Como si de una obra de teatro se tratase, ahí teníamos delante nuestra a Billy Kulke como “Robert Plant”, Chris Cawte como “Jimmy Page”, Steve Turner en la piel de “John Paul Jones” y a Simon Jeffrey en el papel de “John Bonham”. Dos horas y media de auténtico éxtasis Zeppeliano.
Hace escasamente un par de años, se me planteó la idea de ir al concierto de esta banda tributo que se está labrando una fama digna de cualquier banda “grande”. Por aquel entonces fui algo reticente y admito que no me estimulaba demasiado la idea. Minutos después de salir del show solo podía hablar maravillas de Letz Zep por los bares de Santiago.
En esta ocasión las dudas fueron menores, e incluso intenté persuadir a algunos conocidos de los cuales sabía de su declarado amor por Led Zeppelin. Tengo que admitir, eso si, que mis negociaciones en este sentido fueron un rotundo fracaso y con la siempre inestimable compañía de nuestro compañero fotógrafo Jesús Figueirido (este si que no se piensa demasiado estas cosas), cogimos rumbo a Vigo para disfrutar de un nuevo “revival zeppeliano”.
La Sala A! registraba, una vez más, una más que exitosa entrada. El público, netamente veterano, disfrutaba en esos momentos de la actuación de los teloneros The Soul Jacket, magnífica banda local que animó mucho el ambiente con esa mezcla de Blues y Soul que hizo bailar a más de uno… y de una.
Tras la intensa, aunque corta actuación de The Soul Jacket, el escenario se disponía para recibir a Letz Zep, cuyos integrantes representan muy dignamente el papel de los Led Zeppelin originales, y como si de una obra de teatro se tratase, ahí teníamos delante nuestra a Billy Kulke como “Robert Plant”, Chris Cawte como “Jimmy Page”, Steve Turner en la piel de “John Paul Jones” y a Simon Jeffrey en el papel de “John Bonham”. De primeras no sabemos que sorprende más, si que esté sonando un temazo como “Rock And Roll” o el parecido físico de Billy Kulke con el amigo Robert Plant (si bien hay que recalcar que el parecido se encuentra dentro de un contexto histórico de un Plant más joven que el actual). Al principio a la gente se la ve un tanto descolocada, impresionada por la casi “realidad virtual” de estar viendo a los auténticos Led Zeppelin pero un tanto escéptica debido a que los dos primeros temas, el mencionado “Rock And Roll” y “Celebration Day”, no acababan de sonar del todo “auténticos”, sobre todo en el apartado vocal, acaso el más difícil de emular de todos ellos por ser una voz tan carismática que desde antaño tenemos grabada en nuestros cerebros. Ya les había pasado lo mismo hace dos años; un comienzo un tanto frío, maquillado por la presencia escénica y los ropajes de la época, pero frío al fin y al cabo.
Pero como perro viejo vale por dos, sabía que el concierto de Letz Zep iría en “increcendo”, así como la banda empezara a tocar los temas con los que realmente recrean la magia de Led Zeppelin y el público poco a poco se fuera integrando en el papel liberándose de sus ataduras. Realmente no tardó mucho tiempo en pasar esto y hacia el cuarto tema, con el fantástico “Black Dog” y sobre todo con la emotiva “Babe I´m Gonna Leave You”, Letz Zep ya tenían al respetable metido en el bolsillo. En estos dos temas el nivel musical de la banda es extremadamente alto y fiel al original lo que nos provoca un nudo en la garganta. Billy Kulke es el que menos colabora en esto, realmente pone la “facha” pero no los registros, pero sin duda la labor del resto de instrumentistas es simplemente genial, destacando sobremanera a un auténtico hacha de las seis cuerdas como es Chris Cawte, un verdadero mago que clava cada una de las composiciones de Jimmy Page, como si de un doble se tratara.
Poco a poco la cosa se va calentando más y más y a la media hora ya tienen a todo el mundo bailando, gritando y dando palmas. La fantasía empieza a convertirse peligrosamente en realidad y a muchos empiezan a asaltarle las dudas. “Whole Lotta Love”, cae como un auténtico pepinazo entre la parroquia viguesa que se entrega en cuerpo y alma al tema mientras Chris Cawte nos toca el corazón y nos inunda de recuerdos con sus magistrales manos.
Dentro del concepto-tributo que Letz Zep nos ofrecen están todos aquellos detalles (grandes y pequeños) que hacen que esta obra teatral cobre sinónimos de grandeza. Steve Turner está impecable interpretando el papel de John Paul Jones, ese papel de músico “tapado”, intercambiando bajo y teclados según la canción lo requiera, con el añadido de saber recrear los característicos y distintos “ambientes” de las canciones de Led Zeppelin. También su compañero en la sección rítmica, Simon Jeffrey sería un digno sustituto de John Bonham. En esta ocasión no se trajo su kit de batería de color naranjo transparente por lo que perdía vistosidad en el escenario, sin embargo, su incombustible manera de tocar es digna de los grandes. Por supuesto tuvo su momento de grandeza con la interpretación del solo de batería (con las manos) en el tema “Moby Dick”.
Pero sin duda el gran protagonista y hacia donde giraban el mayor número de miradas era para Chris Cawte y su colección de guitarras. La gente pareció percatarse de la magia que transpira este hombre cuando la banda acometió una tripleta genial con temas como “No Quarter”, “The Song Remains The Same” y “The Rain Song”. Simplemente genial, tanto en puesta de escena, técnica y en un sonido que en todo momento fue nítido y fiel a la banda tributada. Nada si lo comparamos con la interpretación de otro clasicazo como “Dazed And Confused”, con el solo de guitarra rasgando las cuerdas con el arco de violín, como mandan los cánones. Todos estos detalles y alguno más son los que hacen que tu audiencia se rinda a tus pies irremediablemente.
Cada canción que cae es como un frasco lleno de magia concentrada y la verdad es que Letz Zep van a tiro fijo, solo tocan clásicos. Así, nos ofrecen lindezas como “Dancing Days” o “Black Mountain Side” que no bajan la intensidad del concierto en ningún momento y que se ve todavía más incrementada cuando atacan con preciosidades como “Kashmir”, uno de los temas más esperados y que mejor interpretaron esta noche.
Cuando ya rebasábamos las dos horas de concierto, Chris Cawte saca su guitarra de doble mástil y a nadie le cabe la duda que el siguiente tema en caer será el entrañable “Starway To Heaven”. En ese momento los ojos del personal se tornan en piruletas de colores y esto era como entrar en el mundo de Charlie Y La Fabrica De Chocolate. Una intensa interpretación de tan bello tema obtuvo la ración de aplausos acorde a las circunstancias y el momento. Si la banda ya venía ganándose a la gente, este fue el punto culminante y el “clímax” del show.
Todavía ofrecieron algún clásico más y ni tan siquiera un final con “Immigrant Song” y dos horas y medias después de pegarle un severo repaso a los discos más emblemáticos de Led Zeppelin, dígase “I”, “II”, “III”, “IV” y “House Of The Holy”, lograban saciar la sed zeppeliana de los vigueses, que seguían pidiendo más clásicos como “Going To California” o “Comunication Breakdown”, entre muchos otros… claro que cada cual barría para su propia casa. Los gritos cesaron cuando la banda se despedía de todos nosotros inundados de aplausos. Cuando las cosas se hacen con cierto estilo y profesionalidad es inevitable que pasen estas cosas y Letz Zep pueden presumir de haber triunfado dos de dos en Galicia.
Billy Kulke y Chris Cawte aún saldrían posteriormente al escenario junto a los responsables de la Sala A! para efectuar el sorteo de una guitarra firmada por todos los componentes de la banda. Un fenomenal regalo que se llevó un paisano de una cita muy especial para los amantes de Led Zeppelin.
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