De Zaragoza nos llega este grupo flamenco que, según nos cuentan en la entrevista, están hartos de tocar en el extranjero y quieren buscar el reconocimiento de los Pirineos para abajo.
Empiezan el disco con “Metal”, en la que incluyen un scratch del maño D.J. Potas, que le da variedad a un bonito tema, aunque, la verdad, el entusiasmo pronto es rebajado por la producción de las voces, muy clásicas, demasiado a Los Chunguitos, que hacen de las primeras canciones perfectas candidatas a Cadena Dial, y por tanto a ser muy populares y todo eso, pero que a mi no me dicen absolutamente nada.
Hay que esperar cinco canciones para que se quiten la chaqueta del clasicismo y empiecen a arriesgar. Y, por fin, pues ya empezaba a desesperarme, con “La arena” se decantan por ritmos de rock nocturno, sin abandonar su esencia, demostrando que pueden (y saben) hacer cosas mucho más interesantes. En “Niña de negro” apuestan por el sonido big band, sin dejar de ser totalmente bailables. Sin embargo, en “La Patera”, dan un tono más triste, mucho más árabe, para contar una historia por todos conocida, la de los emigrantes ilegales que cruzan el estrecho. Otros dos ejemplos de saber buscarse la vida están en “Búscame”, donde vuelven a la rumba, pero aderezada con ritmos tropicales, lo mismo que en “Chica del Rodeo”, pero esta vez, con unos toques que me recuerdan un tanto al folk americano.
En definitiva, un disco muy interesante donde sobran las cuatro primeras canciones, muy “chicheras” y que no me aportan nada nuevo, y me quedo con el resto del disco, donde están mucho más emparentados con Kiko Veneno o incluso algún enfoque de Pata Negra, que con la música patillera (que no pastillera).
Extracto del tema La patera extraído del CD Adeban de Combays
11 KHz. Sonido mono.
Formato MP3. 35 segundos aproximadamente. 109 Kbytes
Por cortesía de Combays.
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