El más reciente libro de este periodista es “Dance Electronic Music”, un extenso recorrido por toda la historia de la música electrónica.
Manu González es un periodista catalán de extensa trayectoria, ha colaborado con un gran número de medios de comunicación y fue el jefe de redacción de la revista Go Music entre mayo de 2001 y junio de 2013, momento en que esta publicación cesó su actividad.
Sus especialidades son la literatura fantástica, el cómic y la música electrónica.
Precisamente sobre esta última temática trata su reciente libro publicado con el sello editorial Ma Non Troppo: “Dance Electronic Music”. Se trata de una obra de carácter enciclopédico, aunque extensión comedida (255 páginas), en la que se hace un recorrido por toda la historia de las diversas expresiones de la música electrónica, con apartados para la evolución del fenómeno, biografías de los artistas más destacados, los clubs y sellos fundamentales, y para una selección de discos especialmente recomendables. Esto se complementa con una “playlist” de Spotify en la que el autor ha incluido una selección de 600 canciones para hacer un recorrido histórico desde los albores hasta la actualidad por ese alucinante universo de sonidos artificiales.
Tu interés por la música electrónica viene de lejos, pero conociendo tu labor en Blisstopic.com o tu trayectoria anterior, en Go Mag y en otras revistas, está claro que te interesan otros estilos musicales. ¿Qué lugar ocupa la música electrónica dentro de todos tus intereses musicales?
La principal junto al hip hop. Aunque haya tenido una educación más cercana al pop-rock, la música de baile siempre me ha gustado más la música de baile electrónica desde los temas de disco e italo-disco del mítico programa “Aplauso”.
¿Cómo surgió la idea de escribir el libro “Dance Electronic Music”?
Fue un encargo de la editorial que muy pronto hice mío. El libro sigue las pautas de una colección llamada “Guías del rock´n´roll” (como sinónimo de música moderna) en el que se intenta acercar un gran estilo musical a un público profano. No conozco muchos libros como este, de música electrónica de baile donde sí existen muchos ensayos capitales muy bien documentados.
Aunque en el libro se recogen muchísimos artistas, es posible que haya un buen número de nombres también interesantes que hayan tenido que quedarse fuera. ¿Es así? ¿Fue difícil en algunos casos dejar a ciertos artistas fuera del contenido?
Lo más difícil, sin lugar a dudas. Intente que hubiera sobre todo artistas que hubieran sido muy influyentes para generaciones futuras. Pero claro que me he dejado bastantes y, también, he introducido alguna pasión personal que, seguramente, en la mente de otro periodista, no hubiera tenido lugar en este libro.
El contenido, además de extenso, también parece exhaustivo. ¿Cuánto esfuerzo te ha supuesto recopilar toda esa información sobre cientos de artistas? ¿Dominabas el detalle de la mayoría de ellos antes de escribir el libro o has tenido que hacer una labor de documentación muy intensa?
La historia de la música electrónica de baile la tengo muy clara desde los primeros días de The Warehouse y el principio de la música house. Las décadas de los ochenta y noventa no tienen secretos y me sé sus capítulos como si fueran la biblia. La parte más electrónica de los 70 con el krautrock también es una debilidad mía, pero tuve que investigar bastante en dub, música disco y, sobre todo, ese gran olvidado llamado italo-disco. Poner en solfa la primera década del siglo XXI también es difícil, porque es actualmente cuando comenzamos a averiguar qué sonidos o qué artistas han creado escuela en esta década que estamos viviendo.
En la primera parte del libro dedicas un breve espacio a la música electrónica en España, ligeramente algo más que una página. Pero entre los artistas que destacas en la segunda parte no hay ningún nombre español. ¿No hay ningún artista de nuestro país que tenga una especial relevancia a escala internacional?
Sí, sólo hay uno y sale en el libro: Esplendor Geométrico. No sólo influyeron a toda una generación de músicos industriales sino que muchas de sus técnicas y sonidos eran admirados por gente como Autechre o Pan Sonic. Hay varios artistas como Mecano o Fangoria que han influido mucho en bandas mejicanas o sudamericanas de música electrónica.
¿Podría llegar a plantearse un libro lo suficientemente interesante sobre la música electrónica en España?
Claro, y además sería interesante que fuera con entrevistas pues casi todo el mundo es bastante fácil de localizar.
En el libro señalas en varias partes la importancia de la relación entre el consumo de drogas y la música electrónica, pero sin profundizar en ello. ¿La percepción de esta música, al menos de ciertos estilos o canciones concretas, cambia de forma radical para las personas que consumen drogas y la escuchan frente a la que lo escuchan sin hacerlo? ¿Una persona que no consume drogas se pierde una parte esencial de lo que esa música transmite?
En cuanto a la segunda pregunta, no. Conozco a mucha gente que no ha consumido nunca drogas y que son capaces de interactuar igual con cualquier hit de techno o house como cualquier otro consumidor. Pero sí, el primer receptor de un tema de dance music no es la radio, ni un oyente sentado en el salón de su casa, el primer receptor de un tema de música electrónica de baile es alguien que está de madrugada en un club oscuro con mucha gente bailando y, seguramente, bajo sustancias. Son ellos los que deciden qué temas, estilos y artistas son los que funcionan mejor en ese ambiente. Siempre pongo el ejemplo de “Born Slippy” de Underworld. La primera parte, la cantada, queda muy bonita en una película, pero la segunda (el ritmo frenético) queda ridícula. Esa es la parte que funciona en la pista.
Esa relación entre drogas y música electrónica… ¿Daría para un libro específico?
Hay documentales como “Gabbers!”, “Chemical Generation” o “E is for Ecstasy” que tratan muy bien estos temas.
De manera complementaria al libro, has preparado una extensísima y especialmente interesante lista de reproducción de Spotify, con 600 canciones y más de 62 horas de música. ¿Te supuso un gran esfuerzo preparar este complemento?
Un par de semanas, y fue bastante frustrante porque tiene un orden cronológico y cuando iba por los noventa me acordaba de cosas de los setenta y tenía que volver atrás. Un lío infernal (risas). Además, no todos los temas que me interesaban están en streaming… pero bueno, hice lo que pude y creo que lo he hecho bien.
Estoy escuchando esta lista, la estoy disfrutando muchísimo, porque aunque una parte de las canciones las conocía y las tenía escuchadas, me está permitiendo descubrir otras y sobre todo escuchar por fin algunas de las que había oído hablar por tu libro o por otras lecturas o referencias. Pero hecho en falta una forma sencilla de acceder a la información del año y del artista… Tal vez no domine Spotify lo suficiente, sigo prefiriendo el formato físico, o tal vez este servicio no ofrezca esa información. ¿Valoraste hacer un gran listado de todos esos temas con alguna breve información de referencia?
Hay una lista escrita y se valoró publicarla al final pero no había suficiente espacio en el libro y se descartó. La lista existe, por eso.
Aunque me encanta la música en formato físico y considero que los discos son singulares objetos de arte, que se pueden disfrutar en toda su extensión, desde la música a los detalles del libreto o la portada… Pero lo cierto es que la comodidad de los servicios de streaming y los cambios de hábito de los oyentes con las nuevas generaciones, me hacen ver que probablemente los tiempos del disco físico estén sentenciados… Me gustaría saber tu opinión sobre cómo se están transformado la profesión y las habilidades del los DJs, con la adaptación desde los formatos físicos al streaming…
Pinchar en streaming no es posible todavía, aunque he conocido a DJs que pinchaban en bodas con spotify y encima cobraban por ello. El arte del DJing exige un mínimo de mezcla para que el baile sea viable. Pero pinchar son MP3 de alta resolución (320 mínimo) es bastante normal hoy en día y gracias a la gente de Native Instruments o Ableton es una maravilla pinchar con un ordenador actualmente. Yo he pinchado toda mi vida con CD y no deja de ser una versión más manual de pinchar temas en MP3 o WAW planchados en un soporte.
¿Cómo valoras el tratamiento que tradicionalmente se ha venido realizando en la presenta musical especializada española de la música electrónica?
A nivel especializado siempre ha habido grandes profesionales de la información cultural y medios que se han preocupado por la música electrónica de baile nacional. Pero a nivel más mundano, en los grande medios, sólo se acuerdan de esta gran familia cuando viene el Sónar. Es normal, tanto en diarios como en televisión y radio la música cada vez importa menos.
¿Tiene proyectado algún próximo libro?
Sí, estoy escribiendo ahora uno sobre superhéroes, mi otra gran pasión.
Y nada más, salvo darte la enhorabuena por el libro, desearte suerte con tu carrera periodística y dejarte espacio por si deseas añadir algo más para nuestros lectores…
Leed mucho, escuchad mucha música y sobre todo, bailad, no paréis de bailad. Esa música se hace para eso.
Enlaces de interés:
Este artículo fue publicado originalmente en La Factoría del Ritmo Número 25 (sección: Entrevistas).
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