Por extraño que parezca, Cantabria y en concreto Santander, es uno de los lugares en el que Los Deltonos lo tiene más difícil para actuar.
Y es que parece que allí se hace muy cierto aquello de “uno no puede ser profeta en su tierra”, aunque solo cuando se trata de rock o algún tipo de música con un mínimo de enjundia… Pues cuando actúa Bustamante revienta la plaza de toros y hasta le tiran sujetadores.
Con este panorama resultó una gran sorpresa un concierto del grupo liderado por Hendrik Roever, sobre todo porque la memoria no alcanzaba a revelarnos cuando fue la última vez que Los Deltonos se dejaron ver por la capital cántabra. Aunque lo cierto es que no hubo excesiva publicidad… uno de los encargados de redactar el presente artículo supo del evento con hora y media de antelación, pero la ecuación fue sencilla: coger la cámara y salir pitando para despejar la incógnita del nuevo sonido en directo, reforzado con una segunda guitarra, que se gasta el ahora cuarteto.
Lo normal es que a estas alturas fuera imposible conseguir una entrada, sobre todo teniendo en cuanta que el aforo del teatro es de unas 450 personas, pero las razones “bustamantianas” que antes exponíamos nos facilitaron el entrar sin excesivos problemas: un rato más tarde hicimos un cálculo y el aforo se situó en unos 350 asistentes.
La sala es un buen lugar para escuchar música, la acústica es bastante buena, los asientos cómodos y el escenario amplio y con perfecta visibilidad desde todos los puntos de vista. Un teatro no es el mejor lugar para disfrutar de un concierto de rock, pero una vez aceptado que no va a ser posible brincar de un lado a otro y atiborrarse de alcohol, uno se puede centrar en escuchar la música y seguir a los músicos con la mayor de las atenciones.
El grupo comenzó su actuación con un ligero retraso, unos veinte minutos, y empezó con fuerza: se mostró denso, compacto y matizado… Sobre la calidad del sonido hay discrepancias: para las primeras filas no era todo lo limpio y brillante que se podía esperar de un teatro, desde la mitad del recinto hacia atrás rozaba la perfección.
El concierto se estructuró en cuatro partes cláramente diferenciadas, lo que incluyó unas pequeñas pausas entre algunas de ellas. La primera mostró la vertiente eléctrica de Los Deltonos, centrados en presentar los temas de su último disco, “Sólido”, un buen adjetivo para definir el estado actual de la banda. Allí se escucharon un grueso de temas de este nuevo trabajo junto a alguna guinda de “Rien Mejor”.
Tras una pausa de 10 minutos, que el respetable aprovechó para refrescarse en el bar (era un día especialmente caluroso), la banda apareció en formato acústico: el batería tocando con escobillas, el segundo guitarra con una slide y Hendrik sentado con una acústica. Una agradable sorpresa, comentaron que era algo especial pues no solían actuar en teatros, e interpretaron versiones de Tom Waits, Black Crowes y Chris Knight, junto a algún tema propio. Sonaron bonito y añadió variedad al concierto.
Después, tras una pequeña pausa para cambiar instrumentos, volvieron al formato eléctrico y repitieron la línea de la primera parte: recorrer “Sólido” con una alguna parada ocasional en “Rien, Mejor”.
El entusiasmo iba “in crescendo”, la parte acústica desde luego facilitó las cosas, y cuando terminaba esta tercera fase el público estaba totalmente entregado al grupo. Por ello resultó muy natural ver a todos los presentes coreando al grupo, aplaudiendo y reclamando un bis… la banda no se hizo rogar mucho y volvió a escena. Invitaron al público a levantarse de los asientos y acercarse al escenario y así sucedió: la mayoría comenzó a bailar en las primeras filas y los de atrás se les unieron.
Un buen final de fiesta en el que hubo un recuerdo a su primer disco, un chispazo con “Horizonte eléctrico” y una versión que no hemos podido identificar.
Desde luego una buena tarde de rock’and’roll.
Artículo: F-MHop y Pablo Pelayo
Fotos: F-MHop
(Fecha de publicación: 15/08/2003)
Be the first to comment