Doble cita y doble placer. Dos músicos excepcionales, nacidos artísticamente en el rock, pero desarrollados en un aprendizaje continuo de la música tradicional flamenca y latina.
El pasado sábado 11 de noviembre tuvimos la suerte de poder ver a dos grandes de la música española, Juan Perro y Kiko Veneno. Dos mundos dispares y dos formas de entender la música. Por un lado pudimos paladear la poesía y la calma que transmite Santiago Auserón y por otro rematamos la noche bailando las rumbas del de Figueras hasta no poder más. Lleno absoluto y goce absoluto en la sala Escenario Santander.
Como ya anticipábamos, pudimos disfrutar de la música de Radio Futura para rematar la primera cita de la noche. En este caso la elegida fue “La estatua del Jardín Botánico”, clásico indiscutible de la movida madrileña y que fue coreada por toda la sala. El mañico nos estuvo además deleitando cada tema con pequeñas anécdotas acerca de su origen o de experiencias pasadas. Todo ello con mucho humor y mucha complicidad.
Coreados fueron también los temas de Kiko Veneno, “Lobo López”, “Volando voy”, “Echo de menos”, “En un Mercedes blanco”, “Memphis Blues again”… no faltó ninguna esa noche. Desde el minuto uno la gente se puso el chip de fiesta y sacó las palmas de paseo. En ambos casos hay que destacar los músicos de apoyo. Clarinete/saxo más guitarra en el caso de Santiago (el formato trío que llevó Juan Perro hizo levantarse al personal a aplaudir en numerosas ocasiones) y hasta siete músicos en el caso de Kiko. Todos ellos derrocharon solvencia y profesión a chorros. Esperemos que no haya que volver a esperar mucho para que estos dos grandes de la escena musical vuelvan a juntarse.
Lo mejor: Poder disfrutar en la misma noche de dos conciertos íntegros tan distintos y, a la vez, tan complementarios.
Lo peor: La falta de educación de lo que parecían fans de Kiko Veneno que no respetaron el silencio que requería la actuación previa de Juan Perro y a los que el propio artista tuvo que “reprender” con mucho cariño, mucha clase y muy fina ironía en varias ocasiones. Para quitarse el sombrero Santiago!
Este artículo fue publicado originalmente en La Factoría del Ritmo Número 25 (sección: Reportajes).