Continuando la estela de acontecimientos parecidos que recorren Estados Unidos (como la actual gira conjunta de Joe Satriani, Steve Vai y Yngwie J.
Inició la velada el grupo Freak Kitchen, algo más tarde del horario previsto. Este trío sueco fue fundado por el guitarrista y cantante ( antiguo miembro de los rockeros melódicos Fate) Mattias “IA” Eklundh, el bajista Christer Örtefors y el batería Björn Fryklund. No he seguido, desde su fundación a mediados de los noventa, mucho la trayectoria de la banda, aparte de alguna de las canciones de presentación que aparecieron hace años en la mítica revista británica de rock, ya desaparecida, Frontiers. Por ello, pensaba, equivocadamente, que la propuesta del grupo sería más hard rockera de lo que resultó en realidad. En directo, Freak Kitchen son un grupo muy potente, que incluso, por momentos, me recordaron un poco a los Megadeth del “Countdown to extinction”, más que nada por los riffs muteados de guitarra y el deje a lo “Mustaine” de Eklundh cantando, aunque con una actitud algo más hardcore ( a lo que ayudaba la imagen del bajista,que parecía sacado de Biohazard), tamizada por elementos de hard rock o pop, como los coros de Örtefors. En general, mostraron ser una banda contundente y adrenalítica, en lo particular, Mattias Eklundh es para darle de comer aparte. No tiene mucho que ver con ´los tópicos asociados al clásico guitarrista héroe escandinavo, clónico de Malmsteen y fánatico de la escala menor armónica y los arpegios disminuidos. Él es un auténtico cachondo mental y se dedicó a vacilar con el público desde el mismo momento que salió al escenario ( con bastante gracia, por cierto). Además sus demostraciones “guitarrísticas” fueron muy peculiares, desde una extraña guitarra sin cuerdas que él llamó “la máquina del infierno” a todo tipo de efectos producidos por su guitarra y un teléfono móvil o un consolador ( sí, sí, un consolador), y vinieron precedidas de todo tipo de bromas y explicaciones por su parte. Es un guitarra técnicamente asombroso, muy virtuoso, pero se ve que disfruta saliéndose de lo establecido e intentando sorprender a la audiencia. A pesar de su evidente virtuosismo, en algunos momentos algunas partes no sonaron todo lo limpias que debieran, aunque me dio la impresión de que eso tampoco le importaba demasiado. Se despidió con su grito de guerra, repetido varias veces en su actuación, “Stay freaky”, y nos dejó a todos con una sonrisa en la boca.
Después le llegó el turno al representante español de la velada, Tony Hernando. Éste es un guitarrista que ha estudiado en Estados Unidos y que ya se ha hecho un nombre bastante reconocido en el panorama nacional, tanto como profesor (con su propia academia y colaborando en revistas especializadas) como ejecutante, desde que fundara el grupo Perfect Simmetry hasta su actual carrera en solitario, con dos discos en el mercado. Si bien su anterior grupo se dedicaba, sobre todo, a realizar versiones de clásicos como Macalpine, Garsed and Helmerich, Tribal Tech o Stratovarius, en su carrera en solitario se centra en realizar temas propios, en este caso, de su segundo disco, aunque también nos ofreció dos versiones de auténticos hits del género, el “For the love of God” de Steve Vai y “Flyin´ in a blue dream” de Joe Satriani. Hernando es un músico de gran técnica, esto es innegable, y las versiones citadas las reprodujo prácticamente nota por nota, pero carece de capacidad de expresión t, lo que acabó provocando que su intervención resultase bastante lineal y monótona. A esto ayudó que sus composiciones suenen a refritos de Satriani, en su versión más festiva y rockanrolera (el de “Satch Boogie” o “Summer´s song”), salvo la última, una especie de country-blues directamente fusilado del manual de trucos del Steve Morse de “Southern steel”. Esta falta de personalidad es importante y resulta significativa en el hecho de que Hernando apenas utiliza vibrato, una de las señas más identificativas de un guitarrista. En este sentido, fue un error por su parte elegir dos versiones que exigen, no sólo gran dominio técnico (que él sí posee) si no además mucha sensibilidad y capacidad de transmisión, dejando así al descubierto sus carencias en este aspecto. Probablemente con los típicos temas de demostración fatua de recursos hubiera salido mejor parado. En mi opinión Hernando debería centrarse en buscar una voz propia y despegarse de sus obvias influencias, aparte de tratar de mejorar su expresión, su “feeling” en definitiva, para dejar de engrosar la amplia lista de aburridos come-escalas. Esperemos que se ponga a ello, porque destreza instrumental le sobra.
A quien le sobra de todo es a Andy Timmons. Técnica impecable, sonido fantástico y gran sensibilidad para un músico, sin duda, extraordinario. A diferencia de sus anteriores venidas a España, en esta ocasión Andy trajo su propia banda, un bajista y un batería que cumplieron con creces su difícil labor de acompañar a un guitarrista de absoluta primera fila , que se permitió el lujo de empezar el concierto dando unos breves apuntes sobre la bossa mítica de Antonio Carlos Jobim , “La chica de Ipanema”. Centró su repertorio en su primer album en solitario, completamente instrumental, “Ear x-tacy”, dando de lado al posterior “Pawn Kings”, mucho más orientado al Blues rock y donde también cantaba (no lo hizo en este concierto).
Timmons es un guitarrista ecléptico, que lo mismo puede tocar rhythm´n´blues al estilo tejano en “I remember Stevie” (Ray Vaughan, por supuesto), que una canción de claro ambiente hendrixiano modernizado en “Electric Gipsy”, o algo más en plan country atómico a lo “Hellecasters” en “Farmer sez”, sin olvidar preciosas baladas como “Cry for you”, tocada con exquisito gusto. Incluso permitió el lucimiento de su bajista, que mostró una magnífica mano derecha, y bromearon en directo sobre el libro escrito por Gene Simmons, leyendo un párrafo al público y tocando luego la entrada de “Detroit rock city”. Timmons acabó dando las gracias hasta al chico del agua y repitiendo lo de “Cuñao” (es curioso,todas las tonterías acaban haciéndose internacionales). Después llegaron las habituales jams con las que siempre finalizan este tipo de conciertos y que yo ya no pude disfrutar porque perdía el último metro.
En resumen, una grata experiencia, que esperemos se repita en próximos años, con sólo una pega: el volumen era excesivo y acabamos casi todos con los oídos taponados. En sitios pequeños como Ritmo y Compás no puedes poner el P.A como si fuera el Wembley Arena. Por lo demás, una buena noche de guitarreo.
Galería “GUITAR FEST 2003: Freak Kitchen / Tony Hernando / Andy Timmons. Sala Ritmo y Compás (Madrid). 28/09/2003.”, con fotos de Luis Díaz. Publicada el: 23/10/2003.
Entrevista: Oscar García del Pomar Corada
Fotos: Luis Díaz
(Fecha de publicación: 23/10/2003)
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