Belver Yin: Tristeza Hermoso Rostro

No han contado con grandes productores ni con muchos medios económicos, todo se ha registrado en un ocho pistas en su local de ensayo como se suelen hacer estas cosas, entre amigos, y queda claro que no hay que gastar una pasta en estudio si las ideas van claras. Su música se compone casi exclusivamente de bajo, caja de ritmo y una guitarra muy etérea pero poderosa que lo dirige todo a través de plácidos paisajes instrumentales a medio camino entre el Pop y la New Age, pero evitando lo fácil del uno y el elitismo esnob de la otra. No son complicados ni tienen cuarenta instrumentos sonando a la vez, creo que su mayor encanto radica en que la música habla por sí misma sin necesidad de contar con grandes arreglos, las melodías son preciosas cojas la que cojas, lo mismo “El Callejón de los Milagros” y “Los Niños Juegan” que “El Torrente”, esta me recuerda a las historias que se monta en plan solo el señor Adrew Cronshaw. Te juro que suenan fantásticos y muy emotivos, la mente de Pedro ha dejado claro que no hay que ser Nightnoise para construir algo bello y conseguir llegar un poco más al fondo que el resto de los mortales. Me resulta bastante difícil hablar de este disco por que creo que es una música que ha de ser escuchada para poder hacerse una idea de lo que estamos tratando, y que tan personal como debe haber sido su creación resulta su apreciación, lo mismo a ti te puede parecer mera música ambiental o una tontería instrumental sin demasiado contenido, como en todos los discos eso ya es cuestión de cada uno. En lo que a mi me toca diré que es un disco precioso para escuchar relajado y tranquilo, sólo o en compañía de otro/otra, y el que no lo sepa apreciar es que es un memo y un ruin de tres pares de cojones, esto último lo digo por algún que otro comentarista radiofónico cuya vista se reduce al centímetro cuadrado que ocupa su ombligo. Once canciones radiantes. Tú sabrás lo que haces.

Comentario por: Jorge X.