El pogo épico que nunca muere, o como D.R.I. parecen inagotablemente resistentes al paso del tiempo. Con la resaca carnavalesca pertinente, nada mejor que un conciertazo para despertar la modorra y recuperar las neuronas a golpe de miércoles de ceniza. La productora Breaking Producions nos trajo a la puerta de casa a una banda pionera, original y fiel a sus principios a través de las décadas. Veintinueve años después, y una batalla contra el cáncer ganada, DRI no timan a la peña con medias tintas, tufillos de viejas glorias, o rumorología barata de lo acabados que están. Tocan que se matan, ahora más que nunca, y lo que es la puta hostia, es que han influido a bandas desde los ochenta hasta ahora: Suicidal Tendencies, RKL, Municipal Waste. Eligen de aquí y de allí ese cachito de imbécil podrido y sucio que son estas pilas duracell del Hc. Ni crossover, ni trash, ni metal ni hostias: HARDCORE del bueno, del rápido, de ese al que alguien de Victory Records puso un virus de apatía en el paso del milenio. Como dice Fluzo: “no hay escuela más vieja que tu vieja”.
Así que empieza la sesión vermut con algo más metal, más trash, unos rapaces de aquí, de Vigo LETHAL VICE; con ganas y decentes, orgullosos y dignos de la ocasión. Gusto por los clásicos, y buena composición de temas. Virtuosismo el justo para no decaer en aburrimiento. En USA estarían grabando y girando. Buena voz, conocedora de sus limitaciones, pero con una brillante ejecución de los temas. Metallica, Anthrax, Megadeth; trash clasicote y bien elaborado, con buenos instrumentistas que sonaron compacto. Seis años en la pomada se notan, amor a la velocidad, y es que estoy hasta el rabo de aguantar grupos lentos aburriendo al personal… Keep it up!!!!!.
Y luego salen D.R.I. Declaración de intenciones desde el segundo uno, hasta el final, dos horas largas después. Tralla, tralla y más tralla. Spike Cassidy guitarrista original, Harald Oimoen bajista desde 1999 y Rob Rampy a la batera desde 1990. Ahí es nada. Empiezan con un par de riffs para ir calentando y unas escalitas. Tres corte-parones y venga: ZAPATILLA!!!!!!!. Al momento toma el escenario Kurt Bretch que en 1982 tuvo la brillante idea de enterrar a Subarbanites y empezar este invento.
Y empezaron a caer las interpretaciones casi ininterrumpidas de los mejores temas de su carrera. Unos 32 en total, eso fue lo que comentaron a la cuarta canción y los set lists tenían cuatro recuadros atiborrados de canciones cada uno. Y suenan muy pero que muy bien. Excelentes, a los cortes van milimetrados, a los cambios de ritmo como metrónomos y NO PARAN de moverse. Los parones de más de 10 segundos se cuentan con una mano. Apenas ni para afinar. “Madman“, “I don´t need society”, “Who am I?”, “Acid Rain”…, se podrían enumerar, pero la cuestión es que si tienes una canción favorita de D.R.I. es muy probable que la tocaran, y pagar la entrada por verla merecía la pena. Tanto los clásicos de Crossover, como las más nuevos de “Dealing with it”. Si todos los grupos de los 90 para atrás tuvieran si quiera sólo la mitad de energía, entrega, motivación y calidad de estos fulanos… Acabaron con “5 Year Plan” y todos tan felices y contentos. Hasta otra!!!.
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