Enrique Villarreal “El Drogas” y sus pilas alcalinas

Mucha gente piensa que, la gente que tiene un curriculum en esto de la música, viven de las rentas, una vez alcanzado ese estatus. Enrique Villarreal es un contracorriente: en vez de quedarse sentado en su casa, al calor de una mesa camilla y un brasero, decide patearse de cabo a rabo la geografía de este país para dejarnos claro una vez más que es muy difícil desengancharse de esto. Estuvimos hablando con él, horas antes de arrancar esta gira.

¿Cómo está Enrique? ¿Tenemos Enrique para rato? Se ha jubilado el catedrático Mercado. El profesor Iniesta va a dejar de impartir la asignatura de Extremoduro. Los hermanos Domínguez también lo han tenido que dejar. Te quedas como decano del rock nacional…

Decían que era el alumno más aventajado, pero por no ir a clase (risas…). No creo que estos monstruos se hayan retirado definitivamente de la música. Hay veces que a uno le entran ganas de echarse a un lado, por lo que sea, y apartarse de esta dinámica por un tiempo. Pero no creo que se desenganchen del todo. Pueden seguir escribiendo música, tocando en pequeños garitos, grabando u otras cosas sin necesidad de hacer una gran gira. Con el apasionamiento que siempre han tenido por la música, no creo que se desenganchen del todo…En mi caso, soy más visceral. Cuando diga que lo dejo, lo soltaré por completo. No creo que haga una gira de despedida, sino que me iré con mi “socia” a cenar para celebrarlo.

Son 42 canciones… ¿Tanto tenía Enrique dentro que soltar, que vomitar? ¿Te has quedado vacío?

Después de un currelo tan bestia, te quedas vacío (yo y cualquiera). Y después del vacío viene la amargura de saber que hay que empezar lo siguiente siempre sobre un folio en blanco. Cuando me propongo este proyecto, yo sabía que quería hacer cuatro discos, aunque al final salen cinco. No había calculado que me iba a bloquear tantas veces que, cada vez que me quedaba un poco atascado, en vez de despejarme jugando al futbito o haciendo cualquier otra cosa, pues cogía la guitarra y con tres o cuatro acordes sacaba otro tema. Y al final todos esos descansos han derivado en el quinto elemento del disco.

El título del disco contiene la palabra Bruja (sorguiñak), concepto muy arraigado en Euskalerria y su mitología (bosques de Irati)…¿A quién le lanzaría Enrique Villarreal un maleficio o un mal de ojo o metería en el caldero? ¿A dónde escaparía Enrique con la escoba voladora?

En este disco el concepto de bruja hace referencia, de una manera algo abstracta, a ese modelo de mujer independiente. Si fuera algo concreto, para mi una bruja (y tomando por prestado un verso de Leopoldo María Panero), sería la inspiración. Las brujas son las palabras que te vienen a visitar. La concepción de la música (en mi caso), suele ser un proceso bastante público y compartido. Sin embargo, la generación de las letras es siempre algo más íntimo y solitario (una masturbación). Es tu pelea personal con las palabras: te peleas con ellas para que digan lo que tú quieres, pero eso es imposible de conseguir. Decía Galeano, que las palabras dicen lo que ellas quieren.

Todos los discos tienen nombre de “timbre de…”, ¿a quién quiere Enrique Villarreal llamar la atención?

A mí siempre me gusta subtitular cada capítulo. Más que timbre, quizás tuve que decir puerta. Por ejemplo, el “timbre acústico” hace referencia a ambientaciones con contrabajo y los arreglos vocales, con unos coros muy trabajados. El “timbre oxidado” quiere llamar la atención, en primer lugar, a mí mismo y luego a Europa, ese continente que defiende la pena de muerte en forma de Mar Mediterraneo y luego se postula como adalid de la democracia. El “timbre canalla” es un embrollo particular mío, con el ánimo de enredar con las milongas lunfardas y los tangos. Son historias de comics de los 80, basadas en lo que nos contaban Víbora y Totem, de los cuales era un lector apasionado. Esos ambientes de club nocturnos llenos de humo y donde se consume alcohol de alta graduación. Busco ese rollo peliculero…En “timbre fundido” recibo la llamada de Julio Ramón Ribeiro, un escritor peruano de la generación de Vargas Llosa que ya murió, y que tiene una colección de cuentos que me encantan. Uno de ellos versa sobre un circo y, basándome en los personajes de ese cuento en concreto, intento hilar una historieta en cada una de las canciones. La ambientación que he intentado dar tiene como marco un rollo industrial, basándome en la pasión que siento por Nine Inch Nails. El “timbre equivocado” pues no iba a venir y al final, pues como un parto múltiple de hace un siglo, que cuando crees que has acabado, todavía viene algún muchacho más.

Muchos artistas, que van soltando pildoritas en forma de single, que se las ven y se las desean para sacar un solo disco, se estarán llevando las manos a la cabeza cuando vas tú y, del tirón, te despachas con cinco. ¿No era preferible haber ido sacando uno a uno? ¿en tu discográfica no pusieron pegas?

Yo tenía muy claro cual era el concepto del disco. Los cuatro primeros discos están elaborados de manera cronológica. Sin embargo, yo no era partidario se sacar algo primero y luego, a los tres meses, el segundo, etc. Además cada disco está producido con gente diferente, cada disco viene acompañado por un libreto explicativo y forma un todo indivisible.

Al ser un disco casi conceptual, podría haberse reflejado en un libro mejor que en un disco? ¿o la música ayuda a expresar los sentimientos de mejor manera?

Yo no tengo paciencia para escribir un libro. Envidio a la gente que escribe novelas. Lo máximo que escribo son relatos de dos folios y medio. Enseguida quiero un desenlace para cargarme a éste u a este otro. Me encuentro más cómodo si me acompaña la música.

El disco tiene una parte más tranquila al principio, luego una eléctrica y luego otra más interracial, amalgámica…¿Es eso la vida? ¿Una montaña rusa (momentos arriba, momentos abajo)?

Tal cual lo comentas. Y eso también hay que trasladarlo al show y a los set-list.

¿Cómo se sale de gira con 5 discos del tirón? En vez de un concierto, necesitas un festival para ti solo…Puedes dar dos conciertos seguidos sin repetir ningún tema…

En esta primera tanda de conciertos, van los temas de los tres primeros (que son 25) y hasta las cuarenta y tres rellenaremos con canciones de otras épocas. Para la segunda parte, habrá que buscar una ambientación diferente, pero al ser un rollo industrial y circense, no creo que me cueste mucho recrear esa atmósfera.

El segundo disco es un casi monográfico del tema de la inmigración y los refugiados. ¿Por qué elegiste para esta parte los sonidos más potentes?

Bueno, el primero era acústico y ahora, para el siguiente, tenía que buscar una ambientación radicalmente diferente. Busqué sonidos más punkies, hardcore, con sonidos de Barricada. Ese ambiente me permite escribir las letras más radicales y transgresivas, que acompañan a ese alzamiento de la voz.

El tercer disco es una mezcla de sonidos canallescos, sabineros y mundanos como el blues, el tango, el reagge ¿es la música el paradigma de lo que debía de ser el mundo: una mezcla de sonidos, cada uno con su identidad pero que, en conjunto, no deberían desafinar?

Así debería de ser. Cuando un músico prueba más allá de los límites que el mismo se ha puesto es un verdadero placer. Te conviertes más en un intruso que en un músico, en alguien que quiere aprender.

El cuarto disco es muy … Versa como del mundo circense, de los antiguos vendedores y charlatanes (crecepelos, licores, bestias). Hay gamberrismo en las canciones, aunque hay temas como “Su venganza” que me suena a “The rime of the ancient mariner” de Iron Maiden…

Ostras (risas)…

Y el quinto tiene de todo…es el cajón de sastre del disco….

Cuando compongo no paso del nivel garabato y boceto. Pues el quinto tiene muchos garabatos y bocetos. Cuando compongo algo tengo que dejar una parte libre, que será donde se exprese el músico que a mí me acompañe en ese momento. Es más, entre nosotros nos versionamos a nosotros mismos

¿Hay algún tema al que le tengas especial cariño por lo que representa o manifiesta?

“El oso” por esa puesta en escena a lo Koma (Aquí huele como que han fumao, Imaginatelos cagando), o la crudeza del mensaje de “Aquí no tienen nombre” ese amenaza al Primer Mundo que Europa condena y España esconde o “Besos de asco” que se referirá a lo foto del pequeño yaciendo muerto en la playa…

A mí me gustan todos. Y yo lo veo como la construcción en su totalidad. Busco el hilo entre una canción y otra. No escucho las canciones por separado.

Las colaboraciones (aparte de la banda) son esenciales para obtener el producto final: la voz de Carolina (inocente), la sirvengonzonería de Jimmy, etc…

Seguro que el disco hubiera quedado de otra manera. Es lo que te comentaba antes del boceto. Ya cuando voy componiendo voy visualizando quien va a tomar el papel que sea en ese tema. A mí me encanta Carolina y Morgan. Ya le eché el ojo cuando estaba con Quique González. Ya, desde el minuto uno, algo tengo que hacer para que entre Carolina en el disco de Europa. A Jimmy, desde que lo vi por primera vez, me juré que si hacía alguna vez algo de rhythm&blues, pues tendría que contar con él. Sorprendo a más de uno con Natxo Zabala, metiendo guitarra clásica, pues todo el mundo le conoce de Koma y no conocen la faceta de excelente guitarrista que tiene el bueno de Natxo. Y las voces que hacen los coros en cada disco está muy medido…Y me he quedado con gente fuera…

Echando la vista atrás ¿Qué le debe la música a Enrique Villarreal?

A mí? Nada, faltaría más…

Y…¿qué le debe Enrique Villarreal a la música?

No te voy a decir todo, pero casi todo: mi forma de ser, de ver la vida…

Si echáramos a volar la imaginación y te dejarán apropiarte de una canción o de un verso. ¿Qué canción o que poema le gustaría a Enrique haber compuesto?

No tengo duda…”Frío” de Alarma. Es una canción que tocamos con asiduidad. Muchas veces me tengo que parar a pensar antes de decir que es mía….que no lo es, que es de Jaime Asua y de Manolo Tena.

La Factoría del Ritmo quiere agradecer a Enrique Villarreal y a Lucía Bravo de Warner las facilidades dadas para poder conseguir esta entrevista.

Videoclip de la canción “Al salir la luz”.

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