Concierto celebrado en el Teatro Albéniz de Gijón el pasado 29 de Septiembre. Una buena actuación de un grupo que dio una noche más de rock, pasión y, sobretodo, desbordada diversión.
Seguramente, y a pesar de ser una de las bandas que parece más está pegando en los últimos meses, los navarros DIKERS visitaban Gijón sin hacer demasiado ruido para una banda de su calibre. La verdad es que esta joven formación se ha dado a conocer el último año gracias a su nuevo trabajo “Las noches que me inventé”, del cual dimos buena cuenta en nuestra Web, y es que dicho álbum suponía un soplo de aire fresco dentro del punk rock nacional con un conjunto de canciones pegadizas y llenas de fuerza, que no hacían más que agrandar el nombre del grupo.
La tarde auguraba buenas sensaciones. En Gijón hacía un tiempo espléndido, muchas horas de luz, no demasiado calor, una taquilla que hacía presagiar mayor afluencia que en su anterior visita… en definitiva, se habían reunido una serie de circunstancias más que buenas que hacían pensar en una noche como la que pudimos presenciar el pasado día 29.
Una vez dentro de la sala, la gente iba colocándose en los diferentes sitios libres que quedaban, esperando a que llegara el momento del comienzo del show. Por fin el reloj marcaba las diez treinta. Las luces disminuyeron su intensidad y la gente empezaba a apretar las primeras filas del escenario. Tras los gritos y aplausos que envolvían el ambiente, empezaron a salir uno a uno los miembros de la banda, para dar comienzo al concierto con unos acordes atronadores, regalando energía y potencia por doquier, que únicamente quedó algo empañado por un volumen, al principio, demasiado elevado.
“Las noches que me inventé” o “Si tu te vas” nos iban introduciendo en la tónica del show, haciendo que el público allí reunido no parara de botar y gritar cada uno de los temas que iban sonando. Canciones como “Soy”, “Mi sucio corazón”, “Nadie”, “Skapao”, una poderosa “Tentación” o la potente “Dale Gas” impregnaban de vitalidad a nuestro cuerpo, creando en las caras de la gente una sonrisa de oreja a oreja totalmente llena de satisfacción.
Durante la hora y media que duró el concierto cayeron casi todas las canciones más significativas de sus cuatro álbumes, hasta llegar a la recta final en donde tocaron versiones como la mítica “Esto es una noche de Rock and roll” de Barricada, dejando un sabor especial con un tema que ha pasado a los anales de la historia o “All the small things” de Blink 182.
El tiempo se agotaba, y como no, nos deleitaron con su canción estrella para acabar la mayoría de sus actuaciones “Tengo un plan” de su tercer trabajo “Dale gas”, con la que se forjó una única masa de gente para cantar la canción, sin duda alguna, más laureada de la banda. DIKERS volvieron a cumplir en Gijón, apoyados por una buena actuación en directo, un gran sonido, del que disfrutamos en una sala que nunca ha sido de mi devoción. A estas alturas no hace falta decir quienes son DIKERS en directo, pero por si acaso, quisieron dejar claro que son un pequeño torbellino sobre las tablas, buenos músicos que dieron un buen repaso a sus discos para regocijo del público asistente.
Finalizado ya el show y saliendo de la sala, sólo quedaba tiempo para hacer una pequeña reflexión, acerca de lo bien que habían cumplido estos músicos encima del escenario, y pensando ya en un futuro próximo en el que podamos escuchar nuevos temas que puedan alargar un poquito más ese intenso elenco de canciones. Un buen concierto de un grupo que seguramente nos dará más de una noche de buenas sensaciones. En definitiva, una noche más de rock, pasión y, sobretodo, desbordada diversión.
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