Felipe Cabrerizo: Pasión por Serge Gainsbourg

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Observaciones: Fotos por cortesía de Expediciones Polares

Este escritor y presentador del programa Psycho Beat! ha publicado un sensacional libro sobre la vida de uno de los compositores europeos de música popular más importantes del siglo XX.

Felipe Cabrerizo es un especialista en música y cine, también es escritor, con tres libros publicados en solitario y cuatro obras compartidas con otros autores.

Además es el realizador y presentador del programa radiofónico Psycho Beat!, dedicado a los sonidos pop de los años 60, pero esquivando el ámbito anglosajón y dando a conocer la grandeza de otras muchas escenas musicales que brillaron en aquellos años, pero de las que apenas nos ha llegado información a España.

Entre los artistas más habituales de sus programas de radio está Serge Gainsbourg, un singular compositor y cantante francés, de producción extensísima y que alcanzó la excelencia en parte muy importante de sus creaciones.

Además, llevó una vida al límite, eternamente engancho a la fiesta, al alcohol (que ingería en cantidades industriales) y a las mujeres, incluyendo un apasionado romance con Brigitte Bardot y una relación duradera con Jane Birkin. Dos actrices de excepcional belleza y que también desarrollaron una carrera musical, en la que Gainsbourg tomó parte activa.

Felipe Cabrerizo lleva años cultivando una gran pasión por toda la trayectoria de Serge Gainsbourg, por lo que cuando se le presentó la oportunidad de publicar un libro sobre este personaje, se lanzó a la labor con entusiasmo, pero también con la confianza de contar desde el inicio con una visión muy amplia y profunda de su figura.

El resultado fue el libro “Gainsbourg: Elefantes Rosas”, un contundente volumen de más de 400 páginas, profuso en información, pero de una lectura la mar de entretenida y que logra satisfacer tanto al que ya conocía previamente al artista, como al profano, que no podrá por menos de sorprenderse de un creador que se inició en el jazz y que con el paso de los años logró el éxito en Eurovisión, practicó el reggae, la música disco, se adelantó al Trip Hop y llegó a ser revindicado por los punks franceses. Y esto sin hablar de sus aventuras vitales, que van desde la marginación en su infancia por ser judío a las indescriptibles apariciones en televisión de sus últimos años, pasando por décadas entregado a interminables juergas nocturnas diarias.

Felipe Cabrerizo - Serge GainsbourgLa cantidad de bibliografía que se cita en el apartado de “Notas” es abrumadora. ¿Desde cuando cultivas esa pasión desaforada por la figura de Serge Gainsbourg?

¡Buf! La verdad es que no podría decírtelo porque… ¡una barbaridad de años! Ya caí hechizado la primera vez que lo vi en la televisión francesa, algo que recuerdo vagamente porque era muy niño… ¿serían las actuaciones promocionales de Aux armes et caetera, en 1979? Pues posiblemente, pero no podría asegurarlo. Ha sido una devoción de toda una vida en la que fui acumulando escuchas de discos y lecturas de libros y artículos sobre él, aunque la cosa se aceleró cuando hace siete años comencé a hacer mi programa de radio, Psycho Beat! Allí pincho a Gainsbourg con mucha frecuencia y con la excusa de presentar las canciones como se merecen el proceso de enloquecimiento por el personaje se aceleró. De ahí a ponerme a escribir una biografía había un paso.

En el momento que te planteaste escribir el libro… ¿Te viste obligado a repasar gran parte de esa bibliografía o tenías ya muy presente mucha de las historias que has plasmado en el libro?

Sí, revisé todo lo que tenía a mano y busqué el material que me quedaba por estudiar, aunque la verdad es que esto de convivir con Gainsbourg desde hacía tantos años me ayudó mucho, porque sin darme cuenta ya tenía la estructura del libro y sus principales pasajes en la cabeza. Sólo quedaba escribirlo.

Y dado que fue alguien muy dado a aparecer en los medios y gracias a la magia de Internet infinidad de sus apariciones están accesibles con cierta facilidad… ¿Tuviste que poner un freno para no caer en una espiral infinita de repaso de material sobre el artista?

No, todo lo contrario. Debe ser mi natural obsesivo, pero la verdad es que cuando te pones a escribir sobre alguien creo que tu labor es verlo, escucharlo, leerlo y pensarlo todo para poder completar el complicadísimo puzzle que es comprender a una persona a la que no has conocido y a la que nunca vas a conocer. Es una cuestión de respeto para no banalizar ni tergiversar el personaje, y además nunca sabes dónde va a aparecer algún dato que te dé la clave para comprender algo. La verdad es que ha sido un trabajo enorme, porque la adicción a los medios de Gainsbourg hace que haya cientos de entrevistas, actuaciones, libros, películas y tantas otras cosas que revisar, pero ha distado de ser una labor tortuosa. Todo lo contario: me lo he pasado TETA lanzándome de cabeza a todo este material.

El libro es extenso, supera las 400 páginas, y también muy intenso. Sin embargo se lee con verdadero agrado, porque la vida de Serge Gainsbourg es apasionante. ¿Cuánto tiempo te llevo escribir el libro? ¿Fue muy trabajoso hacer revisiones para verificar que todos los datos que se citan están contrastados?

Como podéis suponer por lo que os contaba anteriormente, el proceso de materializar el libro ha sido larguísimo, claro, porque he dedicado muchos años a reunir tanta documentación aunque la mayor parte de ellos lo hacía sólo por fanatismo y no podía ni intuir que un día escribiría un libro sobre él. Para mí la mayor parte de trabajo a la hora de escribir un libro es pensarlo, escribirlo es sólo el último eslabón. A lo primero dediqué una cantidad enorme de años, a lo segundo sólo poco más de uno.

La producción discográfica de Serge Gainsbourg es amplísima, con etapas muy dispares. Junto con la lectura del libro, me propuse escuchar parte de sus discos y me he llevado grandes sorpresas, con piezas de lo más singular. Un disco que me ha llamado especialmente la atención es “Historie de Melody Nelson”, que me ha recordado al estilo Trip Hop, sólo que ese disco se grabó en el año 1971, 20 años antes de que ese estilo existiera… ¿Hay otros discos o canción de Gainsbourg que se adelantaran a su tiempo y que nos puedas señalar y recomendar?

Pues mucho me alegra lo que me comentas, porque si una intención tenía a la hora de escribir el libro era precisamente ésa: animar a los lectores a escuchar la summa gainsbourguiana y compartir con ellos el descubrimiento o redescubrimiento de una música que a mí me había dado tantísimas horas de disfrute. Respecto a lo que me comentas de la labor visionaria de Gainsbourg, es algo que creo que viene de su formación clásica tan estricta: el tener una visión tan amplia y compleja de la música le permitió siempre enriquecer sus composiciones y llevar un paso adelante los esquemas de la música pop. Hay muchas, muchísimas obras de Gainsbourg que creo se adelantaron a su tiempo o enriquecieron los parámetros en los que se movía la música del momento, pero si hay que apostar por algo en concreto yo me lanzo y de cabeza a por dos de sus discos conceptuales: el que mencionas (¡buen ojo!), Histoire de Melody Nelson, y sobre todo L’homme à tête de chou, un disco brillante donde los haya.

Gainsbourg también hizo cine, aunque por lo leído en el libro son películas muy especiales y ajenas al cine convencional de hoy en día. ¿Cuál película, o películas nos, recomendarías para adentrarnos en su faceta cinematográfica?

Sí, el cine de Gainsbourg es tan sumamente especial, marciano casi, que creo hasta que desborda la categoría de “cine de autor” y forma parte de otra, la de realizadores que vienen de otros terrenos artísticos y se esfuerzan en crear historias y ambientes que responden a intereses y obsesiones propias sin preocuparse demasiado por los caminos marcados por la historia del cine. En consecuencia, creo que sus cuatro películas tienen un elemento tan sumamente personal y sobre todo descarnado que necesitan una revisión que las saque del olvido al que se las ha condenado. Para mí, la mejor de todas ellas es la primera, Je t’aime moi non plus, que llegó a estrenarse en España con el título Te amo… pero yo no y que llegó a proyectarse ¡en salas porno gays!

Felipe Cabrerizo - Serge GainsbourgTambién tuvo una prolífica carrera en el ámbito de la publicidad. Los pocos anuncios suyos que he podido ver son de una singularidad extrema y difícilmente podrían encajar en el panorama de la publicidad actual. ¿Su éxito en ese campo se explica dentro de su popularidad y el contexto histórico en el que grabó esos anuncios, o crees que a día de hoy también se habría sabido abrir paso con éxito en ese campo?

Un poco de todo. Cuando salta a la publicidad Gainsbourg ya había realizado alguna película y se había adentrado en el videoclip y en la fotografía, llegando incluso a publicar algún libro de fotos excelente. Su trabajo en el mundo de la publicidad fue lo suficientemente bueno como para ganar algún premio en los festivales del sector. Pero su éxito en Francia se debió tanto a este buen hacer como a su propia popularidad: Gainsbourg era ya un personaje icónico y muchos anunciantes lo contrataban para que figurara él mismo en los anuncios o incluso sólo para conocerlo en persona.

Gainsbourg fue un personaje de grandísima popularidad en Francia. En tu libro describes algunas apariciones en televisión muy controvertidas, sobre todo en su etapa final, con momentos indescriptibles como su encuentro con Witney Houston en un plató. ¿Llegó un momento en que se hizo odiar o conservó en sus últimos años de vida la simpatía de la mayoría del público francés?

Sí, la fase final de Gainsbourg es muy controvertida y hay que verla siempre sin olvidar que era una persona enferma, enterrada bajo una depresión y con un problema de alcoholismo que había alcanzado límites inusitados. Un personaje tan sumamente excesivo creaba amores y odios intensos, como es lógico, pero por lo general era adorado por la gente joven: son los años del punk y la mecánica del exceso y el escándalo tenía grandes seguidores. Menos respetado era, evidentemente, entre la Francia bien, la de la alta burguesía sobre todo de provincias, aunque es un país que siempre ha manejado un enorme grado de tolerancia con sus artistas, a los que se les perdonan muchísimos excesos y salidas de tono. Aun así, distaba de ser la figura respetada y admirada que es hoy en día: su muerte hizo que su imagen destroy fuera difuminándose y que se valorara su trabajo sin distorsiones.

Y respecto a su ingente producción como compositor y letrista para otros artistas… ¿Cómo nos recomendarías acercarnos a esa faceta?

Gainsbourg compuso mucho, muchísimo para otros cantantes: su primer trabajo que alcanza fama son las versiones que realizan varios artistas de Le poinçonneur des Lilas, y el último el segundo disco de Vanessa Paradis. Entre ellas hay decenas y decenas de canciones con una calidad que varía según varían sus propios estados de ánimo y, en consecuencia, el empeño que pone en sus composiciones. Posiblemente la mejor manera de acercarse a este trabajo sea revisar la mayor parte de canciones que hizo en los años sesenta para las chicas ye-yé, desde France Gall hasta Françoise Hardy, la mayoría radiantes y completamente imbatibles, o seguir la discografía completa de Jane Birkin, para quien Gainsbourg siempre reservó sus mejores canciones y a la que ayudó a desarrollar una discografía exquisita, de una fragilidad extrema, y que por desgracia también sigue pendiente de revisión.

El sueño de Gainsbourg era ser pintos, pero se frustró en el intento y destruyó casi todos sus cuadros. Parece ser que sólo se conservan un pequeño número de ellos. ¿Has tenido la oportunidad de contemplar alguno de sus cuadros? ¿Cuál es tu valoración? ¿Podría haber sido un pintor de una relevancia equivalente a la consiguió en la música?

Se conservan cuatro cuadros de Gainsbourg y sólo uno de ellos ha sido exhibido públicamente: el último que pintó, que regaló en fase de amoríos a una de sus primeras cantantes, Juliette Gréco, que ésta cedió a una gran exposición sobre Gainsbourg que tuvo lugar en París hace unos años. Y que por cierto le robaron de su casa el año pasado… Allí fue donde lo vi. Es un cuadro decorativo de leves tonos impresionistas, pero en realidad de poco interés más allá del de su firma. Sus compañeros en las clases de pintura recuerdan que era un buen pintor a nivel técnico, pero que distaba de tener una visión personal que pudiera hacerlo reconocible o con la que pudiera aportar algo. Viendo que al dejar la pintura Gainsbourg decidió destruir todos sus cuadros su opinión no debía ser muy diferente.

Eres el presentador del programa radiofónico Psycho Beat, donde pinchas música de los años 60 y 70, al margen del ámbito anglosajón. ¿Hay mucha música por descubrir que nos hemos perdido por la influencia anglosajona?

Una cantidad inmensa. A estas alturas he debido pinchar en Psycho Beat! unas dos o tres mil canciones y, francamente, a mí no hay ninguna que no me parezca un temazo de impresión. Hablamos siempre, y con razón, de los problemas económicos y sociales que genera la globalización, pero el destrozo cultural que está realizando al mismo tiempo no es menor. La música francesa e italiana, por ejemplo, son pozos sin fondo en los que siempre que echas la caña sueles pescar algo jugoso, pero al mismo tiempo hay otros países que han tenido un nivel creativo y musical descomunal que queda hoy o incluso quedó siempre fuera de nuestro alcance. ¡Psycho Beat! al rescate!

Tu otra pasión, a parte de la música es el cine. Y creo que están involucrado en la organización del festival sobre cine musical Dock of the Bay. ¿Qué nos puedes contar de esta faceta?

Llevo muchos años dedicándome profesionalmente al cine, un terreno que me apasiona y que en realidad tiene muchísimos vasos comunicantes con la música. Por ahí ando desde hace un tiempo largo escribiendo libros y artículos, programando salas, dando clases, haciendo cosas en festivales… Tengo una larga vinculación con el Dock of the Bay, junto con Psycho Beat! y Expediciones Polares uno de los coeditores de Gainsbourg: elefantes rosas, pero no, no soy parte de la organización del festival, aunque sí espectador habitual, que para algo es el festival más divertido que hay en este país. Incluso creo que en él he generado una situación única en el planeta, la de haber ido tanto como para que me nombren jurado honorario, pues todos los años me llaman para ello. No sé si es algo que da mucha seriedad al festival, pero vamos, allá ellos con su reputación: si esperan que sea yo el que diga que no voy a Donosti a echar una semana viendo docus musicales estupendos y poniéndome como el kiko a pintxos y txuletas lo llevan crudo.

Felipe Cabrerizo - Serge GainsbourgEl libro se ha publicado en la editorial Expediciones Polares, dentro de una colección que utiliza el mismo nombre de tu programa radiofónico. ¿Vas a dirigir esa colección? ¿Cuáles son los próximos libros que publicaréis?

En efecto, llevaba un tiempo pensando en la posibilidad de hacer una colección bajo el nombre Libros Psycho Beat!, y cuando vi el mimo y el cariño con el que Expediciones Polares publica sus volúmenes no dudé lo más mínimo en que era la mejor compañía para lanzarse a por ella. En cuanto nos pusimos manos a la obra con Gainsbourg: elefantes rosas me di cuenta de que por una vez en mi vida había tomado una decisión acertada: trabajar con ellos es un placer enorme y me ayudan encargándose de una enorme cantidad de cosas inherentes a escribir que a mí me desbordarían, desde las imprentas hasta la distribución. En efecto, yo me encargo de la dirección de la colección Libros Psycho Beat!, que esperemos tenga una larga y fructífera vida. Tenemos varios libros en mente, todos ellos sobre músicos franceses e italianos, que ojalá podamos ir materializando en los próximos años. Uno está ya ahí, a la vuelta de la esquina, y os lo cuento casi como primicia: en enero publicamos La desesperación de los simios… y otras bagatelas, las maravillosas y sorprendentes memorias de Françoise Hardy, que tenemos ya a puntito de caramelo.

Y ya para terminar, desearte suerte con tu carrera periodística, dejarte espacio por si deseas añadir algo más, y pedirte un artista, distinto de Gainsbourg, que también merezca la pena descubrir…

Ay amigos, pedirme a mí un listado de recomendaciones de músicos sesenteros no anglosajones es algo así como firmar vuestra sentencia de muerte… Por aquello de no colapsaros el servidor os dejo sólo cuatro o cinco: en Italia Lucio Battisti, el que es posiblemente junto con Gainsbourg mejor compositor europeo del siglo XX, o Franco Battiato, que por fortuna siempre ha tenido notable fama en España. Y en Francia Françoise Hardy, su novio / no novio Jacques Dutronc, Brassens y Brel, por supuesto, y, sobre todo, Johnny Hallyday, ese ídolo entre los ídolos de la redacción de Psycho Beat!, el rockero más desbocado que hemos tenido en Europa y único superhombre capaz de competir de igual a igual con Elvis. ¡Ahí queda eso!

Enlaces de interés:

Este artículo fue publicado originalmente en La Factoría del Ritmo (sección: ).

Sobre los autores del artículo:

F-MHop
Jefe de redacción de La Factoría del Ritmo desde su fundación en 1995. Ha colaborado en diversas publicaciones musicales, entre las que se encuentran Rockdelux, Hip Hop Life, Hip Hop Nation, Serie B, Metali-k.o., Zona de Obras, Pulse! Latino o Astur Music. También ha hecho radio, colaborando con Onda Cero, Arco FM y Onda Verde Gijón. También fue beatmaker en el grupo Soul Dealers, practicantes de un Hip Hop combativo y comprometido.

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