Howe Gelb estaba borracho, desafinado y apenas podía tocar su instrumento. Suena duro, pero era así, incluso por un momento pensé que se podría tratar de una broma macabra, como un homenaje a las desfasadas veladas que el hombre de negro solía ofrecer.
GIANT SAND: Concierto Homenaje al disco “At San Quentin (1969)” de Johnny Cash.
A medida que van pasando los días, la única palabra que revolotea mi cabeza con respecto al concierto que los americanos Giant Sand ofrecieron en el teatro Salesianos de Vigo es decepción.
Así se simple y de llano, fue un show completamente decepcionante. Es difícil pifiarla de tal manera cuando tienes todo a tu favor; por poner un símil futbolístico, es como fallar un gol a portería vacía. Giant Sand versioneando enterito el mítico “At St Quentin” de Johnny Cash!!!!; sonaba genial. Uno de los grupos más importantes, seminales e infravalorados (el término “americana” o “alt-country” no existiría sin ellos, aunque el reconocimiento popular no les llegó hasta ya entrado el nuevo siglo con el aclamado “Chore of Enchantment” después de doce discos a sus espaldas… nada más y nada menos), de la música americana de raíces en los últimos veinte años, revisando a uno de los colosos e iconos atemporales más importantes surgidos nunca al norte del Rio Grande.
Modernidad y tradición se daban la mano en una cita que prometía ser inolvidable, así que a las 20.30 ocupamos nuestros asientos expectantes e ilusionados esperando la salida de Howe Gelb y los suyos, (porque en realidad desde hace unos años, sobre todo después de las salidas de John Covertino y Joey Burns (Calexico), la banda nunca ha tenido una formación fija alrededor de Gelb, y denominarla Giant Sand no es del todo correcto) mientras nos amenizaban con un video en mi opinión nada acertado, de un show televisivo de Cash demasiado “light” para la ocasión, que acompañaría a la banda durante todo el bolo y que a la postre sería de lo mas aprovechable de la noche.
En el momento en que Howe soltó el clásico “Hello, I´m Johnny Cash” y empezaron a sonar las primeras notas de “Big River”, todo el mundo fue consciente de que la cosa no iba bien. Estaba borracho, desafinado y apenas podía tocar su instrumento. Suena duro pero era así, incluso por un momento pensé que se podría tratar de una broma macabra, como un homenaje a las desfasadas veladas que el hombre de negro solía ofrecer, no en pocas ocasiones cuando por sus venas corría un mar de alcohol y anfetas. Pero con “I Still Miss Someone” y “I Walk the Line” todo se vino abajo y la cosa fue empeorando, y eso repercutió muchísimo en la banda, sobre todo en el bueno de Anders Pedersen, que aguantó con valentía todas las meteduras de pata que venían de su derecha, y la preciosa Lonna Kelley en el papel de June Carter, que debió sentirse como tal, al entonar temas como “Darlin Companion”, “Jackson” o un desastroso “Ring on Fire”, con un cieguísimo Howe Gelb/Cash a su lado.
Poco más que decir, ni siquiera fue una revisión integra del disco, ni en orden ni en contenido. Temas como “Starkville City Jail”, “Wanted man” o “He turned the water into wine” ni siquiera sonaron, pero visto lo visto casi mejor, aunque sí que tocaron un par de temas propios que no sonaron del todo mal, pero los ánimos estaban ya por los suelos. Sería injusto cargar contra la carrera de este hombre por una noche, pero tampoco sería justo contaros lo que no fue. Solo pedirle al señor Gelb que la próxima vez, (que esperamos que la haya) se tome su carrera con mas profesionalidad y que no tire por tierra la leyenda de un titán como J.R Cash.
Fotos: Jesús Figueirido
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