Todos los estilos evolucionan con el paso del tiempo y es realmente recomendable acercase a la sofisticación y elegancia del gospel actual de la mano de Heather Headley, quien en este su tercer álbum, mira hacia su infancia, cuando aprendía música en la iglesia de la isla de Trinidad donde su padre era predicador, y le dedica de corazón un álbum completo a Dios, pues es abierta y declaradamente cristiniana.
El disco es realmente elegante, lleno de mimo en todos los detalles, y la voz de la cantante se despliega hermosa y emocionada. Un álbum a disfrutar por todos los amantes de la música negra y en que los creyentes verán un significado especial.
Este artículo fue publicado originalmente en La Factoría del Ritmo Número 24 (sección: Lanzamientos).