La historia del rock and roll y del pop está llena de manipulaciones, montajes y perversiones.
En la memoria quedan retenidas imágenes como las de Milli Vanilli recogiendo un grammy, de grupos tipo Spice Girls o Back Street Boys nacidos desde algún despacho, con el fin de desperrar a adolescentes descerebrados, o reconocimientos imposibles como el de mejor artista latino para ¡¡Enrique Iglesias!!. También, si se estudia un poco más a fondo la evolución de la música popular del siglo XX, nos encontramos con grupos que han tenido que pagar a otros para ser sus teloneros, con la intención de obtener una promoción que les catapultara al éxito.
En otro ámbito, la capacidad de penetración de la televisión lleva años popularizando grandes canciones, que recortadas a los 20 segundos de los anuncios, pasaban a formar parte del subconsciente colectivo, provocando situaciones surrealistas, como gente pidiendo la canción de los pingüinos para referirse al Oxigene de Jean Michel Jarre o sacrificar esa joya que es el “Sittin’ on (the dock of the bay)” del gran Otiss Reading, para reducirla a acompañamiento de anuncios de coches, bebidas alcohólicas o cualquier cosa que vender.
Pero desde hace un par de años, se viene dando un fenómeno curioso, por el cual, en un primer momento, grupos de la cada vez menos fresca escena indie, pasaban de ser conocidos en el circuito independiente a multiplicar sus ventas. Ahí tenemos a los gijoneses Australian Blonde, que dos años después de editar su canción “Chup, Chup”, gracias al anuncio de Pepsi y a que se incluyera en la banda sonora de “Historias del Kronen” obtuvieron el éxito, aunque efímero, seguidos por Killer Barbies, Amphetamine Discharge, Undershakers y Dover.
Bastaban unos segundos en una anuncio, con un estribillo reconocible, para que todo el trabajo de conciertos, mover maquetas, promocionarse a través de fanzines, radios libres y dar tumbos por festivales de verano, pareciera un vaso de agua frente a la amplitud del océano. El último ejemplo, este verano, han sido Undrop con su tema “Love”.
Entonces tenía que pasar… alguien se ha dado cuenta que eso de trabajar en el circuito independiente, ensayar, dar conciertos, etc…. sobra. Y ¡¡vualá!!, aquí tenemos a “La Rabia del Milenio”, un grupo catapultado al éxito, casi por obligación, tan solo con una haber en su historia : ser el protagonista del último anuncio de Pepsi. ¿Alguien les conocía ? ¿Existían antes ?… nadie puede dar una respuesta a ciencia cierta, tan solo que su disco suena tanto a los grupos Brit-Pop, especialmente a Oasis, que resulta cuando menos sospechoso.
¿Estaremos asistiendo al fin de la dictadura de las radio-fórmulas y al principio de la dictadura de los anuncios de televisión?: seguramente a lo primero no, pero a lo segundo sí: terrible.
Comentario por: F-MHop.
“Semicorchea en la barra de un bar”: Acrílico sobre bytes. 6.35×6.35 cm. F-MHop.
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