, poesía. Entonces confío cada vez más, aunque por naturaleza soy inseguro, pero me lo trato de ir currando.
Si tú eres de verdad, la gente lo va a ver. Y como en este mundo estamos acostumbrados a que hay mucho plástico, pues cuando la gente ve que un tío con una guitarra y una voz le está poniendo los pelos de punta, será que algo hay. Entonces no toques nada, así está bien. No cambies nada, porque está de puta madre. No preparo demasiado… la frase sería esa: yo no actúo, yo soy.
Recuero un detalle de que aquel concierto, que es que te llamaron por el móvil… ¿lo tenías preparado o no?
¡Ah!, sí, en Maliaño. Es verdad. Que va, al contrario… Yo había dicho apagad los móviles y justo yo no había apagado el mío y me llamaron. ¿Entonces, que pasa?. Pues que cuentas la verdad. Me acaban de llamar… Porque si estuviera preparado, por muy bien que esté yo creo que se nota.
Y a veces me joroba, porque hay cosas que hago en un concierto que veo que funcionan y se me olvidan. Al siguiente no las vuelvo a hacer. Yo casi podría hacer, informáticamente hablando, cortar pegar. O sea que cojo cosas que me han funcionado las voy pegando, las pongo seguidas y ya está… Si es cierto que ahora tengo muchas más escamas que hace tres años. Hoy un día que lo tenga bajo, yo sé como funcionar… pero nada es premeditado, sino que ya es parte de mí, ya lo tengo interiorizado.
El otro día en Córdoba, en un bar que es alargado, pues si te pones a tocar en azul como yo digo… que es ternura, que es que te escuchen, que es llegar a la gente, pero no por el grito, por el sudor, por el salto, por la palmada, sino por la intensidad suave y serena… pues ese día estás condenado a fracasar. Sin embargo dos días después toqué en Madrid, en el Búo Real, que es un sitio donde la gente va a escuchar y ahí me casqué como cinco o seis baladas y ahí la gente con un silencio… Es como un equipo de fútbol, depende de contra quien juegues, juegas de una manera o de otra.
El disco salió a la venta ya hace como unos seis meses. Cuando tuviste claro que ibas a grabar un disco…
El disco fue una medio locura, porque fue una mezcla de todo. Yo ya llevaba tiempo grabando, de hecho en Internet yo colgué dieciséis canciones gratis. Y todo el mundo me decía, “saca un disco, saca un disco”, sobre todo el chico que me hace la página web.
Y se me juntaron varias cosas… la parte sentimental, yo estaba pasando una época no demasiado buena porque estaba viviendo una separación. Y siempre viene bien ocupar la cabeza haciendo otras cosas y más la música… que para mí es una vía de escape y una manera de expresar. Eso me llevó al estudio… a parte de la necesidad de que ya llevaba tres años sin grabar. Por otra parte lo económico… en el sentido de que con lo que yo gano solo en los conciertos no consigo vivir, entonces siempre me busco una vía alternativa. Durante mucho tiempo lo que hacía era vender libros en mis conciertos. Y entonces dije… también un disco me puede ayudar a sacar una pastuca. Entonces se me juntó la parte económica, la parte sentimental, la parte musical, que es que ya había que hacerlo. Y yo es que las cosas casi ni las hago, salen. Yo estoy ahí, estoy atento, escucho… si en mi vida las cosas van armónicas y yo toco fuera de tiempo pues no cuadran, no hay una armonía. Si embargo hay veces en la vida en que te sientes… soy tormenta, entonces que llueva todos los días… Soy sol, entonces si hay playa voy a disfrutar… pero si soy sol y vivo en Groenlandia… y ahí salió el disco. De repente.
Y lo grabaste con Roberto Sánchez, un productor de reggae, ¿cómo te decidiste por él?
Una cosa mágica. Había muchas posibilidades y yo había hablado con mucha gente. Porque mi idea primera era grabar un directo. Entonces un día me encontré con Roberto por la calle que medio nos conocíamos y hablando con él… y entre las muchas posibilidades que había, no sé por qué, no hay un porque, hay una fuerza, una conexión espiritual que te lleva a una persona. Cuando yo entré a grabar con él, es una persona maravillosa, pero a nivel humano no habíamos tratado prácticamente. Y la maravilla es que terminamos siendo amigos. Más allá de técnico y artista, más allá de yo te pago y tú trabajas para mí. O de yo soy el jefe del estudio y tu eres el artista. Terminamos siendo amigos, que eso es lo más importante, y en el disco esas cosas se notan. Todo lo que no hay de planificación, que no va conmigo, se suple con la verdad, con la sinceridad, con la frescura, con la calidez que se respira, que se ve que está hecho con amor. Hay disco de compañías multinacionales que ves que se han gastado doce millones, pero no tienen alma. Yo creo que este disco tiene alma. Te puede gustar más, te puede gustar menos, pero es de verdad, tiene alma. Con todas las cosas malas que tiene también.
¿Cuánto tiempo estuviste grabando con Roberto?
Fue una locura. Días seguidos creo que hicimos 16 días o así, pero un descojono, porque íbamos un día, yo luego estaba tres meses sin ir, luego cuando yo quería ir tres meses seguidos él me decía, no puede ser porque he alquilado el estudio, luego un día metíamos una cosa pero no quedaba bien. Al día siguiente jugábamos, perdíamos muchísimo tiempo, ningún tipo de planificación. Normalmente los discos hay que llevarlos todos preparados, que la gente dice, grabamos muchas premaquetas y fuimos al estudio sabiendo lo que queríamos. Yo ni puta idea. Yo llegaba allí y cada día invitaba a uno. En el disco si nos ponemos a contar la cantidad de gente, seguro que han pasado de treinta personas. Porque una canción la toco con uno, la otra con el otro, en esta canción viene un grupo entero, en la otra otro grupo entero. Entonces para él también fue una experiencia, porque él está acostumbrado a producir reggae y a grabar reggae. Entonces imagínate que el martes grabamos un grupo de rock, que lleva un sonido, el miércoles grabas un grupo de folk, otro sonido. El jueves solo vas a grabar congas y un bajo, otra historia. Para él fue una experiencia también y para mí fue una locura, porque yo me tiraba tres meses sin ir por el estudio. Entonces me pegaba como la parte de la responsabilidad… tío, tienes que ponerte ahí y venga dale caña. Y otras veces me pegaba la parte del descojono. Que le den por culo al disco, que estoy aquí cogiendo olas de puta madre y ya le haré.
El siguiente quiero que sea mucho más profesional, entre comillas, sin perder esa frescura, pero que haya un trabajo anterior, y que entonces se note mucho más. Porque creo que en este disco es como que se esboza cierto talento. De hecho, al que no tiene ni puta idea de música le encanta. Y a medida que vamos subiendo en el escalafón de gente que sabe música le van encantando menos, o sea, te valoran las letras, la profundidad de las letras, te dicen que tienes muy buenas ideas, que hay que desarrollarlas más. Se van más a la parte técnica. Y tienen razón hay que mejorar.
Cuando estuve en Madrid me dijeron que era muy orgánica. Yo no había oído ese término en mi puta vida. Y ahora resulta que lo que se lleva es lo orgánico grabando. Se lleva la frescura. Incluso se está volviendo a grabar todos los grupos juntos, no por partes. Si hay un fallo, pues déjale. Y yo sin saberlo lo estaba haciendo. Sin saberlo estábamos siendo mestizos, mezclábamos pop con rock, cuando antes se vivía más como un rollo muy “estancarizao”. O eres rock o eres pop… yo soy lo que soy, no sé ni lo que soy, lo hago y punto.
Y luego que tenías el disco ya fabricado no has hecho nada especial… has seguido con tu ritmo de conciertos…
De hecho el disco no se ha presentado, y uno de los descojonos que me estaba planteando es hacer la presentación en mayo. En el centro cultural de la caja de ahorros que voy a tocar. Y la presentación se haría nueve meses después de sacar el disco. Y es que eso también es Mario San Miguel. Ese desorden. Eso es lo que yo soy. Yo no he hecho presentación, ni ningún tipo de publicidad, ni promoción, ni nada. Yo lo vendo en mis conciertos y sigo mi ritmo y ya está porque en realidad no ha cambiado nada. Y de hecho la gente que se va a acercando al disco no tiene ni puta idea de si yo lo he grabado hace dos meses, hace dos días… ni les interesa, eso solo le interesa a las compañías y a los grupos, que lo hacen de una manera así, porque así se ha hecho siempre. Yo hago las cosas porque me fluyen, entonces me da igual no haber hecho presentación. O hacerla un año después que será un descojono.
Antes tocabas solo y ahora estás con una banda, que la formaste después de grabar el disco.. ¿Con que músicos estás trabajando?
Estoy currando con cuatro musicazos, que además tienen el valor añadido de que hoy por hoy no hay dinero. Se reparte el dinero, pero es gente que lo hace porque le gusta la música, le gusta lo que yo estoy haciendo, y sobre todo disfrutan. Disfrutan siendo músicos. Y son Nacho Miralles a la percusión y baterías, que el tío es un “maquinón”. Miguel Sanchez Miguelo, que es el que tocaba conmigo en S.O.S.. Desde el principio, que ha vuelto a tocar, después de estar como diez años sin tocar, se ha vuelto a reenganchar y llevaba el gusanillo y le ha venido de puta madre. Álvaro Manjón que es del Club De Las Moscas, y Chema Palenzuela que es de Buen Rollo. Entonces, bueno, somos cada uno de un padre. Como músicos me encantan, pero sobre todo me encantan como personas, y no es un tópico. Porque para mi ahora lo más importante es que haya buena onda entre la gente que esté ahí. Que vayamos un lunes a ensayar y no haya los típicos problemas de yo no puedo, yo no quiero, yo prefiero hacer otra cosa… eh tío, vamos a ensayar que es lo que más nos gusta, hacer música y ya veremos. Ellos nunca me han preguntado cuanto vamos a cobrar. Ni cuantos conciertos vamos a dar… Porque hay muchos músicos que trabajan en ese palo. Depende de si voy a dar 20 fechas en verano a tanto dinero toco contigo y sino no. Esto es una maravilla y creo que va a pasar como me ha pasado a mí a nivel individual, que va a ir tomando forma ello solo. De repente nos van a salir bolos aquí, allí, pum, pum, pum… Y sobre todo lo que quiero es dar conciertos en directo, para que la gente vea… porque es una banda muy poderosa y sobre todo también para que ellos tengan la recompensa del público. Porque todos tenemos nuestra parte de vanidad y nos gusta que aparte de lo que hagamos pasárnoslo bien, que la gente te vea y te lo reconozca.
Últimamente te estás moviendo por toda España… ¿van contigo y lo pueden combinar con sus trabajos?
Yo normalmente lo que hago es el 98% de mis actuaciones voy solo, guitarra y voz. Por tema de logística. Gracias a Dios, aunque ellos tienen sus vidas y están metidos en mil batallas, cuando nos sale alguna fechita por ahí, que todavía no nos ha salido ninguna de tocar, porque las que hemos hechos nos salido aquí en Santander. Pues la verdad es que tratamos de acoplarnos todos para poder ir. Es una cosa que quiero tener clara, que nos gustaría. Pero claro, no es lo mismo mover a un tío solo, que mover a cinco.
Pero vamos, si a mí todos los bolos que me salieran, me salieran con banda, mejor que mejor. Porque yo en realidad no soy cantautor… o sea, soy cantautor porque canto mis canciones, pero no soy Silvio Rodríguez ni Ismael Serrano. No tengo nada que ver.
Yo en realidad no me siento cantautor, soy un tío que me encantaría tocar siempre con banda, pero si no hay pasta, vamos como vamos. Y aparte la operatividad, que no es solo tema de pasta. Es mucho más difícil montar un escenario que entre una batería, un bajo… Que vaya un tío con una guitarra y una voz.
Y supongo que has seguido componiendo nuevas canciones.
Sí, si. Y de hecho yo siempre digo que aburrir es malo, pero aburrirse es lo peor. Yo siempre en todos los conciertos meto canciones nuevas. De hecho tengo tres listas, con dieciocho canciones cada una de canciones que no se repiten. Yo podría hacer tres conciertos de dieciocho canciones sin repetir ninguna canción. A parte hay clásico, por ejemplo “Feo, loco y pobre”, que es como si dijéramos el single, ese hay que tocarle. “Estatuas de sal” hay que tocarla, porque la peña se engancha. Entonces hay temas que a mí me gusta tocar y que además casi “hay qué”. Entonces no me importa, pero siempre meto nuevas cosas. Y también para ver como funcionan y me gusta mucho jugar con la gente.
Este disco lo has autoproducido y auto editado. Me gustaría saber si en el trabajo próximo tienen pensado seguir con esta misma fórmula o vas a intentar aliarte con alguien.
En principio si viene alguien que se quiere aliar conmigo. No en plan chulo. Que yo puedo hacer alguna concesión, pero no quiero hacer demasiadas. Si aparece alguien, ojalá sea una multinacional, que le guste lo que YA hago y le va a dar una difusión más grande sería maravilloso. Porque yo así no me tengo que buscar los conciertos ni negociar el dinero ni nada. Y mi mensaje puede llegar a mucha más gente. No es lo mismo cantar en el Bar de Curri que a nivel mío y de los que están allí es maravilloso, porque estamos sintiendo algo, que cantar en las ventas, y mandar un mensaje de amor, de vida, de optimismo, a doce mil personas. Porque en este mundo donde nos vivimos, que todo es pena depresión, estrés y la ostia, pues creo que este color, el naranja, hace falta. Si viene alguien y me pone los medios que tiene para yo lo haga encantado, porque además así no arriesgo ni dinero. Pero sino, voy a seguir con la autogestión y el segundo disco espero ir poco a poco, haciendo más contactos e ir mejorando. No me importaría ser tipo Carlos Chague, que en el circuito es un tío querido y respetado, pero que en el gran público, tu le dices Carlos Chague y ni puta idea, tu les dices El Canto del Loco y lo conoce todo el mundo, tú les dices Melendi y todo el mundo, y es un pedazo de músico y guitarrista, y letrista y cantante que te mueres.
Me gustaría que nos hablases de esa faceta tuya como escritor…
Yo estudié periodismo y no sé si por eso será, el caso es que a mi me gusta escribir también y soy muy vago, tengo la facilidad, pero me falta la disciplina. Me pongo y en diez días te hago una cosa. Pero tengo tres libros, dos de poesía y uno de cuentos, para niños mayores, para no dejar de soñar y de sentir y para que demos rienda a ese niño que llevamos dentro, porque a veces como hay que pagar la hipoteca, el seguro… nos olvidamos del niño. El primero es de poesía, era poesía automática, lo leo y me descojono, pero yo no haría una reedición, alguna cosa suelta… El segundo estoy muy orgulloso de él, que se titulaba, “Ganando el espacio al olvido”. Es un libro que ya se ve que está más trabajado, mucho más conciente. Vendí mogollón de ellos… vendía en la calle, me hice un cartel, yo era artesano de la palabra. Y el tercero lo que hice fue hacer un libro de cuentos, que se titulaba “Cuentos con viga y amor, para niños con vigote y niñas con mestruación”. Para dejar claro que es para un tipo de niños, no para niños de siete años, sino para el niño de siete años que tenemos los que tenemos más de treinta. Tengo alguna idea… lo que pasa es que yo voy muy tranquilo y yo funciono mucho también por impulsos, a coletazos…
Ahora lo que más me apetece es aprender a utilizar un poco la informática, para poder autograbarme y ya es como caracolito, que lleva su guitarra a cuestas y a parte se graba a sí mismo. Y ojalá que empecemos a tocar en mogollón de sitios con banda. Eso sería de puta madre.
En los conciertos yo a veces canto cuentos y cuento canciones y eso a la gente le encanta y a la vez le rompe un poco la cabeza.
Yo creo que todos los artistas, los que hacemos música, ya sea rock, Hip Hop, tal… somos un poco un canal, aunque a veces son seamos conscientes. Esto no sale de nosotros, esto viene de alguna parte, nos utiliza, nos posee y luego lo sacamos.
Y ya a nivel de público es muy interesante, yo lo digo mucho en los conciertos, que si tú sientes algo en mi concierto, no te vayas a pensar que es por mí, yo soy la excusa que saca a pasear lo que tú tienes dentro. Si allí pusiéramos trocitos de hierro, no sentirías nada. Pero como hay seres humanos, que se les salta una sonrisa o una lagrimita, ese es el rollo. El artista es casi la excusa… de hecho yo tengo… una de las últimas canciones que dice eso, no importa el poeta, ni el poema, ni la poesía, importa lo que sientas cuando leas palabras reunidas. El poeta reúne una serie de palabras que alguien dice, esto es poesía. Que el que lo lee, dice me gusta o no me gusta. Pero en realidad si no hubiera seres humanos, esto sería un absurdo. Las estrellas no se escriben poesía, ellas ya son poesía.
Y ya para terminar… ¿cuáles son tus próximos proyectos?
A nivel humano vivir, sentir y seguir amando. Que es lo que más me interesa. Y conociéndome. Que es descubriéndome, que es la aventura más maravillosa para la que venimos aquí. Para conocernos, para saber quienes somos. Y a nivel musical seguir haciendo música, seguir compartiendo. Cada vez entiendo más los conciertos como encuentros. No hay un tío que toca y otros que van a escuchar, sino que es un encuentro, de uno con uno mismo y de uno con otros. Y cuando digo uno no digo solo el artista, digo el público, que a través del artista se va a encontrar consigo mismo, con cositas que a lo mejor no tiene admitidas. Y un encuentro con los otros, con el que tienes al lado, con el que está cantando. Seguir jugando que es mi rollo, mi rollo es jugar. Yo he venido aquí a jugar y hay que jugar a tope.
Y de aquí “pa´ lante” todo lo que me salga. Si mañana me llama una compañía y me dice tío, quiero que grabes un disco, pues grabaré un disco con una multinacional. Que me llama una independiente, pues una independiente. Siempre que yo vea que hay buena onda y que hay una conexión, que hay una armonía, un equilibrio entre las dos partes, pa´lante.
Si te ha picado la curiosidad, lo mejor que puedes hacer es escuchar algunas canciones de Mario. En su página web ofrece gratuitamente una maqueta de doce canciones completa, además de los dos discos que publicó junto al grupo S.O.S.:
Y por su puesto, si tienes oportunidad de verle en directo (actualmente se está pateando toda España) será algo de lo que no te arrepentirás en absoluto.
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