28 edición de un evento en el que se dieron cinta gran cantidad de artistas de muy diversos estilos, con el nexo común de la guitarra. Fue una oportunidad fantástica para acercarse a esta bonita capital andaluza.
El festival de la guitarra de Córdoba en su vigésima octava edición, tiró la casa por la ventana, en la que posiblemente, se pueda considerar la mejor de todos los certámenes celebrados hasta el presente 2008. Para ello, se contrató al mítico, genial y a veces controvertido Chuck Berry, el verdadero y único rey del rock and roll. Que tuvimos la suerte los desplazados a la vecina Córdoba, de disfrutar de su electrizante puesta en escena. En una gira fugaz por España, que dejó varias galas colgadas. Propiciado por un calentón del octogenario rockero, a causa de una discusión con su hija Darlin Ingrid, que lo acompañaba a la armónica. Todo vino al parecer por los excesos de velocidad en su famoso Cadillac, a los que gusta Chuck Berry dar rienda suelta por su temperamento marcadamente rebelde. Un contraste bastante agrio por su repentina marcha, sobre todo teniendo en cuenta la magia que desplegó en el Teatro de la Axerquía con sus hits “Maybellene” o piezas mil veces ejecutadas, entre otros por pesos pesados como The Rolling Stones o The Beatles como la famosa “Rock and roll music”. También se dejarían caer temazos como “School days”, “Roll over Beethoven” o “Sweet little sixteen”. ¿Qué banda rockera que se precie no se ha marcado alguna vez un “Johnny B. Goode” en algún bis o jam-session final de fiesta de algún gran evento. Ya digo, este gran referente para todo tipo de rockeros, dio lo mejor de sí en Córdoba a punto de cumplir los 82 años. No se cortó ni un pelo y bailó su particular “paso del pato” además de bromear durante toda la velada, a la par que iba encarando sus emblemáticos temas. Incluso, dio permiso a los encargados de seguridad para que dejasen subir, en principio, sólo chicas y luego, también chicos, que iban desde la estética rocker más clásica a ciertos aires punks “ramonianos”. Para que bailaran junto a él y dieran pases de rock & roll en el tramo final del bolo. Un espléndido final de fiesta, en un abarrotado recinto a los pies de su ídolo californiano. Al igual que Darlin, su hijo Charles Berry “Junior” también contribuyó en la fiesta, con su toque exquisito a la guitarra. Sin olvidar a la conjuntada base rítmica formada por James Marsala al bajo y Jean Michel Biger a la batería, que arroparon en todo momento, haciendo un clan perfecto con el teclista Daniel Rossing.
Como colofón final y tras dos semanas intensísimas de festival, por el que derrocharon su arte y buen hacer músicos como: Roger Hodgson (Supertramp), Estrella Morente, Dulce Pontes, el trío Bao-Cides-Blavia o Estirpe. Otro de los grandes reclamos del festival de este año, sería precisamente el norirlandés Gary Moore. Sobre el que recaería, la responsabilidad de cerrar, esta grandísima edición de lujo del festival de la guitarra. Un guitarrista que lleva desde los años 70 sacándole partido a su gran colección de guitarras Gibson, pasando de una furiosa época heavy a la actual más “blusera”, llegando a incluir en su banda de entonces, a miembros de Whitesnake como el batería Tommy Aldridge o el también “snake” Neil Murray, Ian Paice de Deep Purple o John Sloman de Uriah Heep. La verdad que esta nueva etapa que abrió hace cerca de dos décadas está llena de matices y feeling a granel. Ha tenido la suerte de estar acompañado por grandes músicos, desde sus comienzos en Skid Row o con la banda de Phil Lynott, Thin Lizzy, quizás el supergrupo de los 70 que le dio la suficiente notoriedad para darse a conocer a gran escala y ser un músico que podríamos denominar “todoterreno”, de gran carisma y con mucho talento que derrochar sobre los escenarios de medio mundo a día de hoy. ¿Y qué decir del maestro “dedos mágicos” Don Airey, actualmente en gira con Deep Purple a los teclados?, cuando lo estuvo acompañando en gran parte de su carrera más heavy metal de los 80.
Como anécdota, comentar que Gary Moore tuvo un pequeño “pique” con Barón Rojo, porque los hispanos, se llevaron los méritos del Heavy Sound Festival del 83 en Brujas, Bélgica. En una época en la cual, la banda madrileña tenía muchísimos acólitos en toda Europa y especialmente en nuestra tierra. Algunos de ellos, algo brutales y no por el volumen de sus gargantas a la hora de corear el nombre de sus ídolos. Precisamente, estos extremadamente entusiastas y fanáticos seguidores, se lo tomaron como algo personal, llevando su fervor a terrenos más hostiles con respecto al serio de Gary Moore, que se llevó un gran latazo en la testa, como bien recuerdan antiguos fans que fueron testigos directos de aquella escenita poco gratificante en el foro. Otros difieren, y hasta en alguna revista se llegó a hablar de ladrillazo. El caso que fuera lo que fuera, al norirlandés durante años tuvo ese amargo recuerdo de España y la verdad que esta vez, vino con muchas restricciones y rodeado de seguridad extrema. Sobre todo teniendo en cuenta, que violentos los hay en todas partes y la cosa ha cambiado mucho de aquellos inquietos años 80 a nuestros días. Sobre todo, teniendo en cuenta el cálido recibimiento brindado en Córdoba por más de 3500 admiradores enfervorizados, llenando el remozado Teatro de la Axerquía. Fue ya entrada la mediación del concierto cuando empezó a devolver con “riffs” de guitarra, la respuesta tan fantástica por parte del público y para entonces, blues mundialmente conocidos como: “Still got the blues for you”, “The blues it’s all right” o “Pretty Woman”, resonaran por siglos, como un efecto big-bang, en los muros milenarios de la judería, camino de Medina Azahara y con parada en la Mezquita. Esperemos que estas buenas vibraciones, sean acompañadas por sones tan cálidos en futuras ediciones, siempre y cuando no se les vaya la mano a los científicos con el acelerador de partículas en Suiza, salud y hasta el año que viene.
Web oficial: www.guitarracordoba.com
Este artículo fue publicado originalmente en La Factoría del Ritmo Número 24 (sección: Reportajes).
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