XXIV Antequera Blues Cambayá Festival 2014. 25 y 26 de julio. Plaza de Sta. María. Antequera (Málaga).
El festival de blues por antonomasia de la provincia malagueña, comarca de Antequera y alrededores, se hacía rogar y más, tras unos años, en los que la vil crisis, azotó al evento; además, de por cuestiones y coincidencias varias, no pudimos presenciar un festival, que tiene varios lustros y décadas a sus “espaldas” de antigüedad. Donde han desfilado gran cantidad de celebridades del blues internacional y estatal, para gozo de todos los aficionados a este género musical.
Este año, el escenario, como muchas otras veces, montado frente al pórtico de la iglesia renacentista de Santa María. Hacía presagiar por sus dimensiones, mucho mayores que otros años y el backline de luces y sonido desplegados, iban a ir en consonancia con la talla de las figuras del blues, que iban a desfilar las noches del 25 y 26 de julio por dicha plaza.
No sé si será el carácter y origen renacentista de la ubicación, las líneas catárticas invisibles que rodeen la zona, pero la magia, el buen rollo y ambientazo que la productora Cambayá consigue reunir y desplegar en torno a la música blues, año, tras año, lo hace todo mucho más especial. Y más, si tenemos en cuenta, a los artistas, tan especiales, que este año pisarían el escenario antequerano: el carismático productor y músico Mike “Boogie Man” Vernon, el bluesman hispano-francés Lorenzo Sánchez, el incansable Víctor “Elmore” Sánchez, el trotamundos neoyorquino Richard Ray Farrell; o nombres, también bastantes conocidos en la zona, como Lolo Ortega Band o Kid Carlos Band. El primero, por su gran pasado, en la considerada por muchos, la mejor formación de blues del país, la Caledonia Blues Band y el segundo, por su también inmaculada trayectoria ascendente, como miembro fundador de otra gran banda sevillana, Black Jack Blues. La formación Jammin’Dose, como referente de un grupo que fusiona distintos elementos entroncados con la música negra y bastante emparentada con el blues. Y como no, una buena representación de la Cambayá Blues Reunion, haciendo de músicos de apoyo a la mayoría de los artistas mencionados.
Los mejores momentos del festival, sin duda, ver a Antonio Blanco, liderando como bajista la Cambayá Blues Reunion, marcando el tempo, con esas tres tonalidades cromáticas que caracterizan al blues y rezuman sentimiento. O comprobar el estupendo estado de forma del genial guitarrista Víctor “Elmore” Sánchez, venido desde la Marbella más blusera. La actuación del exótico artista, Lorenzo Sánchez, por sus raíces a medio camino de Osuna (Sevilla) y Francia, con esa mezcla y “pellizco” tan curiosos, que hace del blues, algo personalísimo, en su caso.
Ya con la aparición del excelente músico norteamericano Richard Ray Farrell, el clímax del festival comenzó a subir como la espuma. Y es que este genial guitarrista, armonicista y cantante blanco, con voz y alma de negro, lleva el blues en las venas, haciendo del blues algo existencial. Partiendo de las calles del metro, de cualquier ciudad; porque en realidad, ha sido muy viajero, no ha parado de crecer como músico, recorrer mundo y sentir el blues, como algo vital que ha marcado su dilatada trayectoria como artista, con origen en los 70. Y todo esto, lo transmite desde el escenario a la perfección. Idéntico caso, como ocurrió con el artista británico, histriónico y simpático donde los haya, Mike Vernon, alías “Boogie Man”. Quizás más conocido por su faceta de productor de artistazos de los años 60, 70 y 80, como The Bluesbreakers, David Bowie, Eric Clapton, John Mayall o Ten Years After. Pero, que no dejó impasible a nadie, cuando se dispuso a desplegar su show sobre el escenario, con bailes incluidos y sus singulares instrumentos de viento. Showman de gran altura, para uno de los festivales más longevos del país en activo.
Jammin’ Dose, tocaron muchos palos de la música negra, donde predominaron el reggae, el ska o el funky. Incluso, se llegaron a marcar un blues, gracias a la inmejorable ocasión. Igualmente, hicieron algunos temas con bastantes ingredientes soul, así como curiosísimas versiones adaptadas a su personal y ecléctico estilo de fusión de artistas y temas tan dispares como: Prodigy, Beyonce o el himno rhythm and blues “Superstitions” de Stevie Wonder. En general, predominó la fusión, donde hay cabida para muchos ritmos étnicos, incluidos algunos ritmos latinos: como cumbia, destacando la base rítmica, compuesta por el preciso bajista Alejandro Cuaxiloa, un batería espectacular, Alejandro Granizo y un percusionista, Yura, que cuando encartaba, tomaba el micrófono y hacía las veces de “showman”. El guitarra y cantante, con voz bastante negroide, “Palito” Márquez, tuvo un papel fundamental, como principal batuta en esta amplia formación, que por tener, tiene hasta una excelente sección de metales.
Como siempre, salimos satisfechos un año más, de un festival que coincida o no, con otros de gran renombre nacional o internacional, es un valor seguro. Donde la calidad artística y humana, desde los organizadores y responsables del evento, hasta los artistas que se dan cita cada año, siempre brillan a gran altura.
Este artículo fue publicado originalmente en La Factoría del Ritmo Número 25 (sección: Galería de Fotos).
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