Actuación en el Palacio de los Deportes de Santander, el 2 de diciembre de 2017, dentro de su gira "Ex Tour 17-18".
Haciendo un juego fácil de palabras con el título de su nuevo trabajo, debemos de afirmar que sí, que las expectativas puestas en esta nueva gira, “Ex Tour 17-18”, que estrenaba mundialmente el pasado día 2 en Santander, estaban fundadas y que tanto Bunbury como su banda nos ofrecen un viaje a su pasado y presente cargado de nostalgia, himnos y mucho, mucho rock. No hubo casi espacio para los medios tiempos ni para esas baladas que tanto juego vocal podían darle en directo. Descarga tras descarga, comenzó presentando tres de los mejores temas de su último álbum: la lúgubre “La ceremonia de la confusión” que abre sus “Expectativas” y donde el saxo se cobra un protagonismo absoluto, su primer single, el glamero “La actitud correcta” y su repuesto en las listas, la amarga “Cuna de Caín”. Tras “El anzuelo”, tema que ya pudimos disfrutar en directo en su más que grande “Gran Rex”, seguimos con más temas nuevos, en este caso “Parecemos tontos”, uno de sus últimos y mejores cortes y que estuvo coreada de principio a fin por todo el público que abarrotaba el recinto.
Hubo que esperar a que acabara “Porque las cosas cambian” (de su “Hellville de Luxe” del 2008) para poder disfrutar del primer revival de Héroes: “Tesoro”, que sería el primero de los muchos delirios de la noche. Sonaron a continuación “El rescate” (de “El viaje a ninguna parte” de 2004), “El hombre flaco que no flaqueará jamás”, “Hay muy poca gente”, ambos también incluidos su “Hellville de luxe”, y un nuevo delirio, “Héroe de Leyenda”, que presentó como su primer tema escrito. Un tema que a pesar de llevar un recorrido de más de tres décadas aún suena tan bien como el primer día y que nos sirvió de anticipo para dos temas de su anterior disco de estudio, “Palosanto”: la irregular “Despierta” y el himno moderno “Más alto que nosotros el cielo”. En medio de ellas un tema nuevo que promete ser referente en el futuro, “En bandeja de plata”.
Continuaría el delirio con “Mar adentro”, baño de masas con las primeras filas con las que se hizo múltiples selfies y duetos improvisados, y la eterna “Maldito duende” que cada vez que se oye crece aún más. No es de extrañar que Raphael en el comienzo de esta nueva etapa de su carrera la eligiera, y es que la actitud de Enrique en directo nos puede traer a la memoria a un Raphael del siglo XXI con sus poses estudiadas y su dominio escénico al detalle. Será curioso ver su evolución a medida que cuente más edad. Pero eso ya es otro tema…
Volviendo a la noche, sonó entre ambos temazos de la etapa de Héroes “De todo el mundo” uno de los mejores temas de su álbum “Las Consecuencias” de 2010 y que hizo de puente entre estos dos pelotazos, pero sólo para coger el aire suficiente para seguir derrochando adrenalina. Tras una breve pausa, comenzaron los bises con un homenaje a uno de sus mejores trabajos, el “Pequeño” de 1999, con “El extranjero” e Infinito” que fueron coreadas por el público hasta dejarse las gargantas. “El viaje a ninguna parte” volvería a sonar a continuación con “Que tengas suertecita”, que empalmaron con la versión de “Sí” de Umpah-Pah que se recogía en su disco “Flamingos” de 2002 y que ya ha hecho suya por derecho. Aún quedaba un as en la manga y no era otra que la bowieniana “Lady Blue” que tanto recuerda al duque blanco y que, con un juego de luces espectacular, puso el broche de oro a la noche. No sabemos si estaba preparado o no, aunque conociendo la precisión cirujana que exige Bunbury en todo lo que hace nos hace dudar de su improvisación, pero ante la insistencia del respetable volvió a aparecer en escena y nos regaló el que ya sería definitivamente su último tema de la noche y que marcaba las dos horas exactas de concierto, “La constante”, un corte de este año que quizá no fue lo que la gente esperaba recordar antes emprender la vuelta, pero que nos dejó un sabor de boca muy bueno y muchas ganas de bucear este nuevo trabajo para los que aún no lo conocían.
Lo mejor: El detallazo del maño de comenzar su gira mundial en la ciudad a la que no pudo acudir el verano pasado, por motivos de salud, como cabeza de cartel del “Santander Music Festival” y que tan chafados nos dejó a todos. Su banda de cabecera y su derroche de luces que no hizo echar en falta para nada más pirotecnia visual.
Lo peor: Que no durara el show al menos dos horas más y que no hubiera pantallas de video para el público peor situado.
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Este artículo fue publicado originalmente en La Factoría del Ritmo Número 25 (sección: Reportajes).