Luis Ruiz Aja: Reflexiones sobre la contracultura de los 60.

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En su nuevo libro, “Rebeliones juveniles. La Contracultura de los 60, 60 años después", el autor analiza el ciclo de movilización social más importante de la era postindustrial.

Luis Ruiz Aja es sociólogo experto en juventud y en movimientos juveniles, además de escritor de ensayo y ficción.

En el campo del ensayo ha publicado recientemente un nuevo libro, de título “Rebeliones juveniles”, y que tiene un subtítulo bastante clarificador: “La Contracultura de los 60, 60 años después”.

Así, la obra está dedicada a los movimientos contraculturales que surgieron en los años 60 del siglo pasado y cuya influencia se extiende hasta la actualidad. En el libro e analizan los rasgos que los caracterizaron, se repasa su florecimiento en diversos países del mundo y se hace balance de sus efectos en nuestra sociedad actual.

Además, aquellos movimientos dejaron una huella muy profunda en la música popular del siglo XX y por ello este libro puede ser de especial interés para nuestros lectores.

Luis Ruiz Aja : Reflexiones sobre la contracultura de los 60.Tres de tus libros están dedicados a analizar los movimientos sociales vinculados al término “contracultura”. ¿Qué te atrae de este concepto para haber dedicado tanta atención a conocer el fenómeno y elaborar estos estudios?

Con ese término me refiero al ciclo de movilización social de los años 60-70 que explota de manera sincrónica en los países más desarrollados del mundo. Me interesa el aspecto novedoso del fenómeno: por primera vez no eran las clases pobres las que se enfrentaban de forma violenta para conseguir el poder, sino que son jóvenes, de alto niveles educativos que protestan de forma pacífica, anti-jerárquica, al margen de partidos y sindicatos, y mediante acciones directas que tratan de llamar la atención de los medios de comunicación. Por eso en el libro lo comparo simbólicamente con la revuelta de Espartaco y los esclavos de la antigua Roma: estos jóvenes tampoco buscaban el poder, sino crear contra-sociedades donde demostrar que “otro mundo – más justo y libre- era posible.

Tu primer libro, “La contracultura, ¿qué fue?, ¿qué queda?”, ya analizó en mucha profundidad el fenómeno, y en “El descontento social y la Generación In” se pusieron en perspectiva los nuevos movimientos sociales de la década del 2010 identificando sus conexiones con la contracultura. ¿Qué te motivó a volver al tema y buscar nuevas líneas estudio?

Es que precisamente la Contracultura sería el principio de esos “Nuevos Movimientos Sociales” posteriores que recogen esos rasgos a los que me refería. Y un ejemplo lo tenemos en el reciente movimiento de Indignados sobre el que escribí junto con Florián Perez y Teresa Gomez Pastrana. El 15M sería nuestro particular “Mayo del 68” español, sólo que 40 años después y con algunas características propias: estos jóvenes no querían marginarse del Sistema como los hippies de los 60, sino todo lo contrario: integrarse en una sociedad que sólo les concede protagonismo a la hora de consumir ( “no somos anti-sistema” el sistema es anti-nosotros”).

¿Conseguiste en estos años nuevas fuentes de documentación?

Claro, precisamente el surgimiento del 15M y el movimiento internacional de Indignados hizo que muchos volvieran la vista hacia la Contracultura del 68, como movimiento precursor. También el hecho de que se cumpliera el 50 aniversario en 2018. De pronto -pasamos de ser muy pocos los escritores actuales que se habían interesado por aquellos movimientos contraculturales a surgir mucha bibliografía en español, sobre todo del Mayo francés y también algo del underground español (en Barcelona, Sevilla…), así como libros de activistas de los años 60-70 que pasaban a ser traducidos al castellano. En “Rebeliones Juveniles” y “La Contracultura: qué fue qué queda? los lectores interesados encontrarán una amplia selección bibliográfica de los libros que he ido leyendo desde que hice mi tesina universitaria sobre el tema. Sin olvidar Internet, que también ha ido ampliando la información que hoy puede ser consultada sobre Contracultura.

¿Qué encontrarán de novedoso en este libro los lectores que hayan leídos tus dos anteriores obras sobre el tema?

Este último libro es más completo, ya que toco aspectos nuevos o profundizo en algunos por lo que pasé de soslayo en los anteriores: Principalmente el libro recoge una comparativa entre los movimientos contraculturales de 12 países: además de los habituales USA y Francia, hago un repaso por los interesantes movimientos de Holanda, Checoeslovaquia, Alemania, Brasil, Méjico, Italia, Inglaterra, Japón, Canadá… sin olvidar el caso del underground español ( “El Rollo”).

También hago un análisis de los diferentes sub-movimientos de la Contracultura: hippismo, activismo estudiantil, yippies, freaks tecnológicos, feminismo, ecologismo, pacifismo, comunas y movimiento alternativo, lucha por los derechos civiles de las minorías (étnicas, gays y lesbianas…), psicodelia y grupos artísticos, grupos armados, etc…

Por último, los lectores me comentan que les resulta interesante el repaso que hago por movimientos históricos precursores de la Contracultura: desde los filósofos cínicos ( los “ hippies” de la Antigua Grecia) hasta los beatniks de los 50( precursores directos del hippismo).

Luis Ruiz Aja : Reflexiones sobre la contracultura de los 60.Y para ti, al volverte a acercar a las expresiones contraculturales que se han producido a lo largo de la historia, ¿hay algún hecho que hayas descubierto por primera vez y te ha ya sorprendido de manera especial?

Aparte de fenómenos que ya conocía como los Cínicos (con el filósofo Diógenes a la cabeza) o los Goliardos (estudiantes de teología o antiguos curas que abandonaban el monasterio para dedicarse a recitar poesía contra la iglesia y los poderes y a la vida bohemia, sin hacer ascos al buen vino y al sexo); he descubierto iniciativas tan interesantes como los cátaros (herejes que fueron aniquilados por la Iglesia ya que se apartaron de ella porque entendían que había perdido sus valores cristianos), los sufíes (el ala menos fundamentalista del Islam, que tanto influyeron en la literatura y música occidental) o la experiencia comunitaria de Monte Veritá: donde -a principios de siglo XX- se creó un oasis de paz durante la época entreguerras, que fue visitado por los principales intelectuales de la época y donde se practicaba sexo libre, vegetarianismo, nudismo, “danzaterapia” con tambores, feminismo, un misticismo pagano… Y cuyos residentes vestían atuendos, coronas de flores, barbas y pelos largos idénticos a los de los hippies pero 50 años antes.

En el libro, además de tratar la contracultura en Estados Unidos y Europa occidental, incluyes capítulos destinados a países del antiguos bloque del este y de Sudamérica, aportando información a la que es bastante complicado acceder. ¿Qué rasgos distintivos destacarías en los movimientos contraculturales de estos países?

Obviamente estos jóvenes se enfrentaban a regímenes dictatoriales con unos niveles de represión y a unos valores aún más conservadores que los que hallamos en las democracias más avanzadas. Sin embargo, en el libro lo que trato de reflejar es que –dentro de esa diversidad- se puede hablar de una serie de rasgos comunes en la protesta juvenil global y sincrónica que se produjo: Todos ellos se enfrentaban a la política convencional de su país y a toda forma de represión y autoritarismo. Además, en todo el mundo se produjo un gran choque generacional entre los nuevos estilos de vida juveniles y la incomprensión de la sociedad adulta, todo lo cual derivó en una radical reacción del Sistema que incluyó una brutal represión de los poderes públicos y una demonización y banalización mediática. Otro elemento coincidente sería el relevante papel que jugaron las Universidades, los intelectuales y artistas y otras minorías que sufrían exclusión social: mujeres, negros, homosexuales… Y todo ello bajo un elemento aglutinador como fue la protesta internacional contra la Guerra de Vietnam y ese “Gran Rechazo” juvenil contra lo que llamaban el “Sistema” (económico, político, militar, educativo familiar…).

Tradicionalmente los movimientos que proponen unas determinadas ideas provocan a su vez el surgimiento de otro que las rechazan. Los movimientos contraculturales promueven una serie de valores que mayoritariamente se han considerado de progreso: antirracismo, ecologismo, igualdad entre hombre y mujeres, solidaridad social, respeto por la diversidad, empleo innovador de la tecnología, etc. ¿Sería factible realizar una serie de estudios equivalentes a los tuyos de los movimientos conservadores y de rechazo al progreso que se han ido sucediendo desde mitad del siglo pasado y sobre su influencia en la actualidad?

Efectivamente, a los tres grandes ciclos de movilización social comentados (Contracultura del 68, Alterglobalizadores de finales de los 90 e Indignados del 2011) le han seguido movimientos opuestos que querían volver a los valores tradicionales y conservadores de “Autoridad y Orden”, pero utilizaban parte de los discursos “ libertarios” y formas de protesta contraculturales: revolución conservadora de Thatcher y Reagan en los 80; los neocon de finales de siglo XX y el actual auge global de la “ultraderecha alternativa” (Trump, Milei, Bolsonaro, Vox…). Estos últimos utilizan las formas y las poses provocadoras, rupturistas y heterodoxas, antaño propias de la nueva izquierda del 68, para tratar de dotarse de una imagen “anti-establishment” que está atrayendo a muchos jóvenes y sectores sociales de clases bajas.

Han pasado casi dos décadas, 17 años concretamente, entre la publicación de “La contracultura, ¿qué fue?, ¿qué queda?” y “Rebeliones juveniles”. ¿La herencia de los movimientos contraculturales se puede valorar de manera similar en ambos momentos, 2007 y la actualidad, o hay influencias claramente diferentes entre ambos?

El análisis que hago de la herencia del fenómeno es bastante coincidente, en el sentido de que huyo de las visiones habituales enfrentadas – catastrofistas frente a nostálgicos- y apuesto por un análisis objetivo del movimiento, con sus luces y sus sombras. Aunque más profundo, dados los años transcurridos, lo que ha ampliado la herencia positiva del fenómeno: los movimientos juveniles y sociales más actuales están influenciados por la Contracultura: Friday for future, nuevo feminismo, Blacks matter, las actuales protestas globales contra las guerras en Palestina y Ucrania…

Así mismo analizo más a fondo en este último libro algunas de las herencias perversas y degeneraciones del movimiento como el hecho de que contribuyera a crear e impulsar nuevas formas de negocio y consumismo desaforado (en ámbitos como la música rock, los viajes, las nuevas tecnologías, la publicidad…); o algunos fundamentalismos y sectarismos contraculturales que han acabado influyendo en las nuevas formas de censura actuales en aras de la corrección política, el lenguaje inclusivo, las campañas de cancelación en las redes… Hoy un grupo musical que fue totalmente rompedor –y que sé que gusta mucho en La Factoria del Ritmo- como fue Siniestro Total hubiera sido crucificado por sus ingeniosas letras, pero no por la derecha conservadora, sino por el nuevo “puritanismo progre” que también se ofende por todo.

El panorama político actual está bastante agitado y se habla con frecuencia en los medios de “polarización”, a la vez que se asiste al declive de los partidos políticos que surgieron a partir del 15 M. En base a tus conocimientos sobre la cuestión, ¿cuándo crees que el ciclo social nos traerá una nueva oleada de movilizaciones de una importancia similar a la del 15 M?

Como te decía, surgen nuevos movimientos juveniles influidos por la Contracultura en base a un tema (feminismo, pacifismo, conflicto racial, ecologismo….), pero un ciclo de movilización social un global como fue la Contracultura, el Alter-globalizador o el movimiento de indignados resulta más complicado. En ese sentido me preocupa que el 15M no fue interpretado por la clase política en su vertiente de “grito mudo” de una “generación perdida” como era – y sigue siendo, máxime tras la Pandemia- la juventud actual. Esto me preocupa porque aumentan los sentimientos de frustración y problemas psico-emocionales en estas nuevas generaciones, lo que puede derivar en comportamientos anómicos y formas de protesta menos cívicas y más auto-destructivas o fascistoides, como contraposición a la esencia pacífica e inclusiva del 15M.

La música es la expresión artística que constituye la columna vertebral de los contenidos de nuestra publicación y en varias partes del libro tratas sus vínculos con el movimiento contracultural. ¿Cómo describirían para nuestros lectores, de forma resumida, la influencia de la contracultura en el desarrollo del rock y la música popular en general desde la segunda mitad del siglo XX hasta la actualidad?

Si bien existe una controversia respecto al legado de la Contracultura, hasta los más críticos con el movimiento reconocen la gran aportación que supuso para la música moderna. Los años 60-70 fueron sin duda la época dorada del pop-rock. El fenómeno surge en Gran Bretaña en los 60 (Beatles, Rolling, The Who, Cream, The Animals…) y se expande por EEUU durante los 70. Surgen el rock californiano y los primeros macro-festivales (Monterrey, Woodstock, Whight) muy vinculados a la contracultura hippy. Como ella, nace como un fenómenos revolucionario y de protesta, alejado del afán de lucro y que constituye uno de los principales elementos culturales de esa reforma en los estilos de vida que aportaba la juventud, pero progresivamente es absorbido por la sociedad de consumo a la que se enfrentaba y se va convirtiendo en un macro-negocio que mueve miles de millones… hasta el punto que el posterior movimiento musical vinculado al punk surge como reacción y crítica a esta deriva del rock de la generación anterior.

Si pensamos en Estados Unidos o Europa occidental es fácil recordar a artistas vinculados a la contracultura: los Beatles, Grateful Dead o The Doors, por citar solo a tres. Si bien, aprovechando el trabajo de estudio de la contracultura en otros países que has hecho, me gustaría que nos recomendase a algunos grupos o artistas vinculados a la contracultura de los países del este europeo, Sudamérica o Japón.

Pues te voy a nombrar dos bandas que me han sorprendido gratamente al estudiar el movimiento contracultural brasileño (“Tropicalismo”): En primer lugar Os mutantes: Unos jóvenes con estilo muy Beatle que cantaban en inglés y hacían un rock psicodélico en plena dictadura militar. Con los años se convirtieron en un grupo de culto venerado por artistas como Kurt Cobain, Beck (quien les homenajeó en su disco “Tropicalia”) o el hijo de Lennon, Sean. Años después surgieron unos hippies que vivían y creaban en comuna llamados “Novos bahianos” quienes produjeron el que está considerado mejor disco de la historia de Brasil según la revista Rolling Stone: “Acabou Chorare”… Por último permíteme hacer una referencia a otro grato descubrimiento pero a nivel nacional, los pioneros musicales del underground español: los sevillanos Smash, que fusionaban guitarras eléctricas, flamenco-rock, sitar hindú… en la España franquista de finales de los años 60…

Luis Ruiz Aja : Reflexiones sobre la contracultura de los 60.Asistí a la presentación de tu libro en el Centro Cultura Doctor Madrazo de Santander, en la que actuaron el grupo Los Arrancacorazones, dándole mucho color al acto. ¿Qué nos puedes contar sobre este dúo y cómo surgió el que se involucrasen en la presentación de tu nuevo libro?

Los Arrancacorazones acabarán siendo también un grupo de culto de la escena underground santanderina. Formado por Marisa y David: él es un abogado-poeta de gran creatividad literaria y ella una profesora-cantante de tremenda voz. Pero, sobre todo, son dos buenos amigos con quienes hemos compartido momentos muy especiales, desde que nos juntó Javier Perales (Absenta Poetas) en un grupo de poesía rock llamado Speedbal. Allí yo tocaba el djembé junto con Raquel Martín (rapsoda) y tres guitarras ( Javier, David y el “ guaperas” del grupo Isra). Nuestros “conciertos” debían ser un tanto insufribles, pero muy originales. Al estilo de los recitales beatniks, introdujimos en Santander poetas malditos de la talla de Allen Ginsberg o el anarquista español Javier Lizano… Luego todos -menos yo que era el único infiltrado no-artista- siguieron interesantes carreras artísticas: Isra como guitarrista en grupos punk, Javi con la revista-asociación Absenta Poetas, Raquel Martín es una de las mejores rapsodas de Cantabria y surgieron Los Arrancacorazones al juntarse David con su mujer, quienes las malas lenguas señalan como la instigadora de la ruptura de Speedbal, cual Yoko Ono de andar por casa (risas).

¿Tienes en proyecto ya algún otro libro?

Pues, aunque ahora quiero descansar porque he publicado tres desde la pandemia…tengo alguna idea relacionada con mi faceta como técnico municipal de juventud: Me gustaría volver a escribir sobre la juventud actual, como ya hice en “Noches y Jóvenes” que se ha convertido en un manual muy útil para muchos trabajadores del ámbito de la juventud. Pero, esta vez, quizá lo haga en colaboración con otros expertos… Y un par de ideas más rondándome la cabeza, por lo que creo que voy a seguir escribiendo mientras pueda… Aunque antes que nada me gustaría volver a escribir algunos artículos de opinión, faceta que hace tiempo que no retomo, por falta de tiempo.

Y nada más, salvo desearte mucha suerte con este libro, que tenga una gran acogida y dejarte espacio por si deseas añadir algo más para nuestros lectores.

Gracias, quisiera decir que aunque el libro constituye un ensayo sociológico muy completo sobre la juventud que pretendió cambiar el mundo en los años 60-70, lo cierto es que no se hace aburrido gracias a la cantidad de curiosas y divertidas anécdotas que contiene. Además el lector se sorprenderá de la cantidad de aspectos cotidianos que tienen su germen o influencia en aquellos movimientos: las clases de yoga, las herboristerías y mercadillos artesanos, el teatro callejero, los festivales de rock, las raves e incluso las discotecas actuales; las guías de viaje, los albergues y centros juveniles, las bicicletas municipales, los centros de dia y de planificación familiar e información sobre sexualidad, las casas de acogida a mujeres maltradas, las ecoaldeas, el reciclaje y comida ecológica, la economía sostenible y colaborativa…sin olvidar el boom de las nuevas tecnologías con el surgimiento del ordenador personal con su ratón y el germen de lo que luego fue internet y las redes sociales… todo ello –y mucho más-proviene de la Contracultura.

También puedes leer:

Reseña del libro “Luis Ruiz Aja: Rebeliones juveniles”.

Entrevista: “El descontento social y la generación In”, un libro sobre el 15M y el movimiento de Indignados”.

Reseña: “La contracultura: ¿Qué fue? ¿qué queda?”.

Entrevista: “Luis Ruiz Aja: autor de un libro sobre la contracultura”.

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Este artículo fue publicado originalmente en La Factoría del Ritmo (sección: ).

Sobre los autores del artículo:

F-MHop
Jefe de redacción de La Factoría del Ritmo desde su fundación en 1995. Ha colaborado en diversas publicaciones musicales, entre las que se encuentran Rockdelux, Hip Hop Life, Hip Hop Nation, Serie B, Metali-k.o., Zona de Obras, Pulse! Latino o Astur Music. También ha hecho radio, colaborando con Onda Cero, Arco FM y Onda Verde Gijón. También fue beatmaker en el grupo Soul Dealers, practicantes de un Hip Hop combativo y comprometido.

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