La banda de Dave Grohl hace “grungir” el MadCool 2017. El grupo estadounidense corona la primera jornada del festival capitalino ante más de 40.000 espectadores que desafiaron a las inclemencias meteorológicas.
La primero jornada de la segunda edición del festival MadCool tuvo, como uno de sus platos principales, la actuación de Grohl y sus huestes en una desangelada tarde de Julio que invitaba más a brasero y chocolate que a cerveza y desenfreno.
Se presentaban el ex-batería de Nirvana y los suyos en la capital del reino tras más de 6 años sin pisar estas tierras. Y lo hacían como preludio de su próximo trabajo (Concrete and Gold), que verá la luz a mediados del próximo mes de Septiembre.
Por lo tanto eran muchas las ganas acumuladas para ver a uno de las formaciones estandarte del grunge americano, con más de 15 millones de discos vendidos en todo el mundo. Aun a pesar de vicisitudes sufridas por el grupo para poder llegar a tiempo al recinto de la Caja Mágica, el concierto empezó con puntualidad británica…y con ímpetu alemán pues, de un tirón, los chicos de Seattle se despacharon con varios de sus grandes éxitos para empezar. Así, de primer plato, Everlong, Learn to Fly y The Pretender abrieron la contienda ante un público que empezaba a creerse que el show sí se iba a realizar y que ni la lluvia ni los rayos podrían parar ya lo inevitable.
Con un Dave en papel estelar y quasi-solitario, el frontman de la banda no dejó de moverse a lo largo de todo el show, poco secundado en este plano por sus compañeros. Cual mosca cojonera, el guitarrista no dejó de animar a la concurrencia a base de chascarrillos entre canción y canción y, evidentemente, vomitando toda su rabia y energía ante el micrófono. Bajó las revoluciones del momento con una versión más calmada del Big Me y con el Congregation, adoleciendo quizá el sonido de más repercusión del bajo.
Pero no hubo tiempo para lamentaciones porque una desgarradora Walk se abrió paso entre las ondas y de nuevo el público encendió la mecha. Quizá entonces nos empezamos a dar cuenta que, cuando era necesario forzar la voz, Dave sufría más de lo normal. Tal vez pesen ya las tres semanas de gira europea que llevan a sus espaldas y que finalizan ya en Lisboa. Pero aunque la voz no la tenga en su mejor estado, sus ganas y su fiereza salen a flote al final de la canción, donde hace un pequeño guiño a la memoria de su recientemente desaparecido amigo Chris Cornell.
Como la lluvia que cayó un rato antes del cielo, se le abrió el cielo a Dave, dado que el siguiente tema lo ejecutó a las cuerdas vocales Taylor Hawkins quien, desde su puesto de mando a la batería, se encargó de pausar el desarrollo del evento con Cold Day in the Sun. Pero poco duró la calma pues, de nuevo, cuatro cañonazos en forma de canción reverberaron el recinto. Ahí aparecieron All My Life, Times Like These, These Days y My Hero, este último dedicado a su amigo y mentor Kurk Cobain. Y de nuevo, destilando grunge por los cuatro costados, White Limo mantiene encendido al público con una versión speedica y unos gritos desgarradores.
Y tras un par de temas más pausados como Arlandria y Wheels y preguntando al respetable si se sienten cansados, la banda da muestras de todo lo contrario, desmelenándose con Run, This is a call y el coreado por el público en su totalidad Best of You.
En resumidas cuentas, concierto de dos horas y media, de una banda que se encuentra en un gran momento de forma pero a la que acompaño poco un escenario quizá demasiado pequeño y donde el apoyo audiovisual estuvo más bien escaso. Esperemos que, como el propio Grohl decía, no haya que esperar tanto tiempo para volver a tenerlos por aquí.
La Factoría del Ritmo quiere agradecer todas las facilidades dadas por la organización del festival MadCool (en especial a María, del departamento de Prensa), para poder asistir al evento.
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Este artículo fue publicado originalmente en La Factoría del Ritmo Número 25 (sección: Reportajes).