Partiendo de la última obra publicada por este escritor, nuestro compañero Julián Sánchez nos acerca a su biografía y a los interiores de su universo literario.
Soy un incondicional de la literatura, poesía y cuentos, así como del humanismo y amistad sin barreras, siempre sincero y a la cara, del escritor, poeta y amigo David González. Le recuerdo de la última vez que le vi cuando presenté en Barcelona, en septiembre de 2003, con un monólogo poético literario, una lectura de poemas con la que nos deleitó. Estaban allí de público gente como el responsable de la editorial DVD, o el poeta mallorquín Sebastián Alzamora. Después hemos seguido carteándonos por mail y correo postal, mientras el preparará la edición de un libro mío de poemas en la editorial que dirige en el Ateneo Obrero de Gijón.
Por todo eso me he vuelto a quedar atravesado en entraña, conciencia y constancia por las voces de este libro, porque David González nos atraviesa y es atravesado en “El amor ya no es contemporáneo”. Declaración de principios en la que se intuye y se nos muestra su actual actitud, filosofía y devenir dándonos pistas de su posicionamiento, sus renuncias y apologías. Y un lugar en el que nace el espíritu del pensamiento al conciliar sueño y materia, deseo, necesidad, carencia y realidad.
Debo recordar de nuevo el viaje paralelo junto a David y más de una docena de escritor@s de toda España en fanzines y publicaciones en las que coincidíamos dándose la casualidad que durante muchos años no nos conocíamos físicamente, pero nos leíamos, entre ellos estaba también Vicente Muñoz Álvarez del cual reseñé su último libro recientemente para esta revista digital. También recuerdo lecturas, conversaciones y copeos en algunas de los Encuentros Internacionales de Editores Independientes (EDITA) en Punta Umbría, en Huelva, y una larga serie de cuestiones que ahora no os voy a contar.
Este libro es fragmento descarnado, descarado, dulce, melancólico, con rostros de dolor y registros de sensaciones, y mucho más, porque es antología desde 1997 al 2004, y una antología son fragmentos y en este caso raíles de diferentes trenes, cercanías y largas distancias con 282 páginas, siendo el nº 40 de la colección “Poesía” de Ediciones “El Baile del Sol”, que dirige el editor, escritor, amigo y poeta canario, en Tegueste, Tenerife, Tito Expósito.
Y la biografía de David es otra antología vital:
González, David: (1964: San Andrés de los Tacones, Gijón). Ha publicado: Tango azul. Editorial de la Universidad Católica de Córdoba, Argentina, 2005. El amor ya no es contemporáneo (Tenerife, 2005). Hasta los paranoicos tienen enemigos. Ediciones La Tapadera y Alternativa Antimilitarista-MOC Valencia, Valencia, 2004. Anda, hombre, levántate de ti. Bartleby Editores, Madrid, 2004. El hombre de las suelas de viento (poemas africanos de Arthur R.). Editorial Germanía, Valencia, 2003. La carretera roja. Editorial Celya, Salamanca, 2002. Sembrando hogueras. Bartleby Editores, Madrid, 2001. Dass dir der teufel die ohren auffrisst (El demonio te coma las orejas). Ediciones Ropynol, Siegen, Alemania, 2000. Sparrings. Línea de Fuego, Asturias, 2000. Ley de vida. DVD Ediciones, Barcelona, 1998. El demonio te coma las orejas. Editorial Crecida, Ayamonte,1997. Ha sido incluído, entre otras, en las siguientes antologías: Aldea Poética III. Haiku. Editorial Opera Prima, Madrid, 2005. Hablando en plata. Antología de 17 poetas españoles de hoy. Homoscriptum, México, 2005. Poesía para los que leen prosa. Visor, Madrid, 2004. Voces del Extremo. Poesía y canción. Fundación Juan Ramón Jiménez, Moguer, Huelva, 2004. Golpes (Ficciones de la crueldad social). DVD Ediciones, Barcelona, 2004. Poesía de la conciencia. Zurgai, Bilbao, diciembre, 2003. Poesía espanhola anos 90. Relógio D´Agua Editores, Lisboa, Portugal, 2000. Feroces (radicales, marginales y heterodoxos en la última poesía). DVD Ediciones, Barcelona, España, 1998. Ha sido incluido en el Diccionario Espasa de literatura española, Jesús Bregante, Espasa Calpe S.A., Madrid, 2003. Ha coordinado la antología de poesía femenina La verdadera historia de los hombres (Editorial Eclipsados, Zaragoza, 2005). Dirige la colección de poesía ?Zigurat´, que edita el Ateneo Obrero de Gijón. |
Antología pues de un libro que es promiscuidad de la poesía y la prosa, prosa poética y poesía en lances más de memoria que de biografía, pero en un orden de hechos, personas y personalidad, donde destaca en el miedo, el dolor y la realidad una ternura y un candor que hacen del poeta uno de los más valiosos valores literarios españoles. Poesía que revela y desvela dolor y ansia, páginas de tristezas y abusos, de las crueldades y agonías esclavas, cuyo lirismo es incondicional de una belleza sin máscaras y un registro y estilo que es gramática de ética y de vida. El “yo” literario de David González es alarma, voz y honradez, realismo social y humano, la actitud del reconocimiento como ética de la realidad. Todo lo cual nos señalará muy bien Tua Blesa en la introducción.
La siguiente cita de Jack Kerouac “Empezar por el principio y dejar que la verdad vaya surgiendo, eso es lo que voy a hacer”, va a encontrar la fidelidad del autor en esta antología. Él no va a delatar, si no que mira y dice con poemas que son declaraciones de principios como “El nombre que he reservado para mi hija” (p-19-20), y que nos abre un repaso a la guerra civil y a la historia de España, ese mazazo fascista de sórdido crimen, fusilamientos y asesinatos, y que en “Tinta” (p-24) es la tinta de la pulpa y el horror y en el siguiente poema titulado “El prestidigitador” permite que la palabra extirpe el cáncer del miedo en una historia de un cafre que estuvo 40 años matando y torturando. Palabras y citas se dan la mano, pues David comienza todos los textos con citas que se hermanan con sus voces y así fusiona voces como las de Henry Miller, o Mohamed Chukri en el poema en que a un padre no se le cae el pantalón pesar de que se ha quitado el cinturón para pegarle.
Poemas que revisan el mundo de nación en nación, posándose en países y en abusos. “Fátima no abortó/ decidió tenerlo. Parió/un hijo muerto”, “Fátima” nos muestra, al igual que los tres poemas siguientes, el cascajo del vertedero humano (pps-32-35), personajes conquistados por el diseño del hedor fáctico, poemas que son relatos y viceversa, como “Escupitajo”, “Le ley del cuadrilátero (p-37-), y el alarido de “cuerda” (p-40-) donde el padre de su padre se ahorca con la lengua sacada y la bragueta abierta. Burla y destino.
La memoria no se despista en este “yo” que cuenta en otros registros dejando a la vida su acción, como a ciertos niños a los que “antes de vendernos/ nos miran la dentadura/ y nos cuentan los dientes,/ y muchas mentiras también/” (p-43-), o las acciones de los poemas de las siguientes páginas -padre, ojos de buey, escuela- que en la página 51 se abren a prosas desde una 1ª cita de Antonio Gamoneda. Prosas y poesías, mágico juego, cuyas influencias literarias recogen una buena lista de autor@s europe@s, de EUA, pasando por figuras como Charles Bukowsky, J. Fante, Thomas Berharnd, Kutxi Romero, Robe, el punk, el rock, Pancho K, raperos, más músicos, escritores y poetas de ambos sexos de dos últimas generaciones, y un entramado entre el malditismo y lo clásico, el surrealismo y las vanguardias, sin olvidar una literatura española de cuentistas de buena casta, más toda una colección interminable de referencias. Son relatos descarados, que leemos y escribimos, con o sin revanchas, afilada la punta en el barrio, el talego, yonquis, vecindarios y mujeres, chicas y la familia, grises y tarumbas, pero reales y tiernos como “Efectos Secundarios” (pp-57-8), cínicos en el drama como la madre con ataques que a veces es abofeteada y otras cosas de “Esto no es Hollywood” (p-59-), con poemas intercalados como cuando la pasma le tiroteó y se salvó, posibles cambios en su vida son los que se hubieran generado, y su madre buscando a dos pavos que le sacudan para que cambie de vida, hechos en síntesis y que pueden hacer pensar cosas como esta que David nos cruza en “Metáfora” (p-65): “Cada persona es un mundo/ esperemos que no sea este”. Todo antes de que visites el talego por gentileza de los versos. Un trayecto sin billete porque el billete eres tu y tendrás que saber evitar que alguien lo “pique”, en el que se te da la bienvenida diciéndote que la virginidad produce cáncer por lo que tendrás que vacunarte (p-68-), o te quitarán las gotas con las que puedes respirar y te dirán que respires por la boca, aunque no sepas. Pero eso son solo los primeros poemas. Las memorias de David son la realidad de una paranoia social que obviamos en un sitio en el que nadie cuenta estrellas por la noche (p-71-), con poemas sinceros y bestiales del tipo de “El demonio te coma las orejas”, “Piedras”, o “El Pésame”. Alguien te ha diseñado un plan de muerte en vida en el que no soñabas, pero con el que soñarás. David escribe con desparpajo, pero con el corazón en la boca, con ironía (p-78-),o denunciando humillaciones en el cacheo a su abuela que le visita hasta que queda en pelotas y le muestra al funcionario una moneda con la cara de Franco que parece que era lo que sonaba al pasar por el detector de metales (pp-81-83). Y sí, el amor no es contemporáneo en según que antivirtudes contextuales. En las siguientes páginas de estas memorias la galería de retratos y sucesos se siguen sucediendo entre ratas, muertes, crímenes, el Luqe, los alias, la Maica, etc, zumos de un zumo tapiado. La Maica, del mismo barrio, se marcará un pasodoble desde el módulo de mujeres. Todo esto nos hará recordar en “Jaque” (p-101-) la maleable tortura del tiempo en estos decisivos y afilados versos: “sin acordarse de nosotros/ olvidados en esta puta celda/ olvidando la palabra tiempo/”. Luego pesadillas, amenazas a la familia, y más relatos desde la página 105. Relatos, con un par de inflexiones poéticas, que narran el régimen carcelario. Prosas que arden al ser leídas y ver este cuchitril de verdugos, donde el asco y la enajenación son armonía y es difícil mantener la calma. El poeta se estremece y nos ofrece las pautas de dicho delirio. La vida de David no está amañada, cambiará en 1987. Desde la página 117 vemos su vuelta al barrio, las calles, la familia, floreciendo otras expectativas. La memoria no se evade. Una máquina de coser, la muerte de oficios, las asas como en el poema “Pared” (pp-129-130-), una mujer maltratada, aparecerán muchas y no solo por malos tratos, que nos habla por el ojo de David y nos dice: “Ahí estaban las marcas/ Los renegrones/ las cicatrices”. Más personas, días, ceremonias, hospital. De hecho en nuevas prosas, y hasta el final de esta recopilación, el escritor va colocando como en cadena cada cuerpo, cada historia, deseos y vertidos.
Una situación nada ajena nos sale al paso en la página 152 y hay nostalgias y matices, las vísceras de lo macabro nos desmiembra adrede en estos versos “dos niños duermen en sus mortajas/ los médicos no supieron ser padres/ las enfermeras no quisieron ser madres” (p-156-, La misión). Cuentos y poemas de alquitrán y lava, en corto y verso libre, sintonizados o como conjura de sepelios o sudarios de pánico del tipo de “nada” (p-179-).
Los poemas del “dejarse escribir” de Rimbaud están en una espléndida edición de una cultísima editorial valenciana llamada Germanía de la cual hallaréis una muestra en esta antología. Son como un oasis que se vuelcan luego en poemas de crujidos sentimentales, o desidias atrapadas de la propia vida en pareja.
Drogas, encuentros en bares, aventuras y gentes asidas como surcos a sus surcos en estos textos agrupados. Depresión, sexo y coloquios se suceden hasta llegar a una lícita e irónica inflexión en corto en la página 199: “Mi perro se parece cada vez más a mí./ Pronto dejará de ser mi mejor amigo”. Con él nos enfrentamos, con objetivos y un repaso poético a su vida a una parte casi final a partir de la página 203 iniciada con una cita de IZET SARAJLIC, que da titulo a este libro:
“El amor ya no es contemporáneo”.
Necesidades, amor, sí, sin fatigas, insomnio, también autoanálisis. David reajusta y registra y expresa a donde llega hoy en día (pp-203-217), permitiéndose un instante de relajación hedonista, pasando a una prosa de desgarro. Son ejercicios de ambivalencia y dualidad nada antagónicos. Una concepción literaria que son impactos de escritor con conocimientos, ciencia aprendida, con un humor agradable en “rebaño” y un aceptarse en “Sparrings” (p-227-229).
Son todos raíles que el viajero, lector/a, no encontrará cómodos, pero en los que podrá acomodarse. Las vías de estos trenes de tantas bifurcaciones son células y fluidos, secuelas, apósitos y desasosiego. Coyuntura que hace al poeta tibia melancolía, como en “Que tengas una buena noche” (p-241-), sin duda uno de los poemas menos fieros, más dados a la ternura que se expande continuamente por todo el libro, que seguirá siendo radiografía, traslados de dolor y de impotencia de las prosas más raudas a poemas de un tiempo de esposas en las muñecas, o belleza en poemas como “Herencia” y los siguientes, con luces y sombras, estaciones, vías muertas y tiempo de refrigerios que encuentran en el poema “La sabiduría del esclavo” (pp-262-3-) la libertad de lo autogestionado.
“El amor ya no es contemporáneo” promete aún más travesía hacia sus últimas páginas. El autor toma posiciones y te entrega firmemente sus armas, que ya recitó en el CD del rapero “Puskas”, que reseñé en su momento, editado por “Ediciones del 4 de agosto” (La Rioja), en “La hora de pelear”, página 271. Y el gesto que es virtud en el poeta, en sus nuevos planteamientos y en lo que vendrá escrito sale de la estación (p-282) sabiendo que se está, que la compañía es ética y que:
“estos poemas están dedicados
a los hijos pródigos que jamás regresaron a casa,
a los que siempre besamos la lona del cuadrilátero
y a todos aquellos que, en épocas de sequía, tenemos
que bebernos nuestra propia saliva.”
Gracias David por acordarte, salud y poesía, Julián Sánchez
Barcelona, 14 a 23 de marzo de 2006
Puedes saber más sobre David Gonzáles visitando su página web oficial:
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