Alrededor de 400 personas se congregaron en la sala Indian de Santander con motivo de la actuación del cada vez más famoso “pornoautor”.
El recital fue más corto de lo esperado, si bien bastante ameno. El Chivi presentó los temas de su nuevo trabajo intercalándolos con algunos de su primer disco, como “Mi abuelo es gay”, “Coños” o la archiconocida “Radical”, que la tuvo que hacer dos veces ya que la primera vez le quitaron su famosa máscara de cuero que usa en este tema y cuando apareció la susodicha apareció de nuevo, repitió la canción con la careta puesta.
Cabe destacar el saber estar de El Chivi, a pesar de que:
a) Le quitaran la careta.
b) Le metiesen un pitillo encendido dentro de una de las guitarras.
c) En determinados momentos la masa borreguil la emprendiera a improperios referentes a sus tendencias sexuales.
Esas cosas pasan cuando en una sala donde hay gente con ganas de ver un directo tranquilamente dejan entrar a una pandilla de quinceañeros borrachos, con unas inmensas ganas de sentirse hombres aún a costa de curiosas actitudes.
Por lo demás, decir que el mensaje de El Chivi, así como sus letras me parecen originales, divertidas y comprometidas, pero un cantautor además de cantar, toca. Y en este sentido El Chivi adolece de una gran falta de técnica, haciendo gala de un sonido bastante sucio, lo cual no es problema de los sonorizadores (que es lo que muchos contestarían), sino de su forma de tocar la guitarra, poco clara y poco matizada.
Y que nadie me diga que eso no es lo importante, porque de lo que hablamos en esta revista es de música, no de literatura y un buen cantautor que se precie ha de saber vender las dos cosas: letra y música.
Artículo y fotos: Darío Suerio.
(Fecha de la publicación: 06/02/2003)
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