Fantástica actuación la que ofrecieron aquella noche, en la que repasaron temas legendarios de su carrera y también algunos de su nuevo álbum, dado que era un tour para presentar este disco.
La gira española de Asian Dub Foundation, que les llevó a varias localidades de nuestro país durante el pasado mes de diciembre del año 2008, se inició en Santander, actuación en la que no contaron como grupo acompañante con Baselab, una prometedora banda madrileña que les acompañó en el resto de fechas y que cosechó un gran éxito durante esa tanda de conciertos conjuntos.
El lugar de celebración de este primer concierto fue en el teatro de la fundación social de Caja Cantabria, que ahora se llama CASYC (unas feas siglas que han sustituido a su tradicional nombre: Tantín). Una sala de muy buena acústica y realmente cómoda, aunque para un concierto de rock sus asientos supongan un obstáculo para disfrutarlo en toda su dimensión (que indudablemente va más allá de la simple escucha).
Para nuestros lectores despistados, pues Asian Dub Foundation son una de las bandas más recomendables de los últimos quince años, decir que se trata de una formación británica, que nació a principios de los años 90 en Londres, dentro de unos talleres sociales (concretamente en el año 1993 en la London’s Farringdon Community Music House) dirigidos a jóvenes de ascendencia asiática.
Desde aquel momento Asian Dub Foundation no se ha desligado nunca de esa dimensión social y además se ha comportado como un colectivo “mutante”, de formación variable, con músicos que entran y salen, con varias alineaciones de directo: desde una muy reducida para el formato sound system a otra con varios percusionistas y cantantes que se pueden disfrutar en eventos especialmente importantes. Sin bien hay un núcleo de músicos que son los principales y los que habitualmente le dan vida.
En Santander se presentaron con formación de quinteto, con un cantante principal, guitarra, bajista, percusionista y un encargado de la tecnología.
El concierto fue extenso, superó generosamente la hora de duración y supieron mantener la atención del público con maestría: arrancaron de forma muy espectacular, conectando inmediatamente con los espectadores y logrando que se despegaran de los asientos del teatro de inmediato: apenas habían pasado tres minutos desde que la actuación comenzara y la inmensa mayoría ya se había levantado y estaba bailando en los pasillos o entre los asientos.
A partir de ahí supieron combinar las canciones, para mantener un flujo de energía creciente o decreciente, según el momento, para llevar al público al éxtasis, relajarlo después y retomar el ascenso.
La presencia en escena del grupo fue muy buena. La actitud de todos los músicos, sus movimientos por escena, los guiños a la participación de los espectadores… se notaba que estaban disfrutando. Hubo una dedicatoria a los jóvenes griegos que se enfrentaban al poder en su país en aquellas fechas y también llamamientos al pensamiento combativo.
Musicalmente resultaron realmente espectaculares… era como asistir a un concierto de Public Enemy, Rage Against the Machine, Mano Negra y The Clash todo junto y revuelto, con el aliño de las raíces indias… el cantante se desenvolvía con acierto en muchas tesituras: rapeando, haciendo ragga, cantando roquero, cantando metalero, cantando punkarra… El bajista preciso y con groove. El guitarrista cumpliendo con nota. El manipulador musical, manejando sus aparatos con acierto y soltando texturas, ritmos o sonidos extraños. Y el percusionista simplemente sensacional. Cuidadoso al máximo, la tabla hindú la cubría con un paño cada vez que dejaba de tocarla, y mostrándose capaz de variar entre el toque sensible y el rabioso con una soltura admirable. Verle y escucharle era ya un espectáculo que por si sólo habría hecho acertada la asistencia al concierto aquella noche.
En conjunto todos aportaron voces y coros, dando unas pinceladas más de variedad a la actuación.
El concierto atendía a la gira de presentación de su nuevo álbum “Punkara” y de él sonaron un buen número de temas, pero no faltaron un repaso a parte de sus temas más legendarios: “Enemy of The Enemy”, “Black White” o “Fortress Europe”, por ejemplo.
Hubo un buen bis (extenso y emocionante) y una merecida ovación del público. Un concierto realmente fantástico.
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