Rap con letras inteligentes, interpretado sobre fondos instrumentales llenos de elegancia. Así es la música de este grupo extremeño. Su primer álbum autoeditado tiene difusión gratuita y bien merece la pena ser escuchado con atención.
Finales de los años 90. El hip-hop parece haber alcanzado su consolidación tras irrumpir con fuerza en la escena estatal. Esa música difícil, minoritaria y extremadamente urbana pasa a la primera línea de la mano de grupos como El Club de los Poetas Violentos, 7 Notas 7 Colores, La Puta Opepé o los Verdaderos Creyentes de la Religión del Hip Hop. Sin infravalorar la gran importancia e influencia de estos precursores, sin los cuales nada hubiese sido lo mismo, los que no éramos acérrimos con el estilo echábamos en falta unos textos algo más abiertos y un sonido menos encorsetado. Es por eso que algunos preferimos en aquella época el rap iberoamericano, con bandas inolvidables como Control Machete o Tiro de gracia, que practicaron un modelo más rico y variado, más cercano tal vez al de sus vecinos estadounidenses. Bien es cierto que hubo excepciones en nuestro país como la del conjunto sevillano Expresión en conserva, una tentativa que, por desgracia, apenas duró una maqueta.
Hasta la fecha el hip-hop español ha seguido por la senda del lugar común, los tópicos, el repertorio manido del guetto, el lucimiento o la autocomplacencia, en ocasiones coqueteando con la industria y con un tono demasiado flácido y comercial.
Han tenido que pasar varios años para que la independencia de esta vertiente musical expresada con calidad llegue a nuestros reproductores de mp3. Los culpables son los miembros del grupo extremeño La H suena, tres amigos que, pese a no descartar del todo los elementos propios del género (autorreferencia, la conciencia del proceso creativo, la pertenencia a una tribu urbana…) exploran nuevos terrenos dentro del rap castizo y lo elevan a la máxima potencia. Lo suyo es un hip-hop elegante, sumamente equilibrado, con aroma épico y repleto de letras muy cuidadas, palabras universales que llaman al optimismo y parten de la filantropía. “El sueño humano” o “Ánimo” son dos temas muy significativos en este sentido.
Esto no quiere decir que en “Vive y siente”, primera obra de estos chavales que bien pudiera parecer el mejor disco de una banda ya consagrada, no exista el sentido crítico o la reivindicación. Todo lo contrario. La problemática de la pobreza y la crisis alimentaria (“Nada del otro mundo”, “Te contaré un secreto”), así como otros asuntos candentes, se extienden a lo largo de este álbum perfectamente hilvanado y compacto. Lo que ocurre es que La H suena afronta sus textos (la música y la vida en general) con un espíritu constructivo, con una predisposición positiva, pues comprenden que la concepción horrible del mundo no siempre debe ampararse en el resentimiento, el odio o la frustración: “nunca olviden este mensaje/ hacer de éste un mundo mejor/ es una lucha continua/ la música es un arma para acabar/ con guerras y también envidias…”
Sin embargo, no es letra todo lo que reluce en el caso de estos artistas cacereños. Aquí las bases son igual de cruciales: melodías sugestivas, ambientes de banda sonora y un registro de lo más dispar (reggae, R&B, jazz, toques de piano y música clásica, tango o cabaret…) conforman el abanico instrumental de “Vive y siente”.
Cromatismo sonoro que se funde con una poesía en estado natural, urbana, mas no exenta de romanticismo (como los versos de Whitman que asoman en “Entender la poesía”), despojada del aburrido afán metaliterario tan forzado que han cultivado otras formaciones.
Hablamos de rap filosófico que, desde la provincia, trasciende el guetto y nace con vocación cosmopolita. La H suena, la parte del hip-hop que ha dejado de ser muda…
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